Tras unos cuantos minutos, que a Cora parecieron eternos, su teléfono móvil sonó con la alarma de un mensaje de texto. Tras suspirar, secarse las lágrimas, y colocarse de nuevo los guantes negros, la mujer de orbes carmesí leyó el mensaje. Era de John. Le avisaba acerca de que Janine parecía marcharse del 221-B, con la intención de que ella subiera al piso. Cora agradeció enormemente la confianza y el apoyo que John le estaba dando, optando por subir de nuevo al piso del detective. La muchacha de cabellos carmesí estaba ya casi arriba, cuando entró en la estancia, observando a Sherlock y a Janine en el sillón del primero.
-Sherl, vas a tener que decirme dónde estuviste anoche... -le dijo la mujer de piel bronceada al sociópata, mientras rodeaba su cuello con sus brazos, al mismo tiempo que le dirigía una mirada de odio a la pelirroja, quien ahora se encontraba junto a John.
-Trabajando. -sentenció él con soltura y un tono sereno.
-¿Trabajando? Claro... -bromeó Janine, indicando que no se lo creía-. Soy la única que sabe como eres de verdad, ¿recuerdas? -comentó-. Bueno, ella también... -añadió con visible disgusto, observando a Cora con una mirada asqueada.
-Pues no te vayas de la lengua. -le advirtió Sherlock-. En cuanto a Izumi, será mejor que no la molestes. -le aconsejó-. Ambos acordamos romper de forma amistosa, y ahora somos amigos.
-De acuerdo Sherl, me portaré bien solo por ti. -replicó Janine con un tono meloso-. Lo lamento, Cora. -se disculpó, usando por vez primera el nombre de la pelirroja, a quien entraron de pronto ganas de llorar, pues ver esa escena rompía su corazón-. Ahora que lo pienso, tenemos que invitaros a cenar un día de estos John, así podríamos charlar de nuestras respectivas relaciones. -sugirió la mujer-. Oh, no te ofendas Cora, pero tú no tienes pareja...
-Janine... -advirtió Sherlock antes de mirarla a los ojos.
-Lo siento. -se disculpó de nuevo la joven, aunque en aquella ocasión, Cora pudo entrever que era una disculpa sincera-. Vaya, ya es muy tarde. Tengo que irme ya... -dijo la de piel bronceada antes de caminar hacia la puerta, con Sherlock tras ella.
-Que tengas buen día. -se despidió el sociópata-. Llámame luego.
-A lo mejor lo hago... A menos que encuentre a alguien más atractivo. -replicó ella con una voz melosa antes de besarlo en varias ocasiones-. Resuélveme un crimen, Sherlock Holmes. -le insinuó la mujer de cabellos morenos, antes de dar media vuelta, bajando por las escaleras. En el camino se encontró con la triste mirada de la pelirroja, a quien ofreció una sonrisa de disculpa sincera en aquella ocasión, como si realmente se arrepintiera de haberle hecho daño. Cora puso los ojos en blanco por unos instantes antes de asentir y reciprocar la sonrisa de Janine, despidiéndose también de ella a regañadientes, aunque hizo un esfuerzo para que no se le notara. Tras unos segundos, Cora pudo observar que John tenía una expresión en el rostro que rallaba el shock por lo que acababa de presenciar.
-Conocéis a Magnussen como dueño de un periódico, pero es mucho más que eso. -les informó el detective justo antes de dar un portazo a la puerta del piso-. Utiliza su poder y su riqueza para conseguir información. Cuanta más obtiene más aumenta su poder. No exagero si os digo que conoce el punto exacto donde presionar a cada persona influyente de todo Occidente, y seguramente, más allá. -les comenzó a relatar el detective, momentos antes de que Cora lo interrumpiera.
-Es el Napoleón de los chantajistas, y ha creado una estructura inaccesible de conocimientos prohibidos. Se llama Appledore. -intercedió la pelirroja, ganándose una mirada por parte de Sherlock-. Por si no lo recuerdas, Holmes, comenzamos a trabajar juntos en éste caso antes de romper. Es por eso que yo también he investigado por mi cuenta. -se explicó la joven, tecleando en el portátil de Sherlock, para después mostrarles la casa de Magnussen a los dos hombres.
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Mi Hilo Rojo del Destino (Sherlock)
FanfictionSiempre apartada de la gente corriente, ella pensó que jamás encajaría en ninguna parte... Él siempre pensó que los sentimientos eran un veneno, una desventaja, una debilidad,... ¿Seguirán ambos pensando eso tras llegar a conocerse? ...