Capitulo |•12|

22.9K 1.6K 131
                                        

¿Un café?

—¿Qué quieres? —me atreví a preguntar minutos después de que me soltara.

Aún tenía el corazón latiendo con fuerza. Estaba asustada. No sabía cuáles eran las intenciones de Dominic. Ni siquiera comprendía cómo había sabido que estaría en ese lugar. ¿Me estaba siguiendo? ¿Acaso era un psicópata?

—Ya te lo dije. Hablar.

¡Claro! Así como cuando te dicen que "solo van a ver Netflix".

—Pues te escucho —me limité a decir, cruzándome de brazos.

Francamente, quería largarme de allí lo más rápido posible. No me sentía segura. No me sentía cómoda. Aunque, siendo honesta... una parte de mí —la parte no cuerda, por supuesto— disfrutaba la adrenalina de estar cerca de este idiota. Había algo en él que me provocaba un conflicto interno imposible de explicar.

—Sé que va a sonar raro, pero... no quiero que vivas con esos chicos —soltó de golpe.

¿Qué...?

Este tipo definitivamente no estaba bien de la cabeza.

—¿Qué dijiste? —por un segundo pensé que la cera en mis oídos me había jugado una mala pasada.

—¿Aparte de fastidiosa, sorda? —respondió con una sonrisa maliciosa—. Si lo que necesitas es un lugar donde vivir, puedes quedarte con nosotros.

Agárrenme, porque lo mato...

—¿Quién te crees tú para decirme qué hacer? —solté, alzando la voz. En ese momento, ya no me importaba si era más fuerte que yo. Bueno... sí me importaba, pero no iba a dejar que me humillara.

—No es una orden —dijo, en voz baja, como si ni él mismo creyera sus palabras—. Es solo que... tómatelo como un consejo.

—No quiero ser grosera, pero ya sabes qué puedes hacer con tu consejo —dije con desdén, pasé a su lado y caminé hacia la salida del sucio y maloliente callejón.

Pero antes de lograr salir, me tomó por la cintura y me empujó con firmeza contra la pared. La cercanía era sofocante. Cuando iba a empujarlo, sin previo aviso, estampó sus labios contra los míos.

—¿¡Qué diablos te pasa!? —le grité, apartándolo con fuerza—. ¿Qué mierda tienen ustedes los hombres en la cabeza que creen que todo se soluciona con un simple beso?

Dominic adoptó una postura tensa. Estaba preparado para reaccionar ante cualquier movimiento.

—Yo...

—No te me vuelvas a acercar —lo interrumpí, temblando de rabia.

Intenté rodearlo de nuevo, pero esta vez me sujetó de las muñecas y volvió a empujarme contra la pared. No me besó, pero su cercanía era invasiva, intimidante.

—¡Alice! —gritó una voz que reconocí de inmediato.

Dominic soltó su agarre, y yo me alejé rápidamente. Jasper ya estaba ahí, mirándonos con el rostro desencajado. Podía ver en sus ojos que había sacado sus propias conclusiones, y ninguna era buena.

—¿Qué haces con este idiota? —espetó, mirando a Dominic con un odio helado.

—Pues estábamos en una charla muy... —me escaneó de pies a cabeza, y sonrió con arrogancia—. Interesante, antes de que llegaras a interrumpir —concluyó, burlón.

—¡Eso no es cierto! —protesté.

—Eres un imbécil —gritó Jasper.

Y sin pensarlo dos veces, se le lanzó encima. Comenzaron a golpearse. Dominic no se quedó atrás; se defendía con furia.

¡Dios mío! ¿Y ahora qué hago?

Pensé en salir del callejón y pedir ayuda, pero no había nadie cerca. Como si el universo entero se hubiese escondido de mí. Entonces recordé que era el siglo XXI, y que tenía un celular en el bolsillo.

Vamos, Alice, más rápido. Piensa.

Llamé a Elif. Por suerte, contestó al tercer tono.

—¿Alice?

—¡Dame el número de Alex!

—¿Estás bien?

¡Ay Dios, que estos dos no se hayan matado todavía!

—¡Dame el número de Alex! —grité—. Después te explico.

A regañadientes, me lo envió. Apenas lo recibí, marqué.

—¿Alice?

—¡Alex, ayuda...! Espera, ¿cómo supiste que era yo?

—Ah... pues... simple corazonada.

Ese cuento no me lo trago. Después hablaré con Elif. Seguro ella le dijo.

—Tu hermano y Jasper...

—¿Mi hermano está allá?

—Sí, tu hermano.

—¿Qué hace allá?

—¡Diablos, no lo sé! ¡Ahora deja de interrumpirme!

—Ok.

—Tu hermano se está peleando con Jasper.

Con el tiempo que ha pasado, probablemente uno de los dos ya esté muerto.

—¿Qué? ¿Dónde están?

—En el callejón cerca del café... ese que está cerca de la universidad.

—¿Qué?

¿Les había dicho que soy malísima dando indicaciones?

—Tú solo llega al café que está cerca de la universidad, ¿ok?

—Ok.



Instagram: Tatiana_rojas0b

ERES MIA  - #PGP2025Donde viven las historias. Descúbrelo ahora