| -Resolución del caso- |

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Todo amaneció en completa calma el día siguiente (o eso pensaban los tres amigos de Baker Street). En cuanto se despertó esa mañana, Cora notó al instante que algo no iba bien en la casa de Stapleton: Lilly había desaparecido. Lo único que Jacqui había encontrado eran sus ropas, manchadas de sangre y un nota escrita con la misma en la pared de la sala de estar.

" DEVUELVEME A MIS EXPERIMENTOS, O LA TRAGEDIA DE REGINA VOLVERÁ A PASAR"

-Mi Lilly... mi dulce Lilly... -se lamentaba la Dra. Stapleton mientras hundía su cabeza en sus rodillas. Amanda y Kirsty trataban de retener las lagrimas y consolar a su madre, pero era inútil, pues estaban muy afectadas. Al ver esa escena tan desgarradora, Cora se acercó a Jacqui y sus hijas.

-Jacqui, te prometo que encontraremos a tu hija. -le dijo Cora con un semblante determinado mientras posaba sus manos sobre los temblorosos hombros de la doctora-. No voy a darme por vencida hasta encontrarla. Te debo la vida y pienso pagarte esa deuda con creces. -añadió mientras miraba de reojo a Sherlock y John, quienes acababan de entrar a la estancia.

-Cora... Gracias. Muchísimas gracias. -le dijo Jacqui mientras la observaba con los ojos empañados en lagrimas. La pequeña Kirsty se abrazó a Cora, y ésta la cogió en sus brazos y la abrazó: de alguna manera debía consolar a la pequeña niña...

Cora se despidió de la Dra. Stapleton junto a Sherlock y John, para después dirigirse al coche de alquiler. Los tres se montaron en el coche y Sherlock empezó a conducir casi al instante.

-Así que Stapleton hizo que el conejo de su hija brillara en la oscuridad. -dijo John mientras miraba a Sherlock de reojo.

-Probablemente con un gen fluorescente. Lo aisló y se lo implantó al espécimen, bastante sencillo hoy en día. -contestó Sherlock, mientras miraba a la pelirroja que estaba sentada en el asiento trasero del coche.

-¿Y? -preguntó John, sin comprender del todo el razonamiento de Sherlock.

-Que sabemos, que la Dra. Stapleton realiza experimentos genéticos secretos con animales. La pregunta es: ¿ha trabajado en algo más mortífero que un conejo? -contestó Cora adelantándose a la respuesta de Sherlock, con una leve sonrisa en su rostro.

-A decir verdad, es un campo muy amplio. -comentó John mientras observaba la naturaleza, a través de la ventanilla del coche.

Sherlock simplemente giró su rostro y observó con una mirada de reproche a John. Cora sonrió ante el gesto de reproche de Sherlock. Al cabo de unos minutos, los tres amigos llegaron a la casa de Henry Knight.

Sherlock tocó el timbre de la puerta principal, y tras esperar unos pocos segundos, Henry les abrió la puerta, con una cara más pálida de lo que ellos recordaban.

-Hola. -los saludó Henry mientras abría la puerta.

-Hola. -dijo la pelirroja mientras le sonreía al joven que estaba en la puerta.

-Pasen por favor. Pasen. -dijo Henry mientras los invitaba a pasar a la casa.

Sherlock, John y Cora entraron en la casa y comenzaron a caminar. Sherlock pasó por el pasillo principal mientras se fijaba en cada una de las habitaciones.

-E-esto es... -dijo John con pasmo mientras observaba los pasillos y habitaciones de la casa-. ¿E-eres... rico? -le preguntó al joven mientras escudriñaba su rostro.

-Si. -le respondió Henry, con un tono de que reflejaba que la respuesta a esa pregunta era obvia.

-Ya... -dijo John aún algo asombrado por las dimensiones de la casa.

Sherlock suspiró, y tras mirar a Cora, los tres amigos siguieron a Henry por otro de los pasillos hasta su cocina. Sherlock empezó a servirse una taza de café junto a John y Cora.

Mi Hilo Rojo del Destino (Sherlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora