— ¿Qué ha pasado?
— Me ha tomado, me ha...
Sollozo dolorosamente.
— ¿Quieres contarme? -pregunto con cautela.
— No lo sé... - lo pensó un momento para después comenzar el relato; contó poco a poco la discusión, la ida al despacho, cuando la mordió en el labio y el pezón, como Madie basaba su experiencia en la violación de un sádico realmente la compadeció puesto que, todo lo confundió con lo que a ella le pasó(todo lo imagino más terrible de lo que fue), que todo lo que le había hecho Gastón lo había hecho con igual saña. Hasta que Ivett la confundió aún más- No tenía sangre Madie, cuando me lave, no había sangre, ¿por qué?
— ¿No había? - Ivett con la cabeza negó.
— Pero me duelen -señaló sus piernas.
— Lo siento mucho Ivett.
— Sentí que me quebré, que iba a morir.
— Ya pasó Ivett.
Madie lloró mucho, mucho, ya de noche por Ivett.
Comieron juntas, Natán estuvo a su lado cuando preguntando por Ivett, le dijeron que estaba resfriada.
El chipi chipi de la lluvia continuo. Natán paso la mañana recorriendo la casa, así que por la tarde estaba más quieto y listo para sus lecciones.
Mientras él practicaba su caligrafía, Ivett abrió su carta.Apreciable Sra. Garbers:
Me gustaría visitarlos el día de mi descanso. Zacaria está muy molesto, dice que apresurará todo, quiere a Natán con él de vuelta. Extraño mucho al chico y a Madie, como está ella, dígale que la quiero.
Harry Moth.
Acaso era posible estar tranquila, si su padre se proponía algo lo obtenía y no quería que se quedará con Natán. Tenía que ayudar a Moth y a Madie, Madie podría necesitar huir pero sola con el niño, el mundo era peligroso y si eran fugitivos más. Tenían que adelantarse a los acontecimientos.
Natán termino con su caligrafía.
- Voy con R-reymond me va ensheñar-r a tallar-r una paloma.
Salió de la habitación corriendo.—¿De quién era la carta? Ivett.
— De Moth.Madie se sonrojó al escucharla.
— Dice que extraña a Natán y que mi padre quiere recuperarlo.
Aguardo un momento para estudiar la reacción de Madie, que se removió inquieta en el sillón siempre lo hacía cuando trataba de hablarle de Moth y ella sabía que lo haría. Lo que dijo no cambiaba en nada.— Moth, me dijo que te extraña a ti también y...
— No sigas por ese camino Ivett, yo no quiero a Moth.
— Me dijo que te quiere.
— Basta Ivett, no me casaré, con él ni con nadie, tú bien sabes por qué. No quiero que... - se le fue la voz, (ahora yo ya sabía por qué) pensó Ivett.
— Yo confío en él.
— pues yo no.
— Lo jalaste cuando papá me golpeó, Moth me dijo que le daban ganas de matarlo. Él quiere protegerte de papá y yo creo que él podría cuidarte. Me dijo que cuando yo me casara, él quería encargarse de ti, que lo ayudara para que dejaras de rechazarle.
— Siempre me estás hablando de él y yo no quiero, ni estoy interesada en casarme nunca lo estuve.
— Pero te cuidaría y a Natán, tú sabes cuanto se quieren, se llevan muy bien. Dime, cuando te golpeaste y te llevó cargando a tu habitación ¿qué sentiste, cómo te trato? -Madie volvió a sonrojarse.
— Sentí que iba a atacarme, frotó mi espalda y empezó a hablarme de cosas de las que yo no quiero que me hable pero en honor a la verdad, -agregó- se portó bien .
— Harry Moth no es un hombre malo y no deberías rechazarlo.
— Tu esposo es severo y yo pensé que sería bueno porque no te tocó en varias noches y ahora ve Ivett. Te ves tan triste. No quiero volver a pasar por eso.
— Madie ¿siempre será así de terrible?
— En realidad no lo sé Ivett, sólo fue una vez (sabía que se refería a que su padre solo la había atacado una vez), Martha dice que después todo se pasa (Ivett sabía también sobre la historia de Martha, ella a pesar de todo parecía feliz).Ivett se retorció las manos (toda una vida así), le habían educado para vivir bajo las reglas de la sociedad, su matrimonio era de conveniencia y en este tipo los esposos dormían en habitaciones separadas pero con Gastón parecía que no sería así. Esperaba que solo fuera a su habitación para tener hijos. Gastón parecía querer pasar todo su tiempo con ella en la habitación.
— Tengo miedo Madie, por mi y por ti. Gastón no está contento y tengo miedo que maltrate a Natán.
— Te castigó por eso a ti. -Madie había sido castigada de esa forma por defender a Ivett.
— Gastón se portó así conmigo por que no le gustó cómo lo rete, por querer dormir con Natán cómo me lo pidió.
Madie sintió una punzada en el pecho, si Natán seguía queriendo imponer su voluntad todos la iban a pasar mal. Con Lord Zacaria se hizo algo necio y muy autoritario. Si su padre conseguía la legitimidad podría arrebatarle, así que no podrían quedarse ahí tenía que huir. Madie azorada por esos pensamientos hablo:
— ¿Qué haré Ivett? A dónde iré, pensaba buscar trabajo cerca pero tengo que irme lejos donde Lord Zacaria no tenga idea.
— Le pediremos consejo a Moth.
— Deja al señor Harry fuera de esto. Él no tiene por que ayudarme además perdería su empleo, además que pretende él, me pedirá algo a cambio; va a querer algo por ayudarme no crees.
— Hasta donde sé siempre ha querido que te cases con él.
— Tu padre también quería que me casará con él, lo recuerdas, cuando supo que mi hijo era varón,-y enfatizó algo molesta- lo recuerdas.
— Madie el señor Harry no es como mi padre, puedes casarte con él, si te vas con él, Natán será un buen hombre por que tendrá un buen ejemplo, pero si mi padre se queda con él, no se que pueda suceder.
— Natán se quedará conmigo y no necesito de un "hombre" para hacerlo un muchacho de bien.
— Piénsalo Madie necesitas alguien que te ayude, Harry siempre es amable con todos.
— Lo he visto ser duro con los comerciantes.
— Eso suena a pretexto Madie; Harry Moth vendrá a verte el día de su descanso. Plática con él dale esa oportunidad.
— No tengo nada que hablar con él Ivett.
— ¿Crees que Natán no le quiera ver?Madie se lo pensó, Natán siempre jugaba con el, aprendía muchas cosas con Harry Moth recordaba cómo le enseñaba cosas sobre madera, caballos, plantas y canciones, incluso en la cocina se la pasaba con él.
— Debo irme Ivett, será un gusto saludar a Moth.
Ivett esperaba permanecer ahí y saltarse la cena, cinco minutos después Gastón entro por la puerta que unía sus habitaciones.
— Ivett no piensas cenar, -se acercó al sillón cerca de la chimenea donde estaba bien arropada. Se sentó frente a ella en la mesita, acarició su rostro.
Gastón no lo sabía o no lo reconocía, lo que estaba sucediendo en su corazón; mujeres de todo el tipo había conocido toda clase de mujeres: alegres, tímidas, astutas, mojigatas, perversas, depravadas, una que otra le había robado el corazón, por capricho, por pasión, hasta por costumbre. Alguna vez incluso se enamoró de alguna mujer que por cuestiones de orgullo dejó.Ahora llegaba a un momento de su vida, en el que ansiaba la paz de una rutina londinense, una buena dama bien dispuesta, dos tal vez, no encontrarse acorralado con una sola mujer. No esperaba casarse enamorado pero si casarse con una mujer de su elección, no quería casarse por imposición y ahora estaba ella. La mujer con unos terribles vestidos al menos las veces previas a la boda. Ahora estaba ahí en su casa; preciosa, con lindos vestidos pero... sin vestidos, era mucho mejor, no era ni remotamente parecida a lo que eran sus gustos pero envolvía su mente, como jamás se lo imagino.
ESTÁS LEYENDO
Sin derecho a elegir
Historical FictionIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...