58 Ivett...

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Aquella mañana los llantos de un bebé la hicieron abrir los ojos, - ¡Vevet, despertaste! ¡Novella te quiere conocer!
- ¿Quién?
- Mi herrmana nueva, Novella Moth, es la más herrmosa Vevet.
- ¡Ya nació! Tenía razón Reginal.
- ¿Reginal?
- El sr. Travis quise decir -un leve mareo, la hizo caminar cautelosamente rumbo al armario, necesitaba bañarse y quería ver a la niña.
- Gastón ya conoció a Novella.

Se tropezó, apenas se atrevía a pensar que todo lo que había ocurrido el día anterior y pensó que aquello que le hizo perder el conocimiento solo era un sueño hasta que Natán mencionó aquello. Cómo ella demoró en decir algo Natán continuó.

- Lo quería matar Vevet pero papá no me dejó, ¿Lo perdonarás Vevet?

- Necesito bañarme Natán.
- Respóndeme.
- Hace mucho que ya lo perdone Natán.
- No te cuido bien Vevet, la abrazo con fuerza, yo te cuidare siempre, dile que no lo quieres Vevet, quédate conmigo siempre.
- Natán, -pronunció su nombre con inmensa ternura- se que siempre me cuidarás pero ahora Novella te necesita más que yo.

- Las cuidare a las dos, muy te lo prometo, cada día shoy más alto y más fuerte.

- Lo sé, ahora ayúdame con esto -Natán suspiró profundamente ofendido, era lo suficiente inteligente para saber que Ivett no lo tomaba en serio-, es una suerte que me hayan preparado todo para el baño.

- Adele es muy eficiente -dijo Natán sorprendiendose asimismo, cuando el día anterior había dicho lo contrario.

- Vevet yo también me equivoco como Gashtón. Gastón se enoja como yo y es injusto, mi padrre dice que soy injushto con Adele.

- ¡Oh, Natán!

Abrazo a su hermano, - Eres el mejor hermano del mundo.

- Me aprrietas mucho, Vevet.

Ivett sonrió. - Lo siento.
- Tengo hambrre. Apúrate, no quiero morir de hambrre mientrras espero a que te bañes.

Salió de la habitación dejando a una Ivett que reía ante sus ocurrencias y su autoritarismo repentino, Gracias Dios que Moth era un excelente padre y que corregía con inteligencia y paciencia ese tipo de conductas.

Dejó Ivett que el agua se mezclarse con sus lágrimas, aquellas que se escapaban mientras pensaba en Gastón....

***
¿Me habrá visto?, ¿Nos habrá visto? ¿Habría alguna diferencia sino? ¿Qué hacía aquí? Respiré profundo y exhale, por qué ahora, ahora que hasta cierto punto me había hecho a la idea de una vida sin él.

No me cortaré las venas, aunque no sé cómo sobreviviré a sus reproches, a su desprecio, me despreciara, siento que todo en mi habla de mi falta de decoro.

Recordando que Natán no probaría bocado sin mi, me vestí lo más rápido que pude. Tomé aquel vestido caqui con detalles en terremotos, era un lindo vestido de día, no me puse corsé por qué no lo necesitaba, estaba demasiado delgada para mi gusto y no se me daba la gana sentir esa sensación de asfixia aunque no necesitaba el corsé para tener dicha sensación, además era darle más trabajo a la pequeña Adele. Trabajaba mucho y en estos días en particular sería una locura.

Respiré profundo nuevamente, me felicité internamente por mantenerme ecuánime, probablemente cuando tuviera a Gastón enfrente dicha ecuanimidad se diera al traste pero ahora debía hacer un esfuerzo.

Baje y Natán estaba sentado a la mesa con un plato lleno de comida, Moth junto a él en la misma situación en cuanto di los buenos días y me senté, bendijeran los alimentos, comimos en silencio. Moth me miraba con curiosidad e inquietud, Natán que realmente estaba hambriento, se retiró para ayudar a la flacuchenta Adele a lavar los platos y probablemente tratar de robar alguna golosina a Page, la mujer nunca salía de la cocina era su lugar favorito y le encantaba tener dulces y galletas a la orden del pequeño dictador.

Sin derecho a elegirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora