53. Hechiceros

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53. Hechiceros

Alguna vez han pensado en la pequeña posibilidad de la reencarnación. Quiero decir en eso de creer finalmente que al morir no está terminando todo si no que al contrario se le está entregando la oportunidad de volver a comenzar. Esto entonces ¿Es malo? O ¿Es bueno? Quizás muchos como yo pensaran, es genial la idea me parece fantástica, porque es iniciar de cero, escribir una nueva historia, ser un lienzo en blanco y sobre todo tener la ventaja de no cometer los mismos errores que nos llevaron a morir y a perder lo que más anhelamos en el mundo, la vida.

Pero si lo vemos de manera distinta, si lo miramos más como si nosotros le estuviéramos negando la oportunidad de una vida a alguien más, como si le negáramos el derecho a equivocarse, a vivir sus propias experiencias, a crear sus propios recuerdos solo por el simple hecho de querer vivir otra vez algo que ya hemos probado, suena egoísta, como si reamente la reencarnación no fuera más que un acto desesperado por redimirse cuando ni siquiera nos ponemos a pensar en la vida que estaríamos usurpando en el relativo hecho que esto existiera.

Sí, a este punto en mi vida he llegado. A pensar seriamente en la reencarnación si es que acaso lo que me está pasando puede compararse con eso. Porque después de la explicación de Ayden sobre todo lo que está pasando cualquiera podría interpretarlo a su manera y para mí la reencarnación se asemeja un poco.

No sé cómo de un día para otro pase de ser "Gia Steel la nueva metiche, curiosa y ruidosa" a "la más importante" o "la que más está en riesgo" o "la que más hay que proteger" menciono solo algunos de los títulos que he recibido durante la rara y muy confusa explicación que le dieron a todo lo que está pasando. Tengo que admitir que tuve que hacerlos repetir varias veces, varias partes de la historia porque se me hacía muy confuso y sobre todo difícil de creer que yo al final haya sido el, ¿cómo lo llamo Ayden?, ah sí, recipiente perfecto para una bruja malvada adolescente muerta y con muchas ganas de vengarse de los que para ella fueron los causantes de sus desgracias cuando estuvo viva.

Entonces, ahora yo solo veo a la difunta Calí Petterson/Blacke como el espíritu maligno que quiere reencarnarse en mi cuerpo con lo que obviamente no estoy de acuerdo porque Calí prácticamente quiere robarse mi vida que aunque, con muchas fallas y cicatrices profundas, ya está hecha y no estoy dispuesta a permitir que usurpe algo más que mi cuerpo y menos para ayudarla hacer daño.

— ¿En qué piensas? —Se sienta junto a mí Ian.

—Deberías saberlo. —Contesto mostrándole una ligera sonrisa y recargándome sobre el sillón mirando el techo alto de la cabaña. No espero que responda y continúo. —En todo. En Ale, en mí, en la escuela, en mi vida, en ustedes, es todo. —Suelto un suspiro. —No sé cómo me llegue a involucrar tanto... bueno si sé pero no esperaba esto, definitivamente no esto.

— ¿Y qué esperabas? —Giro la cabeza para verlo, está es la misma posición.

—No lo sé... ¿Duendes? —Reímos. —Quiero decir que aunque no lo esperaba de esta manera... creo que vale la pena. —Soy seria y firme con mis palabras.

—También creo que vale la pena. —Veo como la posición de Ian cambia y se queda viendo la ventana que esta por la cocina que da una vista clara a la parte de afuera en donde está Caleb cortando unos troncos para leña. —Lo que te dio de beber antes de la prueba hizo que te desmayarás al final para evitarte todo el dolor que siguió después. —Dice mirándolo fijamente. Entonces yo regreso a verlo, ni siquiera me había puesto a pensar en lo que había pasado tras mi desvanecimiento. —Puede ser un idiota y oler a carne podrida todo el tiempo pero creo que vale la pena. —Termina diciendo viéndome fijamente.

— ¿Cómo lo sabes? —Pregunto.

—El olor se siente a kilómetros y lo de idiota también se le nota y mucho. —Niego. Sé que sabe a lo que realmente me refiero. —Yo sentí el dolor en tu lugar, termino ni bien tú te quedaste plenamente dormida, debió durar mucho más pero creo que nos ayudó a ambos no sé si consiente o inconscientemente, pero ayuda es ayuda y le agradezco. —Alza los hombros.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora