24. Desquiciados

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Cuando escuchas las palabra sonambulismo ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente? A mí un niño pequeño caminando por su casa luciendo increíblemente adorable e inofensivo. Y es que es así, el sonambulismo se presenta en la niñez y desaparece en la adolescencia. Resulta ser algo inofensivo y normal para muchas personas. Yo también llegué a pensarlo cuando tan solo era una niña y resultaba caminando por los pasillos del orfanato en las madrugadas, solían decirme que era normal e incluso que los niños que podían hacerlo eran especiales. Me sentía especial, hoy con dieciséis años y a puertas de mis diecisiete comienzo a cuestionar a los que me dijeron eso, porque ¿Cómo caracoles puede un sonámbulo llegar hasta la profundidad del bosque sin darse cuenta?Okay había oído de personas ir al baño pero ¿Correr por el bosque? Eso sí jamás me lo hubiera imaginado es más no estoy cien por ciento segura si esto es real si yo logré llegar hasta aquí por un sueño o sí aún sigo en el sueño. 

Mis manos están en la tierra puedo sentirla, es rígida. Mis piernas desnudas también sienten la crueldad del frío en el aire. No dejo de mirar a todos lados en busca de algo relacionado con mi habitación pero no encuentro nada, mi alrededor está lleno de árboles grandes y sombras que parecen arbustos, y finalmente mis ojos se posan sobre la persona con la que choque y me despertó de lo que pensé era un sueño. 

—¿Ian?—Dije desde la fría tierra que comienza a colarse entre mis piernas desnudas. Su mirada es nerviosa e incluso podría decir que está ruborizado entonces amplió el panorama y me atrevo  mirar más allá de sus ojos castaños.  Hecho un grito cuando me doy cuenta.—¡Oh por Dios!— Grito.—¡Ian estás... estás!—Me cubro los ojos de inmediato, aunque no puedo negarlo he visto más de lo que quería. Ian dio un salto.—¡Desnudo!—Lo escucho ponerse de pie. La imagen de sus fuertes brazos y torso desnudo se repiten una y otra vez en mi mente, su cuerpo tan perfecto como esculpido... tan trabajado. No sé si agradecer el hecho de que estaba sentado y no pude ver más allá de esa V que baja directo a su ... ¿Amigo? No, ni siquiera puedo describirlo y es mejor, nunca he visto uno y no quisiera que la primera vez que lo vea sea en una situación tan extraña como está. 

—Lo siento, lo siento.—Se disculpa Ian pero estoy segura que su tono es divertido por mi reacción. 

—Ponte algo por favor.—Rogue aun con los ojos tapados.

  —Lo haré. Solo dame un momento.—Lo escuche decir mientras oí claramente sus pasos alejarse. Supuse que se va a poner algo donde sea que haya dejado su ropa ¿Quién sale a está hora y así? ¡¿Desnudo?! 

Pasan algunos minutos hasta que lo escucho volver. Pero no me destapó los ojos por miedo a que aún no tenga nada encima.

—¿Qué haces aquí?—Me pregunta mientras escuchó movimientos extraños de él. Supongo que aún se está acomodando la ropa.

—Te hago la misma pregunta.—Dije con las manos en los ojos sintiéndome un poco tonta.

—Salgo a nadar de noche.—Lo escuche decir con un tono de duda, no muy seguro de lo que estaba diciendo.

—No suenas muy convencido.—Le dije una vez que note lo extraño de sus palabras.—Aparte quien sale a nadar a las...—Me quede pensando un segundo. Ni sé que hora es.— ¿Qué hora es?—Pregunte.

—Van a ser las tres de la madrugada.—Respondió. ¿Tres de la madrugada? Oh por Dios que clase de lunática soy para salir a esta hora en un estado de inconsciencia ¿Qué está pasando conmigo? Al menos con Ian aquí no me siento tan rara y menos desprotegida. No puedo ni siquiera pensar en lo que me hubiese ocurrido si continuaba corriendo en un estado de sonambulismo ¿Hasta dónde podría haber llegado?

—Bien.—Al menos ya somos dos los que no estamos bien de la cabeza.—¿Qué desquiciado sale a nadar a las 3 de la madrugada solo y desnudo?—Bromeo un poco para dejar de lado mi extraño problema.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora