1º PARTE
Prólogo
- ¡Vosotros no podéis estar aquí! - gritó Symmus - ¡Estas tierras nos pertenecen!
La voz de mi compañero nos hizo temblar a todos de orgullo. Superábamos a nuestros enemigos en número, de modo que no teníamos miedo alguno.
Ninguno de ellos respondió. Ninguno de ellos tenía rostro, pues lo llevaban cubierto por una máscara hecha del fibroso contenido de las lianas del bosque. Recuerdo haberle propuesto a Sym tras ese encuentro el hacernos unas.
Symmus cogía de la mano a Nel con más vigorosidad de lo normal. En aquel instante desconocía que entre ellos existía algo especial. Recuerdo que al verlos solo podía sentir envidia por Nel, porque ella estaba al lado de nuestro capitán, Symmus. Una cosa no llevaba a la otra: envidiaba a Nel por ello pero era mi mejor amiga entonces. En aquel entonces tampoco sabía que aquella sería la última vez que la vería. No se despidió, no dijo nada, simplemente se evaporó. Pregunté por ella en el pueblo y la gran mayoría bajaban la cabeza. Otros se limitaban a decirme que se había mudado a otro pueblo, cuyo nombre no pude averiguar jamás. Symmus se encerró durante un largo tiempo en casa y nunca volvió a ser el mismo.
- ¡Largo o os las veréis con nosotros! - gritaba Symmus con osadez.
Symmus jugaba con fuego. Estábamos jugando cuando nos encontramos con aquellos niños. ¿Quiénes eran? ¿Por qué iban casi desnudos? ¿Por qué no entendían nuestro idioma? El caso es que jamás supe quiénes eran esos niños hasta años después.
Estos se negaron a moverse y el primer puño que golpeó fue el de Symmus. Nel enseguida agarró a otro por el brazo y le hizo la zancadilla. El tercero, sorprendido, miraba a sus compañeros y a continuación me miró a mí. Tras unos segundos de miradas furtivas, el tercero arrancó a correr y yo empecé a seguirlo. Los demás muchachos del grupo se dedicaron a ayudar a Symmus y Nel y ninguno se percató de que uno de ellos había huido y que yo iba sola tras él.
Tras unos segundos de persecución, el niño saltó por una ventana y se coló en el establo donde los mercaderes dejaban a sus mulas de carga al caer la noche. Imité al niño y tras atravesar la ventana me caí encima de un montón de paja. Al levantarme descubrí que el niño había desaparecido. El corazón me iba a cien, por la carrera y por el miedo. Sabía que estaba ahí, en alguna parte de aquel establo, escondido. Decidí esperarlo fuera pero justo antes de encaramarme por la misma ventana por la que había entrado, unos brazos surgieron del montón de paja y tiraron de mí hacia el suelo. Grité el nombre de Symmus y después intenté liberarme de aquellos brazos. Liberé uno de mis brazos y lo pasé por detrás de mi cabeza hasta dar con la cabeza de aquel niño. Le tire de sus cabellos pero para mi horror, me quedé con algo en la mano. Tras descubrir que le había quitado la máscara el niño me dejó huir y yo aproveché para apartarme y me volví: un niño pelirrojo oscuro, de tez morena y lleno de paja me miraba jadeante.
- ¿Quién anda ahí? - preguntó seguramente un mercader fuera del establo. Me volví hacia su voz y al volver de nuevo la cabeza hacia el niño, este había desaparecido.
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Igneous
AdventureEn los cuatro reinos se avecina una guerra. Y Deianira, una joven alocada que vive sin preocupaciones en un pequeño pueblo a las afueras de una gran ciudad, no sabe que será la detonante de esa guerra. Sus decisiones la llevarán a dejar todo lo que...