56. ¿Qué te espera en el futuro?
Ayden Petterson
— ¡Noooooooooooooo! —Grito con todas mis fuerzas pero es como si no tuviese voz, como si mi grito no fuese más que un eco vacío.
He perdido.
He perdido todo.
Cierro los ojos mientras siento el recorrido de la lágrima y al abrirlos me encuentro en un vacío, blanco, solitario, infinito. Toda la escena aterradora ha desaparecido. Solo estoy yo y la nada. ¿Acaso ha sido un sueño? ¿Cómo? Lo he sentido tan real, incluso recuerdo los sucesos que me llevaron a perder todo. Pero, es posible ¿Qué sea solo un sueño?
—No es un sueño Ayden. —Escucho su voz claramente, sé quién es pero no logro ver donde esta o de donde proviene la voz. —Te has preguntado ¿Qué te espera en el futuro?
Quiero responderle pero la mordaza que tengo aun no me lo permite así que sigo buscándola, quiero saber dónde está, es más quiero enfrentarla para que escuche todo lo que tengo que decirle.
—Aquí me tienes. —Escucho y regreso a ver, está frente a mí. Calí me ve con ternura y me sonríe ligeramente. —Soy yo realmente, hermano. —Niego, niego con la cabeza todo lo que puedo, todo esto es una maldita pesadilla de mi subconsciente. —No es así. —Se acerca hasta mí y me quita la mordaza. —Somos uno ahora. —La veo confundido y enojado, estoy muy enojado. —Tienes derecho a estarlo, pero sé que me entenderás. No sabes lo mucho que te he extrañado.
— ¿Cómo sabes lo que pienso? —Pregunto antes que todo. —Verla así de pequeña, frágil, inocente con su largo cabello negro azabache y ojos azules cristalizados me trae muchos recuerdos de mi infancia a su lado, pero NO ES ELLA.
— ¿No es obvio? Es tu mente. —Abre los brazos. —Pero yo soy real, Calí tu hermana. —Niego, definitivamente todo esto es un mal sueño pero si es mi mente puedo salir de manera muy fácil, despertando. —Tenemos que hablar Ayden.
—No tengo nada que hablar contigo, no eres real ya déjame en paz. —Cierro los ojos haciendo mucha presión para poder despertar. Solo eso cruza por mi mente despertar y ya no verla más, no quiero escucharla.
No es real.
No está aquí.
¡Está muerta!
Abro los ojos y lo primero que veo es el techo de mi habitación. Suelto un suspiro agotado mentalmente. Me toco la frente, está empapada de sudor, de hecho yo soy una bola sudorosa, el mal sueño definitivamente tuvo efectos. Me destapo y me siento al borde de la cama, tengo que apartar m cabello que está pegado en mi frente, le doy un vistazo a mi reloj tres de la madrugada, genial.
Me quedo pensando en el sueño o mejor dicho pesadilla. Todo me pareció tan real, recuerdo todo con muchos detalles, todas mis decisiones, el plan que al final falla y esa horrible sensación de perder a mi mejor amigo. Sin embargo todo estuvo en mi cabeza, debe ser porque estoy demasiado estresado con lo que está pasando.
— ¿Estrés? ¿En serio? Pensé que eras más listo hermano. —Escucho su voz y me hace dar un brinco del susto cuando la veo parada en una esquina de mi cuarto, recargada en un viejo estante que tengo. Ahogo un grito para no despertar a toda mi familia.
—Mierda. —Logro decir perplejo ante lo que ven mis ojos.
—Te dije que no era un sueño. Soy real estoy aquí. —Continúa hablando con una tranquilidad que me eriza la piel.
—No es cierto, tú... tú, no eres real. —Claro que no lo es, mi mente debe estar desequilibrada de tantas cosas que tengo en la cabeza, debe ser un efecto secundario.
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El pacto del amor y el poder
FantasíaEn un pequeño pueblo casi perdido en el mapa viven dos familias dueños de una eterna rivalidad; los Blacke y los Laurent, familias respetadas en el pueblo con solo una cosa en común los Petterson, la familia más misteriosa según los habitantes. ¿So...