45 sucesos dolorosos

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No quise hacer esperar este capitulo, y espero tengan paciencia por que ando un poco delicada de mis ojos.

Nunca se imaginó de quien se trataba.

En cuanto el hombre cruzó la puerta paso la llave. Christine se alarmó, la mayoría eran mujeres y el marido de Martha que estaba algo enfermo como para tumbar la puerta y probablemente pondría algo para evitar que entraran, algo tenía que hacer y eso era correr.

El establo estaba lejos, mucho para su gusto y el hijo de Martha estaba fuera, tropezó al intentar correr, el miedo se apoderó de ella que se consideraba valiente, no se había dado cuenta pero se había paralizado, unos minutos y se dio otra vez a correr pero le faltaba la voz ¿porqué? no lo sabía pero aunque antes tenía antipatía por Ivett ahora la adoraba y no deseaba que algo malo le pasara, así que corrió para encontrar al hijo de Martha.

****

No estaba, había sido timado; el hombre le había dicho que al parecer su caballo se había lastimado a unas cuantas cuadras atrás que le ayudará con el caballo a cambio de una buena propina, el resto era pan comido.

****

Lo tenía todo cubierto, omitir dar su nombre, cubrir la boca de Ivett y el estúpido mayordomo vejete ni por enterado. No sabía que era un muchacho joven pero encontrar a Christine fue más placentero. Al menos no había gran peligro a su alrededor y lo sirvientes temen fácilmente a un hombre poderoso así que solo tendría que amenazar un poco para obtener silencio.

— ¿Qué hace usted aquí? No es bienvenido coronel. Abra esa puerta y lárguese.
— Pero querida estamos solos porque desaprovechar esta oportunidad.
— Si Leiber se entera le irá peor no lo recuerda -estaba palideciendo y eso no era bueno lo podía sentir tenía que demostrar seguridad.
— Se que no puedes escudarte en tu marido, pero el Dr. Leiber no vendrá ahora lo sé, si él te entretiene yo también puedo hacerlo ¿No crees?
— ¡Aléjese! -dijo tirando el libro hacia él, buscando como protegerse pero pronto vio al hombre abriéndose camino y aproximándose peligrosamente, un asco invadió su cuerpo y trato de correr evitándolo pero buscando acercarse a la puerta para escapar, el coronel a sus años fue ágil y la tumbo, rompió su labio por el golpe al tiempo que estrellaba a su pecho con la alfombra.
— Gozarás mucho putita, tanto como tú madre -esas palabras fueron un balde de agua fría- sí, alguna vez tuve el placer de hacerla gozar, tu padre era un imbécil que no se enteró porque tu madre sabía que la mataría a ella por ser tan idiota de quedarse sola conmigo aquí mismo.

— ¡Maldito!
— No corrí el riesgo de volver por el placer que me dio pero no lo olvido, ahora te quiero a ti.
— ¡Suélteme!¡ Ayuda!

Gritaba desesperada cuando sintió su ropa rasgarse, el tipo traía una navaja, la tenía apretada de las manos y su cuerpo. Mientas abría sus pantalones. Ella luchaba como loca hasta que sintió como su asquerosa mano tocaba su intimidad.

Entonces soltó a llorar mientras le separaba las piernas.

********

— ¿Qué has pensado?
— Nada tía, estoy herido, arrepentido pero como solucionarlo, es tarde.
— Gastón no seas cobarde, ella te ama lucha por ella, sino pueden tener hijos Leiber los tendrá o pueden adoptar.

— Yo quería un hijo mío, sangre de mi sangre, y lo perdió.
— No fue su culpa pero lo ha pagado muy caro no lo crees.

— Sabes Leiber dice que si te divorcias jura que hará hasta la imposible para convencerla de que se case con él.
— Mentira -escupió con coraje.
— Yo que tú me lo pienso.

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