Capítulo 52 Esclavo del destino

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-Eso es muy descortés por tu parte.-se quejó Glaciem mientras su dragón tomaba tierra.

-Gracias por venir a recogernos.-dijo Shina subiendo sobre la criatura.

-Si tú estás aquí, ¿Aldair ha llegado también?-inquirió el elfo.

-Está al otro lado de la falla.-dijo Keriz metiéndose en la conversación.-Al menos allí dijo que iría antes de que yo me marchase de la retaguardia.

-Si tienes tantas ganas de verlo, no perdamos más tiempo y vayamos de una vez.-añadió Ruu sentándose en último lugar.

Glaciem resopló, espoleó al dragón y éste alzó el vuelo. En un simple batir de alas cruzó la gran falla que separaba las islas y ascendió hacia las alturas.

-El dragón negro ha estado causando muchos estragos.-anunció el elfo.-Muchos de mis jinetes y sus dragones han sido pasto de las llamas de esa criatura...

-Razón de más para acabar con ella, ¿no crees?-preguntó el mestizo.

El elfo de hielo se encogió de hombros y dijo que por una vez no podía estar más de acuerdo con él.

Desde las alturas, los pasajeros miraban el campo de batalla. Los escuadrones que se afanaban por mantener sus posiciones, los grandes colosos que perseguían a los cazadores, los grupos de magos que rodeaban a los demonios, los elfos que derrochaban talento y esplendor con su magia...

-Hay mucha gente... ¿cómo encontraremos al príncipe?-preguntó Keriz.-No soy capaz de distinguir a nadie...

-No le buscamos a él.-aseguró Shina con seguridad.-Sino a Nuar.

-Indra desea reunirse con el dragón.-dijo Ruu.-Así que solo tenemos que llegar hasta él antes e impedir que lo toque.

-Qué fáciles veis las cosas los jóvenes.-comentó Glaciem.-Estáis rodeados de tanta destrucción y aún así sois optimistas... Tal vez la palabra ingenuos os quede mej...

-¡Cuidado!-Shina gritó de repente y todos se sobresaltaron al ver que un dragón poseído chocaba contra el de Glaciem y le daba la vuelta bruscamente.

Al volver a ponerse derecho, el jinete de hielo suspiró y se apresuró a echarles en cara a sus pasajeros que ellos eran los culpables por distraerlo.

-¿Veis lo que decía? Hay que ser demasiado ingenuo para creer que las cosas siempre salen....-el elfo dejó de hablar al darse la vuelta y ver que no había nadie a su espalda.-bien...

Miró hacia abajo y vio tres siluetas cayendo al vacío. Se rascó la cabeza y carraspeó.

-Parece que esta era vuestra parada.-dijo, y sin más se puso a perseguir al dragón títere que había osado darle la vuelta.

Mientras tanto, los tres "pasajeros" caían hacia el suelo sin remedio.

-¡¡Ese maldito elfo!!-bociferó Ruu al ver que el dragón azul se alejaba.

Pero no había tiempo para eso. Con la mirada buscó a sus dos compañeros y encontró a Shina cayendo cerca suya y a Keriz un poco más allá.

-¡Dame la mano!-gritó a la joven.

Ella lo escuchó y estiró desesperadamente su brazo mientras nadaba en el aire para acercarse. Pero por fin se agarraron y el mestizo la atrajo hacia él para cubrirla. Al menos si se estrellaban, ella no sufriría mucho daño... Solo faltaba Keriz, pero cuando quiso encontrarlo con la mirada no lo vio.

-¡Os tengo!-exclamó la voz del niño.

Ruu y Shina alzaron la cabeza y vieron cómo Keriz intentaba sostenerlos en el aire con sus alas agarrando la ropa del mestizo.

El Cazador de demonios (libro II) HecatombeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora