El pacto del amor y el poder

38. Locura de media luna

Ayden Petterson.

Nuestra familia de hechiceros desciende de una larga línea de una etnia muy antigua de druidas la más antigua, sabia y poderosa. Seres míticos que estaban encargados de mantener el equilibrio en la naturaleza, pero por desastrosos azares del destino nos involucramos primero con licántropos y luego con los vampiros enemigos naturales entre sí, hermanos en otras culturas. Lo que primero pareció una alianza de poder entre las tres familias se convirtió en una guerra constante entre los lycan y los vampiros dejando a los druidas en medio o en muchos casos por debajo de ellos así que conforme vinieron más generaciones se nos acostumbro a decir; soy hechicero "guardián y consejero de los licántropos y vampiros" pero muy en el fondo sabíamos que eramos mucho más que unas niñeras sin embargo nadie se revelo contra el destino, lo aceptaron... hasta mi generación.

Como a todos a mi me enseñaron a mantenerme en equilibrio con todo, a permanecer en un estado medio en todo caso, a nunca perder la calma e inclinarme para un lado sea bueno o malo mi balance siempre tenía que ser el punto medio y mi prioridad siempre sería el bienestar de los licántropos, vampiros y actualmente los humanos.

Es por eso que cuando me doy cuenta de quién es realmente la que está bajo la máscara que corre por el bosque no lo dudo ni un segundo y comienzo a ir detrás, porque soy el único que se da cuenta que el resto va a cometer una locura.

Mientras mi cerebro trabaja a mil por hora buscando una solución para el problema mis piernas comienzan a sentirse débiles de tanto correr pero no puedo detenerme. Pero ¿Qué puedo hacer sin magia? No tengo manera de detenerlos.

No puedo gritar, la alertaría y sí es lo que creo que es terminaría por espantarla y sería mucho más difícil volverla a encontrar. Así que continuo corriendo. Estoy cerca, estoy muy cerca puedo sentirlo y acierto pues al voltear estamos frente a frente puedo verla de pie frente a mí agitada, su pecho sube y baja con desesperación y como lo vi lleva una máscara negra en el rostro que la cubre pero se que es ella, sé que es Gia Steel. Sin embargo soy él único que se da cuenta.

—Ya sé quién eres y sé lo qué quieres.—La encaro, soy firme porque estoy seguro de lo que digo y aunque no veo sus ojos se que está viéndome directamente.

—¿Dónde está? —Es su única respuesta y su voz es irreconocible, parece el eco de demonios aterradores.

—Jamás voy a decírtelo. —Mis puños se cierra sin querer y cuando estoy a punto de lanzarme contra ella para liberarla escucho un  rugido más fuerte que el de un león.

Ian aparece en su forma animal y se me hace casi inevitable ver la luna, esta a la mitad muy mala señal esta etapa para los hombres lobo jóvenes es conocida por "la locura de media luna". En está fase de la luna son vulnerables a sus emociones cualquier brote de ira es incontrolable solo los más fuertes llegan a controlarse pero Ian aún es muy joven y no lo controla es por eso que salta de inmediato contra Gia que no es Gia.

—¡Ian no! ¡Detente por favor!—Grito desde mi lugar paralizado y sin saber que hacer para ayudarlos a ambos soy inútil sin poderes.

Ian se pone de pie sobre sus patas traseras y logra hacer que Gia caiga golpeándose la cabeza y cuando está a punto de morder su cabeza Luke y Jaden aparecen.

—Tranquilo lobito.—Dice Jaden mientras Luke lo sujeta del cuello y el va hasta Gia que está tendida en el piso.

Quiero gritar para decirles lo que está pasando pero no puedo, de alguna manera lo que está dentro de Gia me lanza un hechizo que no me permite gritar, ni hablar, ni moverme me tiene atrapado en mi propio cuerpo.

—Quiero verla Laurent.—Veo como Jaden se acerca de a pocos hasta Gia y está a punto de quitarle la máscara lo que sería bueno porque así la cosa dejaría su cuerpo porque estoy seguro que es eso el enlace con su cuerpo pero Caleb aparece y empuja a Jaden quien sale volando hasta chocar contra un árbol.