41. Cita de muerte

105 12 3
                                    

Aquí tomada de la mano de Caleb pienso que quizás desde el momento que lo vi supe (inconscientemente) que me iba a cambiar la vida por eso se me hizo una necesidad acercarme a él. Cuando lo conocí también estaba segura que era de la clase de personas que te impacta, que te muestra su mundo y su vida de una manera diferente. Desde el primer instante supe que él era un desastre, un misterio, lleno de imperfecciones pero pensé; al demonio nadie es perfecto, por eso es que entre a su vida y así también supe que lo quería. Quería ser su luz en medio de su oscuridad o quizás perder mi luz con tal de que me abrace su oscuridad de cualquier forma quería entrar a su vida, sin importar las consecuencias o corazones rotos.

Y ahora, justo en este momento estoy segura que no me equivoqué.

-¿Pizza está bien?-Caleb regresa a verme y asiento. ¿Qué más podría perdir? Una cita con Caleb y pizza, es definitivamente la mejor primera cita.-La compré desde un inicio, sólo que ellos se ofrecieron ayudar no pensé que lo arruinarían de manera tan épica.-Explica de manera rápida.-Solo quería hacerlo bien.

-Solo necesito que estés ahí y estará bien.-Suelta mi mano. Y la lleva hasta mi rostro, la pone sobre mi mejilla y la acaricia hasta llegar a mi barbilla, su sonrisa completa el bello momento dentro de su auto.

-Pero, hiciste una lista. Y la cumpliremos.-Sonrío y niego con la cabeza, cuando Caleb quiere puede ser realmente ocurrente.-Tenemos comida.-Lo piensa un poco como si estuviera recordando.-Daremos un paseo, conozco un lugar.-Sale de la carretera y se va por un camino de tierra que nos lleva dentro del bosque, minutos más tarde detiene el auto en literalmente la nada en medio de muchos árboles y vegetación.

Caleb es el primero en bajar y abrir la puerta del auto. Luego saca dos cajas de pizza y una bebida, me acerco hasta él para ayudarlo y veo una manta a cuadros decido llevarla y él no me lo impide. Juntos comenzamos a caminar, bueno Caleb es el que me guía. Caminamos, subimos y bajamos por algunos caminos hasta que llegamos a un campo de flores lilas y al borde, más allá solo hay un lago hermoso que va corriente abajo y justo frente a nosotros está una pequeña cascada. El lugar es bellísimo.

-¿Te gusta?-Pregunta.

-Es perfecto.-Admito que Caleb es mejor en esto de las citas que yo. A mí jamás se me hubiera ocurrido algo así. Comienzo a buscar un buen lugar para extender la manta y tener un lugar donde sentarnos, cuando lo hago Caleb se acerca.

-¿Está ocupado?-Somrío y niego. Él se sienta y pone las pizzas frente a nosotros. Nos quedamos en silencio unos minutos observando lo maravilloso del paisaje y la tranquilidad que transmite estar aquí.-¿Qué sigue en tu lista?-Me pregunta y sinceramente yo ya no recuerdo ni lo que dije así que alzó los hombros y el solo revolea los ojos.-Los chistes, Steel.-La simple frase me hace sonreír. Es realmente lindo que recuerde mis palabras con exactitud.

-Tú empieza.-Le digo.

Caleb se queda en silencio pensando en su chiste mientras a mí solo me basta observarlo para decir que está es la mejor cita del mundo.

-Bien.-Me mira directamente.-Había un gato con dieciséis vidas pasaba un cuatro por cuatro y lo aplastó.-El chiste es malo, sí pero me comienzo a reír de la manera en la que lo cuenta, no tiene ni un toque de gracia el como lo dice. Es como un robot intentado contar un chiste y eso me parece gracioso.

-Risas, otro punto en tu lista.-Me detengo para explicarle un poco las cosas.

-Fue muy malo.-Le digo. Él niega de inmediato y hace una expresión de ofendido.

-Te reíste.-Acusa.

-Pero de la manera en que lo dijiste, no porque el chiste sea bueno.-Alzo los hombros.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora