Capítulo 41

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Viktor

Aún recuerdo la primera vez que la vi: inspirada y con un febril destello de entusiasmo, como si alguien hubiese puesto las estrellas en sus ojos. Creí que era una patinadora. Jamás pensé que, en los últimos años, sufriría demasiado. Jamás pensé que hubiese muerto. Simplemente, no se me ocurrió, ya que todos mis pensamientos giraban en torno a mí cuando era adolescente.

Pero veo el mismo resplandor en los ojos de su hermana. Si yo siento nostalgia, no soy capaz de imaginar qué sienten sus padres al tener otra hija que les recuerda a la que perdieron.

Hace unos minutos, durante la videollamada, noté a Saskia muy feliz. De hecho, me sorprende que tenga una relación tan estrecha con Yurio como para que él pidiese permiso a Lilia para traer a una chica a su casa.

—Deberías verlo bailar —me comentó Saskia.

—Ella me enseñó —justificó Yurio, apuntándole a la chica como si tuviese una pistola.

Ríen. Juegan con sus manos. Se miran como cómplices... Tenía el presentimiento de que algo ocurría ahí.

En un momento, Yurio tomó la mano de Saskia, quien estaba hablando conmigo, y comenzó a darle golpecitos con su propia mano. Saskia solamente recuperó el control de sus extremidades y le devolvió el golpe a Yurio en el hombro, haciéndolo reír.

Naturalmente, Yurio se habría enojado. O eso es lo que creo.

En eso me quedé pensando cuando puse mi cabeza sobre la almohada. No vi a Saskia tan tensa como antes cuando hablaba con Yurio; a él lo observé mientras la veía de reojo cuando me contestaba. Puedo decir que han progresado bastante en comparación de los resultados que yo tenía estimados.

Mi plan, a pesar de que parece estar funcionando, temo que esté tomando otro camino.

—Yūri.

—¿Mmm?

Lo abrazo, y él roza la piel de mis manos con sus suaves dedos; puedo distinguir los anillos incluso en la oscuridad de la habitación. La ventana deja entrar un poco de luz de luna, al igual que aire fresco.

Ya casi es verano.

—¿Notaste algo extraño en Yurio hoy? —le pregunto.

—¿Extraño en qué sentido?

—En su actitud: es más... simpático, ¿no lo crees?

—¿Más amable te refieres?

—Algo así. —Llevo mi puño a mis labios, carraspeo, tratando de que lo que voy a decir no suene tan agobiante para mí—. ¿Tú crees que ambos se...

—Ambos son adolescentes —me interrumpe Yūri; amo cuando sabe perfectamente a qué apunto—, y no puedes controlar su torbellino emocional. Así que, puede que lo que estés pensando sea verdad.

Yūri tiene razón: tus emociones se desatan a esa edad. Pero me cuesta asimilar que es Yurio quien parece sentir algo más profundo.

—Entonces —continúo—, ¿puede que entre ellos haya lo mismo que hay entre nosotros?

Yūri aparta su cabeza de mi pecho y me dedica una encantadora sonrisa, que brilla hasta el punto de opacar nuestros anillos. Me mira a los ojos y asegura:

—Puede estar empezando.

Le doy un beso en la frente. A esta hora, deberíamos estar dormidos.

Al principio, no podía aceptar lo que sentía por Yūri desde el día que lo vi (copa en mano, corbata desatada y ebrio hasta las cejas), porque él no estaba del todo consciente de sus acciones. No era el mismo chico tímido y tranquilo que contemplé entrar al salón. Ahora no dudo que se trató de una instantánea atracción. Su baile también me sedujo.

Sin embargo, en Yurio y Saskia...

Breaking the iceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora