34 la puerta

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Se aproximaba a mi de una manera intimidante se quito el chaleco y desabotonaba su camisa, cuando un golpe suave en la puerta lo distrajo.

— ¿Quién?
— Cristel, Gastón es urgente.

Él olvido que yo estaba ahí, salió dejando la puerta entrecerrada.

Espere un minuto o dos, temí que la reprendiera o tal vez ya no estuviera ahí, para cerrar con llave por dentro. Así si él quería entrar tendría que tumbar la puerta y con suerte decidía que yo no valía tal esfuerzo.

Me asome y lo que ví no me lo esperaba. La tenía entre sus brazos y la besaba con ternura, la elevo en brazos y se alejo. Como se atrevía estando yo aquí. Yo sé que no tengo mucha disposición para cumplir con mis obligaciones de esposa, pero al menos esperaba que no buscará a las mujeres del personal, ¿por qué siento el pecho oprimido?, ¿por qué estas ganas de llorar?, ¿por qué este deseo de no haber visto lo que ví? Mis mejillas están mojadas y mis sollozos me hieren profundamente, ha sido bueno con Natán y también conmigo pero desde que no me presente correctamente todo se fue a la basura, mi amistad con Leiber tampoco le agrada, pero...¿ qué quiero yo? no quiero que me lastime, bien, pues se ha ido con Cristel, entonces por qué me duele, sé que es algo más que mi orgullo herido, no debo quererlo.

Siento que mis párpados pesan, mi camisón ligero me hace temblar de frío así que me arropó para dormir.

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Algo sucede con Cristel, cuando dijo mi nombre los supe, no le hablaba al patrón, al amo, sino al amigo.

Me olvidé de mis propósitos de hacer mujer a Ivett para atenderla, pensé que podría resolverlo y volver pero Cristel estaba pálida.
— ¿Qué sucede?
— Perdóname Gastón es que mi hijo se siente mal, está delirando, vomita.

Estaba apunto del desmayo todos saben lo peligroso que es para un niño esos síntomas.
— ¿Mandaste por el médico?, sabes que no necesitas preocuparte por el dinero verdad. - ella asiente, entonces porqué está aquí- dile al doctor que me deje la cuenta y yo pagaré el importe al medio día.
—Gracias.
Sé que está asustada, mi querida amiga es viuda, y la mayoría de los sirvientes ya están avanzados de edad. Rogers fue por el médico, no ha querido molestar a los viejos y no ha querido abusar de nuestra amistad​ pero me necesita.
— Cálmate, todo saldrá bien - la abrazo y beso su frente, su vida no ha sido fácil, Dios no le de un dolor más perdiendo a su único hijo.
La siento como flaquea y la tomó en brazos para llevarla al lado de su hijo.
— Gastón bájame, -me hace sonreír, no es la primera vez que la cargo en brazos, siempre jugábamos así yo siempre fui grande y fuerte.
— No, cuando llegue abajo, necesitas descansar, debiste decirme que tu hijo no se sentía bien le habría dicho a la señora Beccu que se encargará de Ivett.
— La sra. Beccu ha estado muy cansada.
— Creo que tienes mucha responsabilidad en una casa tan grande, el personal eventual de esta casa ya debería ser permanente.
Ella sonríe, como deseo para Cristel un buen hombre. Y su puesto oficial como ama de llaves, sé que eso solo sucederá cuando yo sea Conde.

Llegamos, el niño se ve realmente mal. Jimmy me preocupa realmente. Momentos después, llega Limerick.

—Sr. Garbers, no he encontrado al doctor Meler, así que me tome el atrevimiento de buscar al doctor Meizu.
Leiber entró a continuación.  Revisó al chico y le atendió. El aspecto de Cristel, no era muy bueno así que dijo que también debía revisarla.

— Estará bien siempre y cuando sigan las indicaciones, no me gusta tu aspecto, debes estar bien para tu hijo.

Cristel le dirigió una mirada a Gastón de no saber que hacer.
— Me quedaré mientras la revisas.
Leiber entrecerró los ojos y dijo:
— Soy médico idiota no me gusta que me trates como si no supiera respetar a una mujer​.
— Cristel me necesita aquí, así que no me iré.
Eso lo hizo levantar la ceja sabía que la mujer estaba realmente apenada pero sus mejillas no se tiñeron de color, su palidez era de muerte.

Sin derecho a elegirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora