Se separaron — Debo despedirme -besó sus labios nuevamente rápido apenado y, con algo de prisa tomó el sombreado que llevaba y que se le había caído junto con el de Ivett así como el libro, lo acomodó en su manos con su delicadeza característica- me esperan para cerrar un trato, será un gusto encontrarte en la tienda mañana, a menos que piensen dejarla cerrada.
— ¿Por qué habríamos de dejarla cerrada?
— ayer ví a Madie por la tarde, pase con Bill en su carreta y la ví, veníamos de la casa de los Anderson sino se alivia hoy, se estará aliviando para mañana.
Se acomodó la camisa y espero hasta sentirse cómodo. Ivett había sentido su erección en aquel encuentro y evitó mirarlo detenidamente, pero cuando le oyó decir aquello le brotó una sonrisa.
— Así que ahora eres brujo, lo tuteó, y él sonrió ampliamente.— Siempre lo he sido.
Eso coloreó sus mejillas al tiempo que él le regalaba un beso y se iba.
******
Había caminado por donde me indicó la ama de llaves de Madie que Ivett tomó, caminaba de prisa sin poder evitarlo, sin poder creer que estaba a unos pasos del amor de mi vida, la punta de su vestido cerca de un árbol asomaba pero algo me detuvo no sé que fue creo que el instinto de que no estaba sola.*****
Se desvió del camino y se ocultó entre varios árboles rodeando con precaución para no ser pillado, el cuello de su camisa le estaba asfixiando, ahí estaba ella, acompañada de otro hombre, un hombre que le entregaba un libro y su sombrero por lo visto llevaban largo rato ahí, así, en ese encuentro privado, les había pillado besándose antes de que pudiera resguardarse en un lugar donde pudiera ver que sucedía para evitar confusiones, debía saber cuál era su relación, seguramente Madie estaba al tanto y lo dejo llegar hasta donde ellos por qué Ivett ya no tenía nada que perder ni él que reclamar pero... Cómo dolía ser participe de tan maquiavélico plan de una tierna mujer embarazada, que podía esperar, él no se portó bien con Ivett por qué esperaba que le tuvieran alguna consideración...
Se besaban como si él no existiera en el mundo, como si nada pudiera reprocharles que se encontrarán en aquel lugar de aquella forma, ella recibía aquel beso y... Si el saliera al encuentro y enfrentará aquel maldito... No, eso sería estúpido, debía esperar, hablar con ella si todavía lo quería que le importaba ese hombre, no era joven, ni rico, no podía ser mejor amante que él, no tan buen amante cómo él.
Se removió el cabello se aflojó el corbatín y el cuello de la camisa...
***
Gastón..
¡Por Dios! ¡Por todos los Dioses de toda la maldita mitología griega! ¡Estaban besando a mi esposa en mis narices y... Por todos los cielos yo no estaba haciendo nada por evitarlo! Me faltaba el aire, la garganta me ardía, mis manos están heladas mientras que ese hombre con sus manos estaba tocando las de Ivett, acomodándose la camisa, ¡Oh por Dios, es que acaso habían tenido un encuentro ahí mismo y esa era una despedida! ¡No, claro que no! ¡Ivett no! ¡Ella no era capaz, ella aún era tímida, aún era ingenua, aún no era capaz de un encuentro privado a plena luz del día en medio de la nada dónde cualquiera por cualquier motivo podría aparecer!
Le maldito le dió un beso en los labios y aprete las manos reteniendo la ira, no se de que hablaban pero la había hecho sonreír, la besó y nuevamente y se fue, sentí que debía seguirlo y matarlo pero... Cómo podría no entender que cualquiera albergara la idea de tener a una mujer con Ivett, la trataba con delicadeza, parecía quererla, cosa que yo no he hecho.
****
Se quedó quieto, inmóvil, esperando, esperando a procesar todo lo que sus ojos acababan de ver, responiendose de la impresión, el hombre se perdió de su vista, Ivett estaba inmersa en sus pensamientos viendo cómo se alejaba hasta que dirigió su mirada al libro, se dejó caer torpemente en el pasto junto al árbol, hojeaba las páginas al azar una y otra vez era obvio que el libro no le interesaba, me atraía como un imán y salí sin darme cuenta de escondite, necesitaba acercarme más, hablarle, hacerle saber que estaba ahí, necesitaba que me mirara, ver su reacción, que me dijera algo, no sé qué pero algo.
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Sin derecho a elegir
Fiksi SejarahIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...