Capítulo 48

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Yuri

No estoy muy consciente de lo que dije. En tan sólo un descuido en que dejé que mis deseos y mi somnolencia tomaran el control de mí, la proposición salió de mis labios como una bala.

Oh, ¡demonios! Esto no puede estar pasando. No ahora que me encuentro solo con ella. ¿Por qué los demás patinadores, aparte del equipo, tienen que entrar a ballet en la tarde?

Sí quería decírselo, pero no de esta manera, no como un idiota con sueño. Si me dormí tarde fue por terminar la caja y la carta, con la cual tuve problemas debido al fuerte bloqueo mental que tuve. De hecho, mi letra está más torcida que de costumbre por el temblor de mi mano.

Me fui a la cama, al escritorio, al suelo de mi habitación y la forma de declararme por medio de letras simplemente no llegaba.

Estuve pensando en todo lo que ella me ha hecho sentir en menos de un año: ira, frustración, esperanza, felicidad... cariño. Amor. ¿A quién quiero engañar?

Fueron tantas las emociones y virtudes que he desarrollado. Aprendí lo que implica tener paciencia. Mucha, mucha paciencia. Y eso tuvo su recompensa: conocí a la persona que haría mi vida más interesante. Hizo de mí, alguien quien maldijo a todo su curso en la ceremonia de graduación, un niño que descubre nuevas cosas del mundo. 

Me hizo darme cuenta de que no sabía tanto como creía. Y pensar que dije que Viktor era soberbio.

Y no pienso esperar más: hoy le voy a decir todo lo que he sentido.

Sólo de imaginármelo me inquieta. Ni siquiera el Grand Prix me puso tan nervioso.

Saskia

—¿Escuché bien? —reitero incrédulamente.

—Sí —respondió Yuri—: quiero salir contigo.

¿Está jugándome? Porque de ser así, no veo el momento en que comience a reírse... ¿En dónde lo podré golpear después?

—¿Por qué? —inquirí. Quiero ver hasta dónde llega su cinismo.

—Porque es tu cumpleaños, y ya que no podré ir a tu fiesta/reunión familiar, cuando menos quiero que hagamos algo nosotros solos.

Pienso en ser yo quien se ría primero, porque pensaba en no ser tan tonta como para caer en su broma. Entonces, noto que, en su mirada, seria y hasta modesta, aunque firme, dice la verdad.

Creo que tiene miedo a ser rechazado, que sigue intimidado por lo que pasó con Luka ese día. Piensa que tengo desconfianza de él.

<<Tengo que creerle >> pienso, todavía perdida en la situación. ¿Por qué de la nada mi orgullo crece?, ¿por qué no soy capaz de aceptar sin más, como antes lo hacía?

No hay nada nuevo, y no tiene por qué haberlo.

—¡Hey, Rocky! —Yuri me sacude por los hombros hasta que entro en razón—. No te duermas aquí.

—¿E-eh? —balbuceo difícilmente.

—Entonces, ¿vamos o no?

No puedo decirle un "lo voy a pensar", ya que, conociéndolo, se quedará ahí sentado hasta que le dé una respuesta. Así que digo lo primero que se me viene a la mente:

—Tu nariz está muy roja.

Él frunce el ceño y su boca se curvea ligeramente hacia abajo. Okay, tengo un instinto natural muy evasivo.

Breaking the iceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora