Mmmm.
Se enderezó en cuánto sintió los brazos de su esposo rodeándola, la llevaba a la cama.
Su cuerpo agotado por la incertidumbre de relajo después de llorar, poco a poco se sumergió en el sueño, se limpio las lágrimas, no quería que su esposo la encontrará así, sus ojos se fueron cerrando. No supo cuando se quedó dormida ni cuánto tiempo transcurrió antes de que su esposo llegará para encontrarla dormida.— Lo siento, no quise despertarte.
— Lo siento, no quería dormirme.
— creo que te desperté porque la zona de tu pierna sigue dolorida.Gastón tenía la mano sobre su muslo izquierdo de manera muy íntima. Como si fuera algo natural con mucha confianza. Estaba sentado al borde de la cama.
Se quedaron en silencio. Él estaba admirando a la bruja dormilona con sus cabellos oscuros lacios regados en la almohada. Ella impactada por la imponente presencia masculina era un hombre para su gusto demasiado grande, demasiado. No llevaba camisa puesta a pesar que la temperatura bajo de forma abrupta, la chimenea estaba encendida dejando un ambiente agradable, Ivett tragó saliva, las manos empezaron a sudar frío.
Gastón rompió el silencio, estaba nerviosa y él era consiente, la miraba de manera intensa, su mirada estaba oscurecida.
— Estas muy hermosa.
Sus ojos de cachorro herido, lo dejaban desarmado, no es que no recordara ver esos ojos en muchachitas indecisas en su primera vez, pero a ella la sentía diferente, todas esas muchachas habían llegado a la intimidad del momento por decisión propia, en cambio Ivett no había tenido opción, ella se quedó sin derecho a elegir.
— En verdad eres muy hermosa - dijo para estuviera segura de que hablaba en serio, era sencillamente preciosa nada especial, no tenía los ojos azules, ni el cabello rubio, ni siquiera rizado, pero le parecía especial, muy especial, en la mañana tuvo la oportunidad de notar la fina silueta de sus caderas, sus glúteos no eran pronunciados en la medida suficiente para contrastar con sus abultados senos pero le parecía perfecta.
Ivett evitaba mirar sus ojos así que le tomó la barbilla para conectar sus miradas.
— No temas de mi Ivett, yo nunca voy a golpearte. No necesito ser adivino para saber que fue tu padre el que te lastimó.
— Me ordenó que no le dijera.
— Ya no tienes que obedecerle ni temerle a ese cobarde.La mano de Gastón paseaba con suavidad por la mejilla de Ivett el pulgar rozaba su nariz o su barbilla, hasta que la mano se deslizó suave por su cuello, el corazón de Ivett estaba acelerado no sabía que sucedería pero no quería que siguiera no estaba lista, no lo estaba aunque él no la estrujaba.
— yo voy a cuidarte ahora Ivett. ¿Me crees?
Un tembloroso — sí -salió de sus labios.
— No me elegiste pero vas a estar bien, tranquila -su voz era suave serena, le transmitia confianza.
— Voy a besarte, sólo eso.
Acercó sus labios suavemente un roce, sintió el bricoteo en el pecho de Ivett y como poco a poco su respiración se fue pasando regresando a la calma. Separó sus labios y preguntó:
— ¿Estas bien?
Jalo aire y contestó:
— Creo que sí.
Eso lo hizo sonreír, ¿acaso pensó que de un beso podía morir? Seguía inquieta.
Regresó a probar la suave boca de Ivett con cuidado de no ser invasivo y agresivo con ella fue poco a poco ganando su confianza justo cuando ella creyó que todo estaba bien que la sensación era agradable, penetró su boca con la lengua con una intensidad creciente.
Hum! - Ivet se jalo hacia atrás por la sorpresa de la invasión algo asorada.
Él dejó un beso suave y retrocedio en su avance, nuevamente intento y obtuvo el mismo resultado.
Otra vez repitió la operación y otra vez, Ivett no fue consiente de como desató el nudo de su nuca ni como deslizo la tela hasta que un ligero aire frío golpeó uno de sus pezones que no estaba en contacto contra la dura musculatura de Gastón entonces si que contuvo un gemido de espanto. La levantó con un rápido movimiento tirando del botón estab semidesnuda y él la miraba a los ojos.Quería suplicarle que no siguiera, sus manos estaban en sus hombros dando suaves masajes y ella estaba conteniendo las ganas de llorar.
Gastón notaba en cada momento sus dudas, su miedo pero no quería parar.
— ¿Sabes lo que sucederá?
Ella asintió. Gastón sabía que la información que tenía podía ser confusa. No debía preguntale y apenarla, pero necesitaba hacerlo.
— ¿Qué es lo que sucederá? Su mejillas ya sonrosadas se intensificaron.
— usted...
— Hablame de tú.
— Tú... Te subirás en mi y... esa cosa de sus pantalones...
Parecía que iban a salirle las lágrimas a borbotones.
—Ivett, cálmate por favor -su mujer estaba aterrada- no voy a obligarte a nada, de acuerdo -tomó su rostro con ambas manos para explicarle algunas opciones cubrió el seno desnudo de Ivett .
— puedo enseñarte mi cuerpo,- ella negó rápido con la cabeza, puedes sentirme, tocarme, conocerme, como yo deseo conocerte, antes de que suceda lo que haz dicho.
Volvió a negar con la cabeza.
— Ivett no voy a darte órdenes no en este momento. -Tomó sus manos y las beso con ternura- pero si quiero que suceda eso de sentirme rodeando tu cuerpo, estar en ti, contigo.
— ¿Te dijeron que duele? -continuó.
— Sí.
—Eso a veces varía un poco en cada persona. Y en como sucede.Ella asintió.
— Es cierto que duele, pero si depende de mí buscaré la forma de que duela menos. ¿me creés?
Ivett dudo por un momento antes de hacer un ligero movimiento de negación.—Entiendo. Podemos conocer nuestros cuerpos tú el mío, yo el tuyo antes de que suceda eso, antes de que duela y prometo decirte cuando el momento de sentir dolor llegue.
Ella lo miró con ojos curiosos. Lady Ivett pensaba que en todo momento sentiría dolor con el sólo contacto de sus manos pero tenía que reconocer que no había sido así. No en ese momento que él le hablaba así. Casi se sentía querida por él.
Se abrazo a su esposo gimió y sollozó por el miedo que había guardado durante tantos días. Él acariciaba su espalda y ella nuevamente se quedó dormida. Él quería gritar como diablos se atrevía a quedarse dormida mientras se quedaba con ganas.
Pero no era justo ni que la despertara, ni que la obligara, así que se acomodó a su lado y se durmió, sereno con algo instalándose en su pecho no sabía el que, pero podía sentirlo adheriendose a su corazón como algo permanente e inquebrantable.Tal vez tardaría en identificar, en ponerle un nombre pero estaba ahí podía sentirlo algo que no estaba seguro de si era Ivett la que lo provocaba. Era momentáneamente agradable, parecía más bien angustiante, pero extremadamente bueno, sublime, acogedor, como un alimento al espíritu se sentía más grande y a la vez más ligero, más importante y parecido a lo eterno sabía que era algo duradero si eterno y duradero, irrompible. Como llamar a eso que parecía ser... un sentimiento cerro los ojos con un sentimiento de paz recorriendo su cuerpo.
A lo lejos percibía los ligeros y suaves resuellos de la mujer que tenía a su lado como suave música; era ella, tranquila, segura, a su lado, envuelta en sus brazos, esa sensación lo llevó a un profundo, reparador y renovador sueño.
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Sin derecho a elegir
Historical FictionIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...