52. Hombres Lobo

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52. Hombres lobo

Ver a Ian de pie en su forma humana por así decirlo me lleno de tranquilidad. Me hace creer que quizás me equivoque y vi mal porque luce tan él y no deja ver para nada el enorme lobo con el que me enfrente anoche. Sin embargo la expresión de pena y vergüenza que trata de ocultar con una sonrisa débil lo delata, está arrepentido y avergonzado del incidente y de que por supuesto yo me haya enterado de esa manera de lo que es.

Caleb me mira un momento despidiéndose y avanza hasta Ian al pasar junto a él se detienen.

—Contrólate, estaré cerca. —Advierte o amenaza no sé de qué manera tomarlo. Pero a pesar del tono que usa Caleb como si Ian fuese peligroso a mí me parece todo lo contrario. Ver a Ian así no me produce ningún tipo de miedo, porque es mi amigo y sí quizás esté un poco molesta porque siento que mi confianza fue traicionada pero al igual que Caleb tampoco lo dejaré y estoy dispuesta a escucharlo porque sinceramente no estoy dispuesta a perderlos, de lo contrario de lo que pensaba anoche creo que esto servirá para acercarnos más si es que ellos me lo permiten luego de saber lo que son realmente.

Ian asiente y se acerca hasta ocupar el sitio de Caleb. No me mira, solo mantiene la vista fija en el frente, no lo fuerzo. Tomo una posición más relajada y recuesto mi espalda sobre la banca suelto un suspiro y antes de que pueda decir algo Ian como siempre toma la delantera.

—Perdóname. —Nos vemos a los ojos en el mismo momento. —Por lo de anoche, por mentirte, por ser... por ser, bueno creo que ya lo sabes. —Ver a Ian mi mejor amigo sentirse culpable por actitudes de las que estoy segura no puede controlar me parte el corazón y quiero detenerlo y abrazarlo.

—Sé porque lo hiciste, querías proteger a tu familia, su pacto lo entiendo Caleb ya me lo expli...—¿Qué? —Me interrumpe.

—Lo hice para protegerte. —Sus bellos ojos cafés se intensificaron. —Me importa una mierda el pacto. Yo si quise decírtelo muchas veces pero siempre termine por desistir. No quería que te enfrentes a este mundo tan extraño y peligroso en el que vivimos pero por otro lado quería tenerte conmigo y no mentirte más. —Admite y me sorprende su manera de pensar que es diferente a la de Caleb. —Pero al final es solo tu decisión la que cuenta.

—No sé que decirte. —Ian sonríe ligeramente.

—Lo sé. —Admite. Al inicio pienso, es obvio todo estas en mucha información para procesar. —No. —Continúa y lo escucho un poco confundida. —Literalmente sé lo que piensas.

—¿Lees mi mente? —Por favor di que no, por favor. De lo contrario santo Dios, que cosas tan horrorosas puede haber escuchado.

—Algo así. —Alza los hombros. —Recuerdas que me preguntaste como sabía cuándo me necesitabas y que incluso lo llegaste asociar con brujería y cosas muy cripys. —Me apena mucho, pero asiento. —Bueno en realidad mi condici...—Siento como se arrepiente de usar esa palabra y me enorgullece que no se siga avergonzando de lo que es, no conmigo. —Ser hombre lobo me lo permite.

—¿Lees la mente de todos? —Reformulo la pregunta, eso sería un poco menos vergonzoso porque debe estar acostumbrado a que la gente piense cosas tan estúpidas y básicas aunque no sé si yo esté dentro de ese nivel.

. —No. —Enrojecimiento de la cara ven a mí. —Solo los tuyos. Se le llama enlace de conexión y para nosotros es lo más importante. Nos une a un humano para siempre incluso después de la muerte. Este enlace de conexión nos ayuda a mantener nuestro lado humano y nos obliga a protegerlos pero sobretodo nos hace... amarlos. —Termina con dificultad y un poco apenado.

—¿Cómo un alma gemela? —Decido no enfatizar mucho en el tema romántico para no incomodar a Ian.

—Exacto. En la mayoría de veces el enlace te lleva a unirte con... el amor de tu vida.

El pacto del amor y el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora