1. Todo puede pasar.

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Hay cosas que no podemos elegir porque nos eligen a nosotros.

Esta es mi filosofía. La cual rige mi vida.

-Buenos días Gia, es hora de levantarse.-Ale levanta la sábana con la que estoy cubierta de pies a cabeza y siento como la claridad me cae directo a los ojos que aún no están del todo abiertos.

-¿Por qué me haces esto? Si me odias dímelo pero no me hagas esto. -Le digo a mi mejor amiga que está en mi habitación buscando un vestido en una de mis maletas.

Acabamos de llegar, es natural que todo esté en desorden.

Nuestra vida aun viene empacada en maletas y cajas.

Y arreglar mi habitación todavía no está en mis planes y menos con el gran primer día que nos espera. El primer día de escuela.

Tres meses estuvimos buscando un pueblo relativamente lejos para poder comenzar de cero y encontramos Wolftein.

Pueblo chico, escuela prestigiosa y número de habitantes poco más de tres mil. Me pareció una buena opción, pero justo ahora me digo a mi misma porque decidimos llegar justo un día antes de que empiece la escuela.

Quizás pudimos salir un mes antes para llegar con tiempo, relajarnos, hacer amigos, etc. Pero no a mí se me ocurrió la genial idea de recorrer otros pueblos antes de llegar, he ahí la razón de que ahora este sufriendo para ir a la escuela.

-Si te odiara no serías mi mejor amiga y no me hubiera venido a vivir contigo. -Dice Ale.

Ale es mi mejor amiga desde siempre. Ha hecho muchas cosas por mi que literalmente nunca podré pagarle, más que mi mejor amiga ella se ha convertido en mi hermana, en mi familia.

-¿Y qué tal si no vamos? -Le insinúo de manera maliciosa, pero al instante Ale me fulmina con la mirada, pone las manos en sus caderas y activa su modo madre responsable.

-Y qué tal si yo misma te baño en tu cama. -Entiendo el mensaje.

Faltar al primer día ya no es una opción así que con toda la flojera del mundo sobre mis hombros me levanto y de mala gana camino hasta la ducha, Ale me alcanza y me pone los brazos sobre mis hombros.

-Anímate Gia, nuevo pueblo, nueva escuela, nuevas oportunidades y sobre todo nuevos chicos guapos dispuestos a darte amor.

Trato de ignorar el comentario, no me tiene que recordar que en toda mi miserable vida no he dado un beso. Tampoco es gran cosa, apenas voy a cumplir diecisiete.

Me relajo durante varios minutos bajo la ducha pensando que quizá Ale tiene razón es hora de iniciar de nuevo, de cambiar mi vida y dejar atrás el pasado, después de todo aquí nadie me conoce, soy como una hoja en blanco que voy a volver a escribir, pero esta vez lo haré bien.

Cuando me termino de bañar me envuelvo en una toalla y voy directo a mi habitación en donde me encierro y me alisto en silencio.

El hecho de que mi primer día no me entusiasme tanto como a Ale no quiere decir que no me quiera ver decente, sin embargo a comparación de mi mejor amiga que lleva puesto un vestido color rosa, mi atuendo es un poco más cómodo elijo unos jeans, un polo gris y una clásica chaqueta negra de cuero.

-Gia ¡Apúrate que no tenemos toda la mañana! -Escucho gritar a mi mejor amiga desde alguna parte del departamento probablemente en la cocina porque se ofreció a hacer el desayuno.

Al salir de mi habitación Ale está terminando de servir dos vasos de jugo de naranja que van acompañados de huevos y tostadas, estoy complacida. La destreza de Ale en la cocina es una de las muchas razones por las que la adoro.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora