cap 11 La recepción

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Lady Ivett sintió flaquear sus piernas al salir del carruaje tuvo que sostenerse unos momentos antes de salir.
Unas niñas llegaron para sostener su cola hasta llegar a la entrada de la iglesia, otra niña la esperaba con una canasta llena de pétalos blancos al lado de su padre que le sostuvo con fuerza del brazo.
— No le dirás a tu esposo que te he golpeado entendiste, dirás qué te caiste.

Lord Zacaria no quería que se le cuestionara nada y justo después de investigar que él era el sucesor del condado de Hoobulford quería tenerlo de su lado cuando Natán llevará sus apellidos y lo arrancará de las manos de Madie.
— Nada diré padre.

La marcha nupcial se escuchó y el novio dirigió su mirada a la que sería su esposa, llevaba un discreto velo cubriéndole el rostro, reconoció que se veía simplemente glamurosa.

(Gastón)
Bien, al menos ahora me inspira deseo, eso ya es un buen comienzo, lentamente fue avanzando hasta el altar del brazo de su padre que le hacía temblar y desear que nunca, jamás volviera a tocarle. Llegó al lado de su esposo que, al tomar su mano para ayudarle a subir los escalones la sintió temblorosa. Uno frente al otro.

Lady Cinthia le susurró estás preciosa; obteniendo una sonrisa tímida, que su futuro esposo logro apreciar a través del velo, bien tenía una agradable sonrisa y observando la reacción de un público tan crítico como la sociedad londinense pensó que al menos no haría una papel tan desastroso como condesa, una vez asimilado el punto de que ella sería su condesa cuando el tío Eliot falleciera ya que no se echaría para atrás frente al altar así que se relajo, cambió su actitud y logró hacer una mueca de agrado que la nerviosa Lady Ivett Nefilt no percibió.

La ceremonia dió inicio y pronto los novios se encontraron diciendo sus votos, las aún temblorosas manos de Lady Ivett colocaron el anillo en el dedo su esposo.
— Si hay algún impedimento para que está unión de realice, hable ahora o calle para siempre.

Lady Ivett quería decir que ella tenía que hablar, que ella no eligió al hombre que tenía a su lado y que deseaba irse.
Por su parte Gastón quería decir que le habían impuesto casarse con la desconocida en menos de un mes y estaba deseando que algún tarado reclamara a Lady Ivett Nefilt como suya pero... nada ocurrió, bueno casi nada, un hombre carraspeó y todo el mundo volteo a buscar al dueño de dicho carraspeó que no era otro que el doctor Meizu primo de Gastón que trataba de contener la risa.

Maldito lo estás disfrutando (pensó Gastón) ya llegará mi tiempo de reír. Una rencilla de jóvenes ya llegados a adultos era lo que se tenían.

— Lo siento -Leiber Meizu médico cirujano muy reconocido disfrutaba el despido de su soltería en contra de su voluntad.

Con una mirada de absoluta desaprobación por su conducta, el prebistero termino la ceremonia con un los declaro "marido y mujer".

Gastón se acercó a su "mujer" y estaba dispuesto a escandalizar a todo Londres con un beso escandaloso para molestar al miserable médico de cuarta y que olvidaran su nada cómica y patética interrupción, podía jurar que lo hizo para recordar la vez que interrumpio su primer beso con una dama salido de no se donde o cuando lo interrumpió cuando por fin convenció a dicha dama a dar el paso final, maldito fuera pero esta vez no le iba a ganar.
Al tomar de la mano a su esposa mientras la otra sostenía su mejilla noto otra vez su temblor y ahora su creciente palidez.

(Gastón)
Maldita mujer mogigata, como no lo supuse antes, "jamás besada", si la beso así ahora terminara gritando o desmayando daré un terrible espectáculo para este imbécil.

Deslizó su pulgar para darle una suave caricia a su mejilla y le proporcionó un suave beso en la comisura de los labios que se ganó el suspiro de todas las damas asistentes de todas las edades.

***
¡Oh si! La cara de fastidio de Leiber por su inminente éxito no tenía precio. Y su pequeña mujer... Seguía temblando.
****
Bien, lo admito no me he portado muy bien pero no es para tanto sería doblemente fastidiosa.

Salieron de la iglesia entre aplausos y lluvia de arroz, no supo cómo pero llegaron a la recepción; dos lacayos aguardaban por ellos, la lluvia de octubre llego justo eso día para acompañar el ánimo de la glamorosa novia, estando a buen resguardo de la lluvia, la música ambientaba la celebración de los novios. Natán estaba a su lado en espera de la orden de partida; Zacaria estaba bebiendo y dejando en su mente pasar imágenes malvadas era un lástima que su hija ahora se viera tan hermosa quizás podría llevarla a alguna habitación y por qué no adelantarse al esposo, sería divertido despedir a su hija.

Sin pensarlo demasiado la siguió con la mirada cuando dejo a Natán para ir por una bebida mientras el novio discutía con el Dr. Meizu.
—Ven aquí, bailarlas con papi un vals donde nadie nos vea.
Esa mirada la conocía, era la más malvada pensó lady Ivett, no tenía ya porque soportarlo ¿por eso se había casado, no? Por la protección.

—No ire a ningún lado padre, mi lugar es aquí en la fiesta con mi esposo.

  — Ahora te crees muy lista. -por la mente del retorcido lord Zacaria paso la oportunidad de tocar el cuerpo de Lady Ivett a su antojo aunque no tomara todo lo que quería para no tener mayor problema en el futuro.

— Ahora estoy casada padre -y una aire de suficiencia y de superioridad mezclada con poder se mezcló para decir- Solo le debo obediencia a mi esposo, solo a él.

  — Maldita idiota, yo te voy a enseñar....

— Sus lecciones han terminado -Lady Helen tomó del brazo a su protegida para llevarla lejos del Vizconde pero antes agregó- para usted lord Wolfoll  la fiesta ya terminó.

La sonrisa más cínica y malvada se cruzo para no demostrar debilidad ante esas dos.

—Me llevaré a mi hijo conmigo.

— No te lo llevarás, por que no es tu hijo.

— Lord Zacaria le recomiendo que no haga un escándalo, cuando no esta congraciado con la selecta sociedad londinense aquí presente. 

Lady Helen jugo su mejor carta. Lady Ivett por su parte terminó de despedirlo.

— Padre haz cumplido con tu deber, ya debes retirarte. 

— ¿Cuál es el motivo de tal disputa? -Gaston estaba a solo unos pasos cuando escuchó parte de los dialogos.

  — Ninguna discusión Gaston querido, solo una que otra aclaración.

El rostro de Lady Helen mostró su mejor sonrisa. El mutismo se apoderó de Lady Ivett que fue notado de inmediato por su progenitor.

  — Antes de retirarme debería advertirte sobre mi hija.

— Tal vez yo debería advertirte de Lord Wolfoll, Gaston.

— Bien, creo que nadie debe advertirme nada, de mi esposa y de su obediencia me encargo yo. - el filo de autoridad imponente resonó imponiendose aterradoramente en el corazón de Ivett.

El hombre se dio por satisfecho y se dió media vuelta.

  — ¡Lord Zacaria!, antes de irse le recomiendo que no olvide recoger y llevarse su veneno.

En un susurro Gastón dijo  — Punto para mi estimada Lady Ladina.

Una exclamación de sorpresa ahogada por parte de Lady Ivett llamo la atención de Gastón que se volvió a ella. Lady Ivett no podía creerlo el llamaba a Lady Helen Warbell igual que ella pero en voz alta y en público.

Sin derecho a elegirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora