25. Si tú estás bien... yo trataré

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-Ian y...-¿Estás bien?-Me interrumpió Ian acercándose a mí. Toma mis hombros y examina todo mi cuerpo como si estuviera buscando alguna herida. Su acto me llena de ternura no pude evitar sonreír y poner mis manos sobre su pecho para calmarlo.

-Estoy bien.-El gesto lo sorprendió y sus hombros finalmente dejaron de estar tensos.

-Sí perdona, no quise... no quería interrumpirte.-Me soltó y comenzó a balbucear nervioso pero eso no fue lo que llamo más mi atención.-Ya sé que ellos son tus amigos y que no debo meterme, lo siento no volveré a...-¡Ian!-Lo interrumpí está vez.

-De hecho llegaste en el mejor momento.-Sonreí.

-¿Te estaban fastidiando?-Pregunto cuidando sus palabras, midiendo lo que está diciendo.

-No, bueno sólo estaban siendo lo normal de estúpidos.-Solo basto eso para hacer sonreír a Ian, ya sabía que le iba a divertir la broma.

-Bueno. Pero ya sabes avísame si necesitas algo o tienes algún problema.-Asentí.-Nos vemos.-Dijo con una sonrisa. Y sólo comenzó alejarse. Respiré hondo, no quiero que Ian se vaya, quiero arreglar las cosas con él, lo necesito ahora más que nunca como mi amigo, quiero que alguien me entienda como él lo hace... lo necesito.-¡Ian!-Lo detuve.

-¿Pasa algo?-Regreso hasta mí de nuevo con el rostro desencajado.

-"Tenemos que hablar en algún momento."-Ian como que trató de mantenerse serio pero pude notar una pequeñísima sonrisa dibujada en sus labios al darse cuenta que estaba usando sus propias palabras.-En este momento.

-Te escucho.-Se cruzo de brazos. El timbre resono en todos los pasillos aturdiendo nuestros oídos. La población estudiantil comenzó a salir de todos los salones y los empujones comenzaron. Ambos miramos a nuestro alrededor y nos dimos cuenta que este no era el lugar para hablar.

Ian me ofreció tomar su mano. Lo dude unos segundos pero finalmente la tome y sonreí. Comenzó a jalarme de la mano en medio del mar de estudiantes. Son tantas las personas a nuestro alrededor y llevan tanta prisa que no se dan ni cuenta que nosotros vamos contra la corriente y de la mano.

No tardo mucho en darme cuenta a donde quiere llegar Ian. Y cuando veo el letrero solo lo confirmo. La biblioteca. Entramos ebtre risillas pues lo primero que vemos es a la bibliotecaria durmiendo sobre una torre de libros. Le hago la señal a Ian para que guarde silencio, caminamos sigilozamente hasta el segundo piso donde están los muebles.

-Esto está mejor.-Dice Ian sentandose. Me siento frente a él.-Ahora sí, te escucho.-Vuelve a repetir mirándome fijamente eso sumado al silencio de la biblioteca es intimidante creo que ya se me olvido lo que tenía que decir.

-Puuues.-Alargo la "u" tratanto de darme un poco de tiempo para organizar mis ideas.-Ya no quiero que estemos distanciados.-Fui directa.-Eres el único amigo que tengo aquí, lo fuiste desde el primer día... y no quiero que eso cambie.

-Eso no va pasar jamás Gia.-Se acerco a mí y tomo mis manos.-Y no es tú culpa todo esto, es mía por exagerar las cosas y meterme donde no me llaman. No puedo evitar protegerte, no quiero que te pase nada malo pero eso no significa que yo tenga que decidir por ti. Tenías todo el derecho de enojarte.

-En serio Ian apreció mucho el hecho de que te preocupes por mí... nadie más que Ale lo había hecho. Pero en algunas cosas si te pasaste un poco...-El animo de Ian comenzó a decaer.-Ambos nos pasamos. Pero los amigos no siempre están de acuerdo en todo ¿Cierto?-Ian sonrió.

-Cierto. Y quiero que sepas que no voy a oponerme en que seas amiga de los Blacke. Puedes hacerlo pero voy a estar ahí no para juzgarte, sino para entenderte y apoyarte en todo... siempre.-Me emocioné con tan solo oír a Ian. Finalmente él estaba de acuerdo conmigo.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora