(Gastón)
Al ver la nota en las manos de mi mayordomo me picó la curiosidad.
¿Por qué enviaba una nota de huida a un empleado de la casa de su padre? ¿Por qué la dirección era la de su antigua casa? No está bien que rompiera el sello pero mi esposa no debía tenerme secretos. Es qué, para eso se había casado, para estar con otro hombre, estar lejos del padre para luego irse, estaba mal, a él no lo iba a burlar, además era una cobarde lo sabía.Bien, dejaría que la nota llegará a su destino, tenía que descifrar a que se debía, me sentí molesto pero no iba adelantarme con la bruja dormilona, en unas horas estaría con ella, desnudos, unidos. En qué momento despertó mi curiosidad, si tan solo el día del compromiso me pareció insípida. En la casa de los Banhaus aburrida. A la hora de bailar demasiado tiesa pero cuando llegyo a la iglesia linda, hermosa, atractiva.
Paso de ser una mujer a punto de reventar un vestido que no le quedaba, del vestido de mojigata insípida en la fiesta de los Banhaus a bella damita.
Lo que puede lograr un vestido favorecedor, sí, en ese momento me despertó deseo, en la noche estaba ansioso y su batín de seda revelando generoso lo que escondía debajo, el excitante encaje blanco, quería tomarla, tenerla.Accederás a mis besos. Bruja dormilona... estaba tan tímida. Era normal que estuviera así, siendo para ella un extraño, por que me sentí un hombre tan elemental en esos momentos, no la quiero, la deseo y como tengo derechos sobre ella la iba a tomar... que desgraciado soy, no es lo mismo enamorarla y tenerla bien dispuesta como siempre hago, pero yo no invento las reglas de la sociedad, la salve de la ruina, es mi esposa soy un hombre de apetito sexual saludable y la prepararía para el momento.
Es la primera vez que estoy casado quizás es normal como me siento.Al entrar al comedor me doy cuenta que ya era tarde, así que saludé y fui directo al grano.
—Lamento llegar tarde.
—Yo también llegué tarde.
—Reymond mencionó que mañana va al pueblo a dejar correo. Qué enviaste carta.
Asintió lentamente no segura de su proceder.
—Es solo una nota.
—¿Para quién?
—Es para el mayordomo.
—¿Moth?
—Sí.
—Puedo saber el contenido.(Ivett)
Su voz profunda, autoritaria aparentemente serena me ordenaba de manera discreta contestar pero no tuve valor para decir algo así que me mantuve cabizbaja en espera de lo que me indicará si insistía tendría que dar malas explicaciones para no entrar en detalle por que mentir no me salía.— Debo interpretar por tu silencio que es un asunto privado.
Un asentimiento era mejor que las palabras, no tenía mucho apetito así que lo mejor era esperar a que el terminara su cena para retirarme.—Creo que eres nueva en esto del matrimonio, claro al igual que yo -estuve segura en ese instante que lo que continuara no me gustaría-, sabes en mi experiencia de vida, militar y religiosa hay una constante, en la sociedad el hombre tiene el poder,en el ejercito el hombre tiene el mando, y la mujer se sujeta al hombre que es su cabeza según la iglesia.
Ahí estaba toda una lección sobre el machismo, respira Ivett, respira tranquila él no va jalonearte, ni a golpearte lo prometió ¿no? Eso solo agregaría un factor de sorpresa al acontecimiento, así lo hacía el Vizconde Zacaria.
— Así es Sr.
—Ivett tuvimos una conversación sobre no llamarme Sr. no trabajas para mi y yo no soy tu padre.
—Lo si-ento Gastón.
—Eres una mujer de sociedad y se que conoces y entiendes las normas sociales, morales y cristianas.Baje las manos a mi regazo como acto reflejo y empecé a frotar mis manos.
—Quizás antes tenías asunto privados y entiendo que sientas que ahora los tengas y te resulte difícil el cambio de informarme tus actividades, pero deberás infórmame y contestarme cuando lo solicite sin evasivas.
— Sí -estuve a punto de decir si señor así que después de una pequeña pausa dije su nombre- Gastón - un bendito susurró, pero dije su nombre.
—¿Cual es la finalidad de la carta? lo preguntó porque apenas ayer saliste de tu casa y me parece que tu carta es muy próxima... Y dime cuál es la comunicación que tienes con el mayordomo.
—Yo...
—Quieres mantenerlo como privado -levantó la ceja en señal de desagrado, no le parecía que vacilara para contestar, pero tendría que explicarle mi mente estaba en blanco.
—Es solo que no sé cómo explicarlo.
—Soy muy hábil para entender te lo aseguro Ivett.Maldito, me la está poniendo difícil, muy difícil y que le voy decir.
—Es algo que no me corresponde, no se trata de mi.
—Así, -otra vez la ceja, es enserio-puedes explicarme.
—Yo no me siento a gusto hablando de temas que no me corresponden.
—Pero hablas con la servidumbre de temas que no te corresponden.Maldita ceja otra vez, es que acaso era pariente de Lady Ladina. Es demasiado perspicaz y a este ritmo terminaré confesando cuando me robe un trozo de Pay de manzana de la cocina.
—Me concierne en cierta medida.
—Puedo conocer la parte que te corresponde.
Demonios estoy perdida.
—Es Nani.
—¿Quien es Nani?
—Madie la mamá de Natán.Ahí estaban sus respuestas pero no iba a pedirle más.
—He terminado, volveré a mi estudio en una hora te alcanzo.
Se levantó dejo un beso en su palma, sorprendiendola y escandalizandola.Gastón volvió a su despacho. Algo ensimismado. Ivett le gustaba, si quisiera podría esperar para enamorarla pero no sería justo para ella cuando la dejara ahí y se volviera a la ciudad sin ella.
Era mejor tenerla pero que ella siempre tuviera presente que su matrimonio era de conveniencia.Se había pasado la tarde distraído pensando en como sería besarla. Lo graciosa y tierna que era. Lo sensual que se veía en la noche y cuando la tuvo debajo de él, su mejor traje era su piel. Con menos ropa era mas bonita, subió a bañarse y encontrarse con Ivett, pensó en llevar otra botella de vino y copas, seguro ella se sentiría mejor y más cómoda.
Madie esperaba a Ivett junto con christine. Una vez estuvo fuera del agua, se puso el camisón de seda verde, tipo halter, con un botón en la espalda marcando su cintura.
Christine la miraba de una forma que no le gustaba nada.
La doncella cuando era más joven fue amante leiber Meizu y del mismo Gastón, ahora le quedaba la duda de si la señora la noche anterior era señorita pues no hubo mancha en las sábanas. Madie se encargaba de Ivett y ella del aseo de la habitación. En realidad sólo le divertía como eran las ventajas de ser rica, una mujer podía conseguir marido si podía comprarlo.Se retiraron dejando a una Ivett nerviosa se sentó en la sillón junto a la mesita. Esta vez estaba demasiado alerta.
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Sin derecho a elegir
Ficção HistóricaIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...