Capítulo 54

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Saskia


—¡Eso fue genial! —exclamé, abrazando su fina cintura.

—Muchas gracias, Sassy —responde; su agitado aliento de emoción me cosquillea en la oreja.

Su coreografía fue perfecta, como de costumbre. Sus giros impecables con los pies en punta, sus gráciles manos tomando los instrumentos, sus expresiones faciales, sus movimientos acordes a la música y la apostura de su apariencia, hicieron que mi hermana se llevara el primer lugar.

No me sorprende: nos conocen como la familia medallista de oro. Todo empezó por mis padres, y ahora nosotras. Aunque yo empezaré a competir el próximo año.

Se ve cansada, pero feliz, con su cabellera tan dorada como su medalla; desearía que mi cabello no fuese tan pálido. 

Richelle sólo tiene 13 años y ya todos sus entrenadores tienen altas expectativas sobre ella.

No puedo esperar a competir.

—Espero que tú también pongas en alto nuestro apellido —dice Richelle. Su pintalabios coral brilla tanto como la luz.

—Lo haré —aseguré con una sonrisa—. Y luego te venceré en las Olimpiadas.

Richelle se ríe. Mi hermana tiene la risa digna de una princesa. Y es tan amable como ellas. De hecho, parece una. Incluso su habitación está decorada con excesivo color rosa.

—Ya lo creo.

—¡Es verdad! —me defiendo, haciendo un puchero.

—Pues —se arrodilla frente a mí para verme a los ojos; dicen que nos parecemos, pero yo no noto similitud alguna en nosotras: sólo tengo 4 años—, tienes que trabajar muy duro para llegar a las Olimpiadas.

—¿Tú prometes llegar a las Olimpiadas?

Siento sus manos envolver las mías. Sus uñas se parecen a las de las modelos de las revistas de moda. Richelle, eres admirable.

—Claro que sí. —Su calor es tan inmenso que parece que el sol hubiera bajado hasta el gimnasio—. ¿Y tú? —Suelta mi mano y extiende la suya—. ¿Prometes dar lo mejor de ti misma siempre?

—Lo prometo —afirmé, empuñando mi mano con la suya.

Ese día, ese nudo que sellaba nuestra promesa se convirtió en una cadena con el paso de los años.

Breaking the iceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora