30. Gryffindor vs Ravenclaw

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El día del partido despierto relativamente tarde, por lo que bajo al campo directamente y sin peinar apenas. Por lo menos tengo una gomilla en la muñeca, y me hago una trenza apresurada tras echarme encima la túnica de juego.

Cojo la escoba y salgo al campo: aún no hay nadie, pues falta media hora para el partido. Me ruge el estómago (anoche solo logré comer medio cuenco de sopa), pero mi garganta se niega a dejar pasar ningún alimento. Ayer casi vomito mi cena, y estuve con malestar toda la noche. Espero que hoy sea diferente, no quiero que los mareos me impidan ver la snitch. Ya bastante difícil es cogerla cuando estoy bien, no quiero ni pensar en atraparla con mareos.

Me monto en la escoba y doy un fuerte pisotón al suelo, casi con rabia, por lo que subo más rápido de lo previsto. Siento el viento en la cara, y es precioso, pero un instinto detrás de la oreja me dice que no es lo que necesito ahora, así que bajo.

Y al bajar, me encuentro a Angelina y Katie en el vestuario.

-Hola- saludo, pero ellas no contestan inmediatamente.

-No has desayunado- dice Angelina, y le doy la razón.

-Y no puedes jugar con el estómago vacío.

Katie coje su capa, que está enrollada en el banco, y saca de dentro un mollete de pan.

-No puedo- digo, sentándome-. No puedo comer, lo vomitaría.

Pero para mi desgracia, Angelina saca bolsas y pañuelos de papel, por si lo devuelvo.

-Vamos, no puedes jugar con el estómago vacío- repite Katie, y corta un trozo muy pequeño del mollete, para después ofrecérmelo.

Mordisqueo un poco el trozo de pan, pero no me lo termino y lo dejo junto al resto del mollete, sobre la capa de Katie.

-No vas a dejarlo así- dice ella, y me ofrece otra vez el pan-. Y una cosa: si quieres contarnos algo, hazlo. Somos chicas, debemos apoyarnos unas a otras, ¿no?

Angelina asiente para darle la razón, y agrega:

-No te dejaremos salir hasta que te comas el pan.

Resignada, me echo a la boca el primer trozo del mollete, y Katie se apresura a cortar otro.

-Tía- me dice, poniéndome la mano en la rodilla-, que nuestra Angie está saliendo con George.

Casi me atoro con el trozo de pan.

-¿Qué?- exclamo, feliz de repente. Es decir... Me alegro por ella, aunque su cuñado sea un perfecto pero puto pelirrojo.

Esa noticia consigue sacarme el primer asomo de sonrisa desde hace... ¿Cuánto? ¿Una semana? Una semana sin sonreír, hundida en la mierda. Guau.

-Pues sí- confirma Angelina, cohibida, mientras Katie me da el tercer trozo de pan-. Resulta que...

Y así paso la mañana hasta que llega la hora del partido, hablando con las chicas, riendo y comiendo pan. Un par de veces me dan arcadas, pero Angelina consigue taparme la boca con el pañuelo a tiempo. Por primera vez en una semana, me río: es algo tan sencillo pero tan maravilloso... Se me había olvidado el significado de la felicidad, aunque sea una falsa, pero aquí lo encuentro de nuevo.

-¿Sabeis algo?- pregunto en voz baja, cuando termino mi último trozo de pan, y las dos chicas me prestan atención al instante-. Lo echo de menos.

Y aunque esto último iba en un susurro, sé que la persona pelirroja que acaba de pasar frente a nuestra puerta lo ha escuchado.

Que sea George, que sea George, suplico mentalmente, aunque si fuera George igual se lo contaría a Fred, así que da lo mismo. Ya no puedo mantener mi postura de que odio a Fred frente a la gente, pues él lo sabe y el resto de Hogwarts no tardará en enterarse. Así que... Nada, así es la vida.

Hija De Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora