Una semana antes, aproximadamente dos días después de que la pelirroja se marchara del piso debido a su actitud, Sherlock se encontraba en la sala de estar, con una mujer de cabello rubio hasta el hombro, gafas de pasta negras, un vestido rojo con mangas largas, y un bastón. A pesar de intentar concentrarse en su trabajo incluso bajo el efecto de las drogas, el joven sociópata no dejaba de ver a su esposa en cualquier sitio, pues se manifestaba como una alucinación más de su mente drogada. El joven la veía vestida como el día en el que se marchó del piso: con un vestido negro, una gabardina roja, guantes y botas altas.
-Hace tres años, mi padre me dijo que quería matar a alguien. Una palabra, Sr. Holmes,y mi vida cambió para siempre. Solo una palabra. -dijo Faith, quien se encontraba de pie, observando la calle a través de la ventana. Sherlock por su parte, se encontraba sentado en su sillón, con una bata azul, observando el trozo de papel que ella le había entregado. Se percató de que sus manos temblaban, por lo que estiró los dedos unos segundos, antes de centrarse en la joven.
-¿Cual? -le preguntó, cogiendo su teléfono móvil.
-Un nombre. -replicó ella.
-¿Qué nombre? -cuestionó Sherlock, observando la pantalla.
-No me acuerdo. -replicó ella, caminando hacia la silla de los clientes, sentándose en ella-. No recuerdo a quién quería matar mi padre... Y no sé si llegó a hacerlo. -continuó, observando Sherlock una foto de ella y su padre, Culverton Smith, sonriendo, antes de volver si vista hacia ella.
-Y ha cambiado: ya no está bronceada y no se tiñe las raíces... ¿Se está abandonando? -preguntó, minimizando la fotografía, antes de pulsar otra foto, agrandándola. Ésta era del día de su boda, en la que aparecían su querida Cora y él, cogidos de las manos. Aquello lo hizo esbozar una sonrisa.
-¿Alguna vez se mira al espejo y quisiera ver a otra persona? -inquirió Faith, observándolo.
-No. -replicó rápidamente.
-Bueno, yo sé que yo sí he querido que eso pasase. Más de una vez, de hecho. Aunque claro, ahora ya no... -escuchó la voz característica de su mujer, percatándose de que su aparición se encontraba ahora apoyada en el marco de la puerta de la sala de estar, sus brazos cruzados, una sonrisa confiada en su rostro.
-¿Tiene un coche americano? -le preguntó Sherlock a Faith, decidiendo ignorar las palabras de su mujer.
-¿Cómo dice?
-No, americano, no. Con el volante a la izquierda, quería decir. -hizo un gesto con la mano para restarle importancia.
-No, ¿por qué lo pregunta? -Sherlock se encogió de hombros al escucharla decir eso.
-No lo sé bien. Será que he notado algo.
-Fíjate en su falda, Sherlock. -escuchó decir a la de ojos carmesí, ante lo cual, negó con la cabeza, tratando de eliminar esa distracción de su mente, gesticulando de forma algo molesta frente a él. Bajó su vista, notando que su mano temblaba, por lo que volvió a cerrar su puño de forma brusca, antes de estirar los dedos de nuevo, comprobando que aún temblaban.
-¿Se encuentra bien? -preguntó Faith, observando sus temblorosas manos.
-¿Cómo va a tener coche? ¡No le hace falta! Vive aislada, sin contacto humano, sin visitas. -apuntó, observando de nuevo el papel que Faith le había entregado.
-¿A ver, eso cómo lo sabe? -preguntó la mujer.
-Todo está aquí, mire. Reducir gastos es su prioridad. Mire el tamaño de su cocina: es minúscula. Será un fastidio, con lo que le gusta cocinar. -comenzó a decir Sherlock, caminando hacia la ventana por la que anteriormente estaba mirando la rubia.
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Mi Hilo Rojo del Destino (Sherlock)
FanfictionSiempre apartada de la gente corriente, ella pensó que jamás encajaría en ninguna parte... Él siempre pensó que los sentimientos eran un veneno, una desventaja, una debilidad,... ¿Seguirán ambos pensando eso tras llegar a conocerse? ...