Capítulo 33

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Saskia


—Quiero hacer la coreografía para ambos programas —dije, sintiendo mi valentía como la mecha de una vela, que se va acabando con la llama de la desaprobación-. ¿Puedo hacerlo?

Lilia se cruza de brazos y frunce el ceño. Espero el momento en que un "no" salga de sus labios. Pero creo conocerla, y ella hace esa mueca despectiva para que aprendas a mantenerte firme en lo que dices, que no vaciles y desarrolles valor.

Yuri aprieta los labios con lo que parece ser condescendencia por mí. Él vive con ella, por lo que supongo que ambos deben de conocerse más. Sin embargo, en parte, siento que Yuri también me ayuda a tener más valor al enfrentarme a una forma leve del fracaso.

—Sí —responde ella sin más.

—¿¡Qué!? —pregunta Yuri con incredulidad; estuve a punto de hacer lo mismo, pero él me ha ganado.

—Sí, tú puedes poner la coreografía, Saskia —reafirma—. Pero yo les estraré ayudando con algunos detalles, como los levantamientos.

—No la decepcionaré —aseguro—. De hecho, ya tengo una terminada con Yuri, pero casi no tenemos interacción.

—Yo sé que eres la indicada para este género de baile. —Nos mira con una sonrisa acusadora—. Me gusta cómo haces mover a Yuri.

—Perfecto —concluyo, algo apenada.

Yuri sigue aturdido por la noticia. Por lo visto, dudo que Lilia sea tan accesible. Inclusive, Mila y Georgi me ven con escepticismo.

—Vaya, le debes de caer muy bien a Lilia —comenta ella—. O te debe de querer por ser la pareja de su hijo.

—¿Su hijo? —pregunto. ¿Será Luka?, ¿y si Luka es algún familiar de ella?

—¡Cierra el pico, Abuela! —le espeta Yuri.

<<Qué alivio: no se refiere a Luka>>.

—¿Qué tiene de malo, Yuri? —sigue—. Estoy diciendo la verdad: ella es tu pareja de patinaje.

Yuri se ruboriza y rechista con disgusto. Georgi prefiere mantenerse alejado de las discusiones de ellos dos, mientras ajusta sus patines con incomodidad.

—¿Qué pensaste, Gruñón?

—Nada —respondió él—. Tú sabes a qué apunto.

Yo también lo sé. No tengo Twitter, pero mis seguidores en Instagram se aseguran de mantenerme al tanto. Ni siquiera Yuri sabe que ya sé todo esto.

—Bien, no perdamos el tiempo -digo con falsa calma—, hay que hacer una coreografía.

—Sí, hay que irnos —dice Yuri, fulminando a Mila con la mirada, en un intento por borrarle su tajante sonrisa.

—Los veo luego, chicos— me despido.

Tomo del brazo a Yuri para irnos a la sala de baile. Antes de salir, veo las cómplices miradas que se dirigen Georgi y Mila. ¿Qué se traerán esos dos?



Llevamos apenas treinta segundos de la canción y mi mente está agotada. Los pasos ya los tengo mentalizados, pero lo que me cuesta visualizar son los levantamientos. Sigo teniendo miedo, el cual debo abandonar sin segundas opciones.

—¿Estás segura de intentarlo? —pregunta Yuri después de decirle que me tendrá que cargar.

—Sí —respondo; una vocecita dentro de mí me grita que me arrepienta.

Breaking the iceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora