33. Te apoyamos

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Piensen en esto, los ciervos conviven en el mismo territorio que los leones, es necesario pero peligroso porque no pueden sentirse seguros pues saben que tarde o temprano alguno de los leones atacará y no para herir, irá directo a matar. Esa es la descripción perfecta a como me siento ahora mismo.

—Y Gia ¿Qué tal es trabajar con el psicótico señor orden en la veterinaria?—Escucho decir a Jaden que es siempre el primero en causar situaciones incomodas. Tomo un poco de mi bebida para que mi garganta no se convierta en un desierto.

—Es genial, Nathan es un jefe excelente.—Es lo único que respondo. Nathan a penas y me mira. Lo entiendo, él me dijo que no tiene la mejor relación con sus hermanos por tener ideas diferentes en mi humilde opinión ideas demasiado diferentes, veo a Jaden y solo veo problemas en cambio con Nathan todo parece tan calmado quizás igual de complicado pero sin el toque aterrador de Jaden.

—Quisiera decir lo mismo sobre su papel de hermano.—Comenta Jaden como si nada, le da un sorbo a su bebida y sonríe.—Pero desgraciadamente no es así, en fin no quiero aburrirte con nuestros dramas familiares. Dime ¿Por qué tu rubia amiga no esta con nosotros?—Miro a Nathan y el solo me hace un gesto de incomodidad no logro entender como pueden convivir sin sacarse un ojo.

—Ella no se sentía precisamente bien hoy.—Jaden y Luke sueltan una risilla extraña y burlona ni bien termino de hablar. Se miran entre sí como si fueran cómplices.—¿Qué es tan gracioso?—Me incomode un poco pues no me parecía que ellos se burlaran de lo enferma que Ale se sentía hoy.

—No es sobre ti, ni Ale. Son idiotas es todo.—Regrese a ver a Nathan y me guiño un ojo. En cierta manera me sorprende un poco que haya intervenido.

—Buju, sin idiitis.—Comienza con juegos inmaduros Luke.

El silencio reina en nuestra mesa algunos minutos y en verdad lo agradezco. Hasta ahora no me explico que porque sigo aquí. De pronto como recordándome la razón regreso a ver a Caleb sentado en su lugar con la espalda completamente recta, gafas oscuras cubriendo sus hermosos ojos negros, su cabello largo y despeinado cayendo en su rostro de una manera perfecta. Soy más observadora y noto que no ha tocado nada de su plato, en este tiempo solo ha mantenido la vista fija en sus piernas. Me inclino un poco para poder tener vista de lo que está haciendo exactamente, sobre su pierna tiene ese dichoso cuaderno de tapa roja y en la mano tiene un lápiz con el cual esta dibujando. Me empino un poco más para ver que es lo que dibuja pero él es más rápido y nota mi indiscreción, cierra el cuaderno de golpe y se levanta de su lugar de la misma manera.

—¿A dónde vas?—Caleb ni siquiera se molesta en girar para responderle a Jaden.

—Lejos.—Es la única palabra que dice y continua su camino. De verás quiero ir detrás de él pero a quien quiero engañar no soy capaz de hacer algo así.

—Es un sentimentalista.—Suspira de manera burlona Jaden.—Ignóralo Gia.

—No creo que ella pueda hacer eso. —Me sonríe Luke de manera pícara.

—¿De que hablas?—Respondo de manera nerviosa.

—Ya sincérate Gia, él no está y te prometemos que vamos a tratar de guardar tu secreto.—Jaden fija sus ojos verdes esmeralda en los míos y comienzo a notar un brillo pequeño pero para nada normal.

—Sin obligarla Jaden. —Habla Nathan y Jaden me sonríe y se aleja.

—No sé de que están hablando.—No, sabes perfectamente de lo que están hablando. De acuerdo sí sé, pero no quiero hablar de eso.

—Ay, vamos Gia ya suéltalo. Se te acelera el corazón cuando Caleb está cerca, tu posición cambia y tus ojos no dejan de repasar su rostro oh y lo miras como si él fuese una escultura en un museo, des-nu-do.—Me deletrea Jaden mientras me sonríe de una manera inquietante. Mis mejillas están ardiendo, que vergüenza. Deshonor, deshonra, desgracia, sabia que esto no iba a terminar bien.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora