— Harri, no quiero.
No esperaría más, el alcohol solo fue el detonador de lo que hace mucho deseaba, esto era en sus cabales, de otra forma se habría desahogado con Vanessa.
La recostó en la cama e ignoro sus sollozos.
— Me pondré el camisón que me pediste para mañana, estoy cansada.
Se sonrió, y depósito un beso en los labios.
— Esto debió pasar hace mucho, antes de que estuviéramos casados incluso -puso un sábana sobre sus cuerpos y dejó que ella se acostumbrara a su tacto.
Ella cerró sus ojos, escondió el rostro en su brazo.
— Tengo miedo -dijo al sentir como él separaba sus piernas desnudas, y su miembro colarse entre ellas.
Harri acarició sus sienes.
— Te amo, te necesito, no voy a lastimarte.
Ella reuso un poco hasta que no le quedó más remedio que quedarse quieta, mientras lloraba, Harrie se sentía un desgraciado pero ya no podía más. Empujó.
—Aaah.
Delicadamente la acariciaba, sus sentidos estaban alertas a ella, como si cada gota de alcohol se disipara, se dió cuenta cuan expuesta se sentía su esposa, sometida, eso no era lo que él deseaba. Se separó un poco y dijo:
— No temas de mi yo no deseo lastimarte. Su miembro latía frenético ante el contacto con la intimidad que le había negado.
Volvió a ponerla encima de él en un giro rápido, la acomodó y dijo:
— cuando tú sientas que te lastimo podrás irte.
Ella se mantuvo acostada sobre él con el rostro en su pecho avergonzada sin poder mirarlo.
Ella gemía al sentir la embestida de su marido.
— Me duele, me duele.
Estaba en shock, recordando el primer episodio de intimidad que había vivido.
—Tranquila mi amor.
Se sostuvo un momento de él con todas sus fuerzas deseando alejarse pero no sabía qué hacer, cualquier movimiento que hiciera la aterraba debido a su inexperiencia.
— Harrie me quiero apartar pero no sé como hacerlo.
El permanecía quieto, atento a sus reacciones y ahora se sentía un villano, la alejó de él lentamente y después volvió a tenderla debajo.
— ¿Ya podemos dormir? - sabía que faltaba mucho para que eso ocurriera pero no se le ocurría que más decir.
Harrie le acarició el rostro.
— Sólo un momento más, relájate. Ella cerró sus ojos y él estaba otra vez en ella, ella respiraba agitada inquieta, solo que Harrie le daba suaves caricias que conseguían calmarla al tiempo que la penetraba con sumo cuidado, la respiración de su esposa había cambiado aunque seguía tensa su cuerpo mostraba evidencias de lo que sentía.
— Harrie - el calor que sentía, él lo provocaba y necesitaba que se alejara, un movimiento hizo que su estrecho canal que permanecía intacto desde que pasara su hijo, le hizo gemir, se abrazo tan fuerte a Moth. Él sintió como su cuerpo amenazaba con explotar, ella tuvo un orgasmo y todo su cuerpo tembló haciendo que Moth también llegará al clímax.
Se quedaron dormidos, por la mañana Madie corrió al aseo, no había sangre y su cuerpo estaba caliente, como necesitando algo que antes no necesito, tenía miedo de salir encontrarse con un Moth dispuesto a experimentar con ella lo mismo de la noche anterior. Como no podía evitarle toda la vida salió pero Moth no estaba y sus ojos se tornaron tristes. Esperaba que él le dijera que la amaba, esperaba que le pidiera perdón, algo, cualquier cosa menos su abandono así que volvió a acomodarse en las sábanas a llorar su vergüenza.
Moth bajo para hacer desayuno para ambos y a la vez huía de ella pues no sabía que vería en su ojos, estaba muy asustado, el alcohol había sido un empujoncito al valor que le faltaba y Madie se lo había puesto difícil.
Para cuándo subió con su desayuno favorito, le sorprendió encontrarla todavía en la cama, envuelta de pies a cabeza, eso lo preocupo sobremanera.
— ¿Madie estás bien?¿ te sientes bien?
Ella se removió sin mostrar su rostro.
—¿ Me perdonas?
Su corazón se aceleró, le castigaba con su silencio y ocultando su rostro. Se acercó temiendo que lo rechazara unas enormes ganas de llorar como un niño se instalaron en su pecho.
— ¿Me quieres Harrie?
— Madie -la tomó en sus brazos con cuidado pues temía equivocarse- te amo, perdóname.
Ella lloró en sus brazos pero necesitaba que la besara, que la besara mucho. La acunó en sus brazos hasta que ella se sintió tranquila. Sus párpados pesaban pero pronto tendría que hacer frente a su realidad.
— Madre, cuando tendremos un hermanito, cuando? -Natán entró como un torbellino.
— Natán baja. Madie necesita descansar, -la energía del chico fue contenida, salió ya que respetaba mucho a su padre adoptivo.
Moth estaba tan arrepentido de haberla tomado en su borrachera.Ella lo estaba mirando, con dudas y preguntas y él solo podía ver a su mujer como eso, era como si brillara más, la deseo tanto que comenzó a besar con suavidad por el cuello, se apartó diciéndose mentalmente que él no podía seguir actuando así.
— ¿Creés qué quede embarazada?
Moth no supo por qué lo dijo.
— No lo sé, pero podemos intentarlo.
Ella le miro con cautela, no sabía nada de la vida en matrimonio. Ella sabía que las mujeres debían cumplir con sus obligaciones de esposa, hasta ahora todo estaba bien, y ahora ella era un manojo de dudas.Bajó el rostro, cerró los ojos y espero, su esposo beso despacio, muy despacio y sí por un momento estuvo demasiado tensa pronto su cuerpo respondió a las caricias de su esposo hasta que se encontró recibiendo caricias audaces que la ruborizaban, Moth estaba nervioso tanto como ella, cuando acarició su pecho debajo de la tela Madie lo miró apenada deseo esquivar su mirada pero no pudo, estaba hipnotizada, la caricia era suave pero inquietante, soltó un gemido, un gemido placentero, la desconcertó pero su esposo no le dió tiempo de nada, la besó y envolvió en la seducción pronto estaba gimiendo con sensaciones desconcertantes.
— Dime que quieres que suceda Madie, no quiero volver a obligarte.
— Yo no quería por temor, no de ti sino de los recuerdos.
No quería que su esposo se comparara con Zacaria.
Él la acarició, Madie era tan buena.
— Sigo teniendo miedo Harrie pero pero siento cosas cuando tú me tocas.
—Te cuidaré. Deslizo sus manos hacia su espalda y con cuidado sopesó su trasero, descendiendo y ascendiendo poco a poco cautelosamente, le decía todas aquellas palabras de amor que en su corazón llevaba guardadas, la descubrió nuevamente, aunque ella estaba nerviosa, todo fue lento e intenso, cada caricia con cuidado cada beso con entrega, hasta que Madie logró olvidar todo aquello que le había atormentado, respondió a las caricias de su esposo devolviendo caricias inexpertas pero instintivas, y descubrió lo maravilloso que era entregarse por amor, sin violencia, ni miedo, sin prisas. Llegó al orgasmo completa y dichosa aunque no sabía que nombre darle o toda esa sensación de plenitud más su esposo no sé conformó y la llevo a vivir un orgasmo más antes de terminar.El rostro se su esposa era sublime una combinación de ternura, timidez y sensualidad en un momento, la acaricio hasta verla dormir tranquila.
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Sin derecho a elegir
Ficción históricaIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...