Capítulo XV
Un encuentro tras un reencuentro
- ¿Symmus...Eres tú?
- Estoy aquí, Deia - dice cuando acaba y me abraza envolviéndome en la calidez de sus brazos. ¿Estoy delirando? Quizás esto sea una ilusión y la realidad es que sigo en el lago ahogándome y quedándome sin oxígeno en el cerebro. En mi mente se activa un mecanismo de alerta que me hace gritar una única palabra.
- ¡Uriah! - grito apartándome de Symmus, cuya presencia no me acaba de convencer. Entre el escozor de mi garganta tras haber tragado tanta agua y mi nerviosismo, solo consigo pronunciar palabras sueltas - ¡Pelo rojo... alto... piel bronce...!
- Shht, tranquila - intenta calmarme Symmus - Está ahí.
Noto una presencia no muy lejos de nosotros. Symmus y yo nos separamos y vuelco mi cuerpo hacia un lado.
Uriah mira a Symmus y después fija la vista en mí. Debería alegrarme de verle pero no consigo hacer más que una mueca. Tiene la ropa completamente empapada de sangre pero él está bien. De rodillas abajo tiene toda una colección de gotas de agua que se apresura en secar y todavía tiene el cabello húmedo y revuelto. Symmus resigue la dirección de mi mirada hasta que da con él. Si está mojado es que ha intentado salvarme pero... ¿Por qué ha venido Symmus entonces? Y toda esa sangre...
Miro a mi amigo de soslayo. No parece sorprendido, ni siquiera asustado por la sangre que mancha su ropa.
- Oh, lo encontré en la orilla inconsciente y en cuanto despertó me dijo que estabas en el lago. No pensé que iba a encontrarte ahí al fondo, la verdad. ¿Te estabas dando un bañito?
Me pongo en pie con la ayuda de Symmus y me quedo muy quieta, con la mirada fija todavía en la sangre.
- ¿Estás bien? - pregunta Uriah al fin, con una voz mucho más grave que la voz inocente de Symmus, pero sé que no me mira a mí. Parece incómodo ante su presencia.
- Bien... Sí - respondo en tono seco.
Algo me confunde. Sus ojos se clavan en mí y frunce el ceño levemente, como si supiera lo que pienso.
Abro los ojos aún más al recordar el por qué.
La sangre de su ropa no es suya. Está empapado de pies a cabeza y sin embargo Symmus ha tenido que salvarme. Como una pesadilla, retomo lo sucedido hace un momento, justo antes de perder el conocimiento. Hace un momento... ¿Cuánto tiempo debo de llevar inconsciente?
Uriah me salvó de la banda de Lauren. Y cuando caí, él saltó en mi auxilio. En mi estómago se mezclan dos sentimientos: miedo e incertidumbre. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Darle las gracias? ¿Coger a Symmus de la mano y huir? ¿Salir corriendo? La poca confianza que había entre él y yo disminuye por momentos hasta quedar completamente extinta.
Vi cosas muy extrañas allí en lo alto del acantilado. Su fuerza descomunal es una de ellas, aunque no la más inquietante. Lo que más me confunde es el destello que vi, antes de perder el cielo de vista. Quizás se debiera al mareo. Y el hecho de haberse enfrentado él solo contra cuatro personas...
- Ah... - gimo al intentar dar un paso adelante.
Sym me agarra de la cintura justo a tiempo. Me arde el corte del estómago y me duele mucho la cabeza. Me levanto la camisa y contemplo horrorizada la sangre seca y la piel de un rosado infectado de mi herida. Maldigo mi masoquismo y me bajo la camisa de golpe, mordiéndome el interior de las mejillas para no vomitar.
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Igneous
DobrodružnéEn los cuatro reinos se avecina una guerra. Y Deianira, una joven alocada que vive sin preocupaciones en un pequeño pueblo a las afueras de una gran ciudad, no sabe que será la detonante de esa guerra. Sus decisiones la llevarán a dejar todo lo que...