Saskia
No sé a qué hora me dormí ayer, pero puedo apostar que no fue nada temprano. Mis ojos se sienten pesados y apenas me dan una vista nítida.
Me doy una vuelta entre las blancas sábanas del hotel; están bastante frías. Por desgracia, no reparé en que estaba a la orilla de la cama y caigo directamente al suelo. El golpe no se escucha tan fuerte, pero me ayudó a despertar.
Lo único que recuerdo de ayer fue que Yuri agarró un calcetín suyo y le dibujó un rostro, se lo puso en la mano y lo usó como títere. ¿Qué tan tarde nos dormimos?
Traté de sostenerme de la mesa de noche para levantarme e ir al baño. O eso pretendía cuando me percaté de que había una prenda con estampado Animal Print justo debajo de mi mano. ¿Qué ese no es el short que tenía Yuri ayer?
—¡Ah! —vociferé.
Su ropa huele a alcohol. Por favor, díganme que soy virgen todavía.
—¿Qué sucede? —dice Yuri entre labios. La barrera del sueño supera su ronca voz habitual.
Se sienta de golpe y baja la vista hacia mí. Luce cansado, apagado y con ganas de morir, como siempre. Su cabello, más desaliñado que de costumbre, lo hace ver como una persona epicúrea que acaba de tener un encuentro muy salvaje.
—¿E-este no —la voz me temblaba al tocar sus prendas— es tuyo?
—Sí —respondió él como si nada.
—¿Entonces, ¿¡estás durmiendo en ropa interior?
Se levantó, dejando caer las sábanas al piso. Esperaba verlo en bóxer o algo así (si es que no duerme desnudo), pero no: traía un short verde militar. Ni siquiera me percaté de que trae playera.
—Tampoco iba a desnudarme frente a ti —dice con una sonrisa amortiguada—. Jugué con tu mente.
—¡No te quería ver desnudo!
Era mentira, en parte. Siempre he deseado contemplar el cuerpo de Yuri con lo menos de ropa posible, analizar cada músculo que se marca en su pálida piel.
Quedamos en un incómodo silencia, viéndonos a los ojos. Fue entonces cuando entré en razón y me paré para revisar el reloj.
—Yuri.
—¿Sí?
—¿Recuerdas la hora en la que Yakov nos citó en el lobby?
—A las diez.
—Son las nueve cuarenta.
—Дерьмо! (¡Mierda!)
Comienzo a correr por la habitación en busca de mi ropa casual; Yuri también se inquieta y busca en la mochila que trajo anoche. Como la habitación sólo tiene un baño, no discutimos por quién entraba primero: entramos al mismo tiempo.
Ni siquiera nos molestamos en ver la temperatura del agua de la llave para lavarnos la cara. El problema llegó cuando nos cepillábamos los dientes y...
—Espera —dije con la boca llena de espuma—, ¿tu cepillo era el de la derecha?
—¿Qué no ese era el tuyo?
—No.
Oh, demonios.
—No importa —aseveró escupiendo el agua—. Estamos a mano.
Salimos del baño y nos arreglamos el cabello. Tuvimos que cambiarnos de ropa dándonos la espalda, aunque moría de ganas por ver sus abdominales y esa curva que tiene en la espalda.
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Breaking the ice
Fanfiction¿Alguna vez te has preguntado hasta dónde te puede llevar tu inseguridad después de una caída?, ¿volverías a subir a la misma copa del árbol, el que una vez te dio una vista hermosa, pero ocasionó que te fracturaras un brazo? Cuando menos, Saskia no...