Listones, organsas, sedas, satenes, tiras bordadas, piedras, botones, cordones, cadenas, encajes, chifones, un sin fin de todo, rodaban en su mente para toda la semana y ni un solo día en el que no terminara mareada, todo estaba marchando con normalidad para su boda.
Pronto se encontró con una medias por aquí, pololos por allá, corpiños por aquí, corsetería por allá, zapatillas por aquí, vestidos por allá, así pronto su ajuar debía completar.Sí, una semana y media para avanzar y ahí estaba otra vez de noche a una semana y media para ir al altar su compromiso se había aplazado unos días más pero ahora ahí estaba a la entrada, sí, de la entrada de la imponente Garbers Manor, con un terrible vestido dorado demasiado estrafalario muy poco favorecedor, con un terrible calor es que... ¿acaso eso era normal, cuando el otoño estaba por comenzar? Y los malditos zapatos apretaban horrible, sí, todo era horrible y todo por que pareciera más delicada y fina según la opinión de su papá.
Todo anunciaba que lord Zacaria Nefilt Vizconde de Wolfoll buscaba que el novio se echará para atrás, que lo motivaba a un acto tan noble de dejarla casar... ¡Ah! lo olvidaba, ella no le importaba, a medida que el tiempo pasaba Natan era lo que le ocupaba.
Entonces casi sonrió si no fuera porque su padre existiera saldría de ahí corriendo como cenicienta su zapatilla se quedaría en el camino y cuando llegaran a ella verían que no, ella no era la dueña, estaba casi segura que esas zapatillas eran casi dos números más pequeños, ¡maldición! y tendría que bailar, sí, con su anciano prometido y... ¿si fuera joven? Ja, ja, ja; como si fuera ayer recordaba a su padre cuando era joven era mucho peor podría asegurarlo. Y se dijo basta no diría nada, no esperaría nada, solo debía esperar para saber cómo actuar, sólo era cuestión de ser sumisa, no provocar, en la medida de lo posible silencio guardar, no hacerse notar y con el tiempo olvidar y hacerse olvidar y sería casi libre. Los hombres ricos pronto abandonaban a sus mujeres en el campo y buscaban otros placeres, sí, en eso se debía concentrar. Y justo cuando parecía que no acabarían sus infinitas cavilaciones su padre la empujó un poco más y se topo con...
— Lady Cinthia Florinthan.
— Hola querida, no esperabas encontrarme aquí.
— A decir verdad...- su padre le miraba con profunda seriedad, se estaba conteniendo no soportaba el cotilleo social.
— Mi hija debe llegar a su prometido para anunciar el compromiso.
—¡Oh sí! él está por alla, me alegra que pronto seremos familia. -dijo fingiendo muy bien todo el desprecio que sentía por aquel hombre que consideraba un animal.¡Bomm!, como no los había relacionado ella era una Garbers, sí, su hermano, claro le conocía casi estuvo a punto de hacer una mueca al tipo lo recordaba era muy sombrío, muy seco, agrio, muy aburrido, ¿muy ogro? Y sería su esposo, ¡con un demonio!, es que ahora ya tenía una cara y ni siquiera lo había visto, no, no sería agradable, otra vez no, ese tipo era, era, era simplemente poco agradable pero se recordó que podría haber alguien por ahí mucho peor, así que respiró y respiró, pronto Lady Cinthia se lo señaló estaba al lado de un hombre grande y bastante osco y serio y se dijo: sí, ese hombre a su lado sería mucho peor justo pensaba eso cuando el hombre osco se volteó a darle una mirada temeraria, bajo la mirada por instinto para no enfrentarlo; Lord Zacaria la tomó del brazo y la encaminó hacia su futuro esposo mientras avanzaba veía al fornido y temerario hombre salir hacia una puerta lateral y entonces estuvo ahí frente a él, el conde de Hoobulford, Eliot Garbers.
—Lord Nefilt, tanto tiempo -un aire de odios evidentes se mezclaron.
— Juaraba que estabas muerto.
— Nisiquiera un poco frío que tal tú Nefilt.
— Esperando a que te enfries.
Es que acaso su padre no estaba contento con entregarla al matrimonio con aquel hombre, es que por ello había negado el encuentro la misma tarde que le anuncio el compromiso, un mar de dudas inundaron su cabeza que empezaba a doler pero no era el tiempo de marearse, justo cuando pidió el tocador el temario gigante regresaba para acompañar a su futuro... A el Sr. Garbers o Lord Hoobulford, mantendría al conde como conde hasta que tuviera que llamarle... Mi señor, la piel se le hizo de gallina mientras entraba al tocador; el hombre fornido no dejaba de mirar su estúpido sombrero era eso o la miraba por encima del hombro. Le inspiraba pánico, mucho pánico, esperaba que no tuviera una relación cercana a Hoobulford o estaría en serios problemas de ataques de pánico ese hombre era simplemente tenebroso.Minutos después...
El menor de mis problemas son los zapatos, pero por alguna razón el semblante de mi futuro esposo era más bien apacible, bueno, un hombre maduro para casarse con una joven de mi edad debía tener ese semblante, era un alivio comprobar que el otro caballero ya no estaba cerca de Eliot ¡oh qué terrible! tener en un futuro a Hoobulford como mi señor, por muy apacible que pudiera resultar, si al menos pudiera suplicar a mi padre por irme a un convento pero esto era mi destino y lo habría de enfrentar pero primero a contener las malditas ganas e vomitar.****
Eliot la tomó del brazo le ofreció una bebida y bendito fuera por que en realidad la necesitaba y eso era... ¡brandy! una terrible mueca se dibujo pero se encontró bastante relajada mientras la sostenia del brazo al subir unos cuantos escalones y ahí estaba, lista para sonreír al que sería su nuevo futuro, con un marido viejo, feo, aburrido pero considerado ¿no podía ser tan malo si le había considerado o no?
*****
— Señoras y Señores solicito su atención... ( Bien parecía todo irreal eso debía ser normal) para agradecer su presencia en un día tan especial,- Ivett no pretendes desmayar,¡ no te desmayes!¡ y mucho menos vomites o eructes o te rías o morirás a manos de tu padre antes de la boda!- es un orgullo para mí hacer de su conocimiento que habrá boda en la familia Garbers y que me encuentro sumamente complacido por esta unión...
Y entonces otra vez estaba ahí el temible hombre.
—Lady Ivett Nefilt y Gastón Garbers unirán sus vidas unirán sus vida la próxima semana y cuentan con mi aprobación y bendición...Qué les parece? Pobre mujer cuando casi se había designado...
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Sin derecho a elegir
Ficción históricaIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...