PARTE 2
Capítulo I
Ya no puedes volver a casa
Caminamos en silencio, uno detrás del otro, hasta que llegamos a un edificio de ladrillo. Entro yo primera en lo que parece el vestíbulo de un hostal y la puerta se cierra a mis espaldas.
Tomo asiento y mi padre, de espaldas a mí, prepara bebidas a un lado de la encimera. Parece cansado y suduroso y, entre los tirantes de su camisa, logro ver un par de alas abiertas que me resultan familiares. Como las del ave que llevo en la espalda. Será mejor que no le muestre eso todavía.
- Bueno... - hablo al fin con la voz quebradiza. Carraspeo un poco y prosigo - ¿Tú o yo?
- Empieza tú - me pide mi padre mientras se vuelve y me ofrece un vaso de agua. Yo la acepto. Me resulta gratificante volver a beber agua limpia y no la del pantano. Me bebo todo el contenido hasta la última gota mientras mi padre me observa. Me seco los labios con las manos y bajo la vista intentando no parecer una muerta de hambre.
Alzo la vista de nuevo y nuestras miradas se cruzan. Casi parece enfadado, pero sabe perfectamente que no se encuentra en condiciones de reprocharme nada.
- Te fuiste de casa. No dijiste a dónde ibas. Mamá se emborrachó y casi destruye el comedor - empiezo a enumerar incrementando cada vez más el tono de voz - ¡Me hizo pensar que estabas en peligro y...!
- Deia... - me advierte papá cuando alzo el tono de voz.
- Por eso - prosigo bajando un poco el volumen- fui en tu busca. Fin.
- Fin - repite mi padre - de modo que tu historia termina ahí - dice cruzándose de brazos.
Por supuesto que no. Solo le he dicho lo menos importante. Prefiero abstenerme a decir que robé en Veevarest con la ayuda de un Salvaje que casi intenta matarme, que simpaticé con una segunda Salvaje que casi me sirve de cena y que se comió a nuestros caballos, que casi me engulle un leopardo gigante, que cuatro locos me tiraron por un precipicio...
- No, no acaba ahí, papá - de pronto me veo tentada a explicárselo todo, pero no quiero hacerle sentir culpable.
- ¿Tus amigos...?
- Son dos Salvajes que he conocido por el camino. Y a Symmus ya lo conoces.
- Sí, ya lo conozco... - repite con retintín, recordando las influencias que tuvo sobre mí cuando era pequeña. Desde luego no era una buena compañía, pero ahora ha cambiado. Un poco.
- Y... ¿Estás bien?
- Salvo esto - le digo mostrándole las heridas en mi vientre - Sí, estoy bien.
Él mira aterrorizado las feas cicatrices y de pronto me atenaza la culpa de habérselo mostrado. Pero siento en parte rabia por tanto secretismo. Él está aquí a salvo y aparentemente tranquilo y cuando se fue parecía por la situación que no iba a volver. Siento como si hubiera atravesado el pantano y todos sus peligros en vano. He estado a punto de morir y sin embargo...
- ¿Cómo...?
- ¿En serio quieres saberlo?
- No - niega contundentemente - Ya me lo imagino...
- ¿A sí?
Papá alza la vista y sobreentiende que ahora es su turno de explicaciones.
- Rose os explicará la situación a los cuatro. Solo quiero que entiendas - dice cogiéndome de las manos - Que no tuve más remedio...
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Igneous
AventuraEn los cuatro reinos se avecina una guerra. Y Deianira, una joven alocada que vive sin preocupaciones en un pequeño pueblo a las afueras de una gran ciudad, no sabe que será la detonante de esa guerra. Sus decisiones la llevarán a dejar todo lo que...