Capítulo 21

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Saskia

Me dormí casi a media noche para terminar los cupcakes. Mientras iba con la mezcla para meterla al horno, y escuchaba My heart will go on de Céline Dion, recordé que también los iba a decorar. Hice un desastre en la cocina, y en mi ropa también. Tuve que bañarme en la noche.

A pesar de todo, valió la pena: el diseño Animal Print quedó bien. Ahora sólo me queda pensar en cómo se lo voy a dar, a última hora, como siempre. Están escondidos en mi mochila deportiva.

He llegado treinta minutos antes. Tuve que correr más de 5 kilómetros para llegar a tiempo; creo que debí considerar la distancia que hay entre mi apartamento y el club antes de elegir.

El pensar en Yuri me devuelve ese efecto de hormigueo que tuve al entrenar con él ayer. Pudo ser por la caída, pero he demasiadas veces como para intuir qué se siente golpearse contra el hielo. Sin embargo, no estoy muy segura de que el hecho de que él me haya tocado en una parte tan íntima como la cintura me haya sentado muy bien.

Pienso en lo gracioso que debió verse: apuesto a que parecíamos Jack y Rose disfrutando del Titanic antes de que éste se hundiera.

No somos amigos... digamos que somos más que alumna y maestro: compañeros o conocidos está bien. Por lo que todavía no tengo esa necesidad de estar con él todo el maldito tiempo.

Me siento al borde de la fuente que hay afuera del club. Quisiera tocar el agua si no supiera que está tan fría. Sigue siendo invierno, después de todo.

Yuri se irá dentro de tres horas y media. Y, dentro de ese tiempo, estará, aproximadamente, tres horas perfeccionando su programa corto. Lo que me daría un lapso de media hora para darle el regalo.

Mi teléfono vibra.

Y. Plisetsky: Rocky, ¿puedes venir un momento? Necesito ayuda con algo.

Y. Plisetsky: Estoy en la sala de baile.

Y. Plisetsky: ヽ(゚Д゚) ノ

Ya debería cambiarle nombre al contacto.

Me pregunto qué querrá... No, más bien en qué problema se ha metido. Faltan sólo 25 minutos para empezar la clase, y él me ha escrito ahorita para que yo vaya en lugar de esperarme; debe ser algo muy malo.

Me levanto rápidamente, sin dejar de leer sus mensajes. ¿Y si metió un gato y no lo encuentra?, ¿y si se golpeó contra el espejo y se está quedando inconsciente? Bueno, lo último es muy poco probable, ya que no lo hubiese dado tiempo de escribir tanto. ¿Qué quiere ese pequeño...

Mi pensamiento se vio cortado en cuanto siento el golpe en mi espalda. Mi cuerpo cae hacia adelante, aterrizando sobre mis rodillas; por suerte, reaccioné a tiempo y puse mis manos para no caer sobre la mochila y evitar que los cupcakes queden hechos un puré de masa, fondant y crema pastelera.

No hace falta que le vea la cara para saber quién ha sido el gracioso que me está montando a horcajadas: esos tenis rojos me bastan para deducir quién es.

—¡Yuri, pesas! —grito en un chillido, poniendo más fuerza en mis músculos.

—Buenos días, Rocky —dice burlonamente.

—Bá-ja-te.

Yuri vuelve a reír. He quedado "en cuatro", como algunos lo interpretarían. Me preocupa la forma en la que lo ve Yuri, aunque él sí parece tener una mente pura; ¿cómo llegué a volverme tan mal pensada?

Finalmente, se levanta, dejando que yo respire y pueda pararme. Me sacudo el poco de nieve que mi sudadera ha logrado atrapar.

—¡Ay, vamos, no seas aguafiestas! —Y resalta la palabra "fiesta".

Breaking the iceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora