Moth encontró en la escala a Ivett, le ayudó a llegar a su habitación, en su rostro se veía la reprobación hacia la conducta de lord Zacaria y la impotencia de servir a un hombre tan vil.
— El día que rinda cuentas al altísimo llegará y espero que sea pronto aunque como cristiano no debía de guardar esos deseos, es mejor que este impulso creciendo en mi corazón de querer matarlo.
— Nunca lo hagas Moth, Madie te necesitará cuando me casé la llevaré conmigo pero cuando mi padre obtenga la legitimidad de Natán tú deberás cuidarlos.
Un dolor punzante le apremio en el pecho, el mayordomo estaba muy enamorado de Madie. Había llegado después de lo ocurrido con lord Zacaria, tenía 2 meses de embarazo, y una vez encontrado la protección de su abuela abuela les vio partir un mes después, fue amor a primera vista y cuando supo de su embarazo sufrió profunda decepción pensado lo peor, con el tiempo se enteró de la situación, la encontraba en el mercado, o cuando paseaba con Lady Ivett en el parque para informarle de la salud de Martha, Rosalía y todos los demás de la casa, era un muchacha muy querida y con el tiempo comprendió los sentimientos de Moth, pero Madie no deseaba amar a nadie, al principio parecía ensimismada Martha y Rosalía se habían encargado de curarla y ayudarla junto con Lady Helen para que el desgraciado de lord Zacaria no volviera a tocarla. Madie no estaba lista había sido una solterona consumada, digna y resignada y ahora estaba mancillada, nunca había sido amada, en algún momento también necesito huir, escapar de manos como las de lord Zacaría y supo cuando rescató a Ivett que era lo que le esperaba, ahora después de varios años se enteraría que los sentimientos Moth, estaba consiente de los intentos de acercarse de Moth, llegaba el momento de ayudarla, Moth ofrecía llevársela lejos protegerla y llevar con ellos a Natán y esperar que fuera cual fuera la decisión respecto del niño no diera con ellos el tiempo que durará vivo. Era trabajo de lady Ivett ofrecer esta opción a Madie para que no la depararán de Natán y que Natán no aprendiera la mala educación del padre que quería hacerlo a su semejanza.Madie escuchó con paciencia las sentidas lamentaciones de lady Ivett, su pequeña señorita estaba sufriendo y esto era solo el comienzo aunque estaban personas alrededor de ella protegiéndola de su progenitor está semana sería crucial era un hombre al que no le gustaba perder y se sentía acorralado eso lo hacía impredecible.
— Debes evitar hacer cualquier comentario imprudente.
— Lo sé sólo es que ese hombre me aterra pensé que podría estaría bien si lo veía hasta el día de la boda ahora estoy a merced de dos tiranos.
— ¿Te ha maltrato ese hombre antes de tener derechos sobre ti?, en tan poco tiempo.
—No, es inexpresivo, su rostro es severo y duro, no cruzo palabras conmigo pero cumplió con todo lo que se esperaba, ahora quiere mi presencia con los Banhaus, y padre no estará tu serás mi compañía y tú me ayudarás a juzgar, más yo estoy aterrada.
— Que Dios te ampare y ojalá que no sea mala mi impresión al juzgar.Ambas entraron a la fiesta de la familia Banhaus Madie tomo su posición como doncella detrás de su Lady y observo al prometido como lo había hecho en el carruaje.
El futuro esposo de su ama era temible es que acaso la felicidad de lady Ivett era inasequible. Ese hombre no hablaba, era frio, se adivinaba odio en su rostro tenía el conocimiento de la existencia de Natán o la apartaría de Ivett en el momento mismo de la llegada a su nuevo hogar, entonces estaría pérdida. Entonces pensó que la felicidad también sería inasequible para ella. Se quedó a distancia prudente observo como Ivett era presentada y su timidez evidente los marqueses de Banhaus eran ya maduros y le miraban con agrado. Todo transcurrió como un ensueño las personas sonriendo bailando comiendo y el prometido oscuro, sin humor impasible, quien era este al que no lograba descifrar sólo quedaba esperar.
Lady Ivett y Gastón bailaron comieron y bebieron, tres comentarios hizo y ella solo asintió, a lo lejos dedujo que eran ordenes, el tiempo estaba cerca y solo quedaba esperar, esperar...(Ivett)
Me deje caer tras la puerta el hombre que estuvo a mi lado toda la noche me aterrorizaba. Quien era, Madie me tomó en sus brazos y comprendió mi pesar, me llevo a mi habitación y me consoló, nos consolaba a ambas, ella también estaba aterrada, entonces le dije de Moth, de su amor, de todos sus sentimientos y sobre la ayuda que ofrecía pero Madie se horrorizo.
— Que pretende Moth, acaso tú lo sabes, no seré su amante, ni de él, ni de tu padre, no seré la esposa de tu padre y tampoco seré la esposa de él. Quién conocía a Madie cómo yo o quién me conocía a mi cómo Madie, ella tenía miedo, miedo de ser mujer de lo que yo también tenía miedo, mis días soltera estaban contados 8 para ser exactos y con el futuro de Natán en juego, sabía que padre había solicitado una entrevista con el ministro del Rey para luego tener una entrevista personal con el rey, para legar su título a Natan.
— Natán es quien me preocupa yo adquirire seguridad con Garbers pero dado el semblante que posee, no se si podré conservarte. - le tomé las manos, no quería separarme pero en un mundo de hombres, una no tiene derecho a elegir.
— Huire.
— No sería mejor huir con la protección de Moth.
— ¿Quien me protegerá de él? - sus manos estaban heladas.
— No necesitas cuidarte de él, yo lo sé, te quiere.
— No lo creo y no quiero volver a sentir... No pudo terminar y no quise insistir, al menos no por ese camino.
— Natan estará seguro con él, tú sabes cuánto lo quiere.
— No pensaré en esto hasta que tú estés en tu nueva residencia y tu esposo defina mi situación.
Y con esto se terminó la conversación. Y el insomnio llegó, rondando en mi mente cuando él y yo en mi lecho, el encima de mi. Al principio era solo imaginar su pesado cuerpo encima asfixiando, demoliendo cada hueso de mi cuerpo eso debía doler, despertaba sudando frio.Después fue peor los sueños iban manifestando su evolución ella con poca ropa y luego sin ropa, totalmente vulnerable, era cuestión no de horas sino minutos faltaban 3 días, sólo tres días cuando recibió su vestido de novia entonces si que estaba nerviosa.
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Sin derecho a elegir
Ficção HistóricaIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...