Alternativamente en Londres, Inglaterra, 1881...
Una joven de cabellos cobrizos y extraños ojos carmesí caminaba por las ajetreadas calles del Londres victoriano, en busca del piso en el cual habría de alojarse, puesto que aunque trabajaba de docente, la muchacha de apenas 30 años no ganaba el dinero suficiente como para costearse un apartamento propio.
"Oh, parece ser que es éste lugar: 221-B de Baker Street.", pensó la pelirroja mientras observaba la placa que identificaba la vivienda. Tras colocar de forma correcta sus vestiduras, la joven llamó con la aldaba a la puerta, esperando pacientemente a que la casera le abriera. A los pocos segundos la puerta oscura se abrió, apareciendo tras ella una amable mujer de rasgos algo ancianos que vestía un vestido fucsia de cuello alto, llevando su cabello ligeramente canoso en un moño alto.
–Oh, hola querida. –saludó con una sonrisa en su rostro–. Debe de ser usted la Srta. Izumi, ¿me equivoco?
–Y usted es Martha Hudson, mi casera. –replicó la de ojos carmesí reciprocando la sonrisa dirigida a ella–. Es un placer conocerla al fin tras todas esas cartas –extendió su mano, estrechándosela a la casera–; Me congratula saber que al fin está disponible el apartamento por el cual estuvimos hablando.
–Por supuesto. Si quiere instalarse hoy mismo, ya tengo el piso acomodado y las llaves listas. –indicó la mujer, antes de apartarse de la entrada–. ¿Dónde están mis modales? Por favor, pase.
Agradecida, la joven de ojos carmesí entró al pasillo que conducía a los tres pisos del lugar, aislándose al fin del frío clima de Londres. Con curiosidad, sus ojos comenzaron a vagar por el entorno que la rodeaba, instantes antes de escuchar el claro sonido de un disparo proveniente del piso de arriba, lo que hizo que la Sra. Hudson diera un respingo.
–Oh, el Sr. Holmes ha vuelto a su habitual rutina... –se lamentó la anciana mujer antes de volver su rostro a la joven que estaba a su lado–. Lo lamento mucho. Me temo que tendrá que disculpar al Sr. Holmes. Es uno de sus vecinos, junto al Dr. Watson.
–Ya veo... –comentó la joven, de pronto intrigada por esas dos personas que había mencionado la casera, a quien miró a los ojos antes de añadir–: Oh, no se preocupe Sra. Hudson. Tener al Sr. Holmes y al Dr. Watson como vecinos no me hará abandonar despavorida el piso, se lo aseguro. He convivido con peores personas y en peores condiciones. –le aseguró a la anciana que de pronto parecía segura de que la nueva inquilina saldría corriendo del lugar–. Pero ha despertado usted mi curiosidad: ¿qué clase de personas son el Sr. Holmes y el Dr. Watson?
–Con el debido respeto Srta. Izumi, me temo que no soy la más indicada para responder a esa pregunta debido a que ya tengo una opinión formada de ellos. –se disculpó la casera antes de entregarle la llave de su piso: el 221-C–. Si desea conocerlos, podría concertar un encuentro para ésta misma tarde. –propuso con una sonrisa amable–. Estoy segura de que ambos se congratularán de conocer a su nueva vecina.
–No me cabe ninguna duda de que será un encuentro interesante, Sra. Hudson. Ninguna duda. –replicó la joven de ojos carmesí antes de estrecharle la mano a la mujer para después abrazarla–. Concierte usted ese encuentro. Entretanto, desempacaré mis pertenencias para instalarme en el piso y me asearé. –se despidió la muchacha antes de entrar al 221-C para preparar todo lo necesario antes de ese extraño pero emocionante encuentro.
"Solo espero poder quedarme en este lugar más tiempo que en el anterior...", pensó la joven mientras desempacaba sus pertenencias, comenzando a adornar su piso. "La última vez apenas duré una semana. Todo por aquellas personas que no aceptan a aquellos que son diferentes a ellos. Este mundo debería cambiar de una vez por todas.", se dijo a si misma mientras tomaba una ducha, antes de elegir un vestido de color rojo para vestir durante la reunión con sus nuevos vecinos.
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Mi Hilo Rojo del Destino (Sherlock)
FanfictionSiempre apartada de la gente corriente, ella pensó que jamás encajaría en ninguna parte... Él siempre pensó que los sentimientos eran un veneno, una desventaja, una debilidad,... ¿Seguirán ambos pensando eso tras llegar a conocerse? ...