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- ¿qué ha sucedido Ivett?
- Nada -contesto sin seguridad.

- Debo entender que no estás dispuesta a decirme lo que te sucede, hasta que tú misma puedas procesar ese "nada" que sucede de hace un par de días.

Ella le sonrío cansadamente, -Sé que debo estar al pendiente de ti no lo contrario -acarició el vientre de Madie con un montón de sentimientos que amenazaban con salir a borbotones de sus ojos, pero Madie no tenía idea de cuántos, pensó en ese momento que se debía a Gastón, al bebé que perdió, a su futuro incierto pero no que Reginal Travis aquel hombre que le inquietaba estaba incluído en aquella ecuación.

Salió a caminar a pesar de notar a Madie algo cansada, ella por alguna razón también lo estaba, demasiado miedo, demasiado dolor, demasiada incertidumbre, demasiado de todo, llevaba un vestido sencillo de color azul marino que le hacía resaltar el color de su piel y su figura femenina tenía combinación con detalles en color caqui que no restaban encantó al mismo, se veía sutilmente atrayente no era inconsciente de su sensualidad natural, llevaba más de media hora caminando, minutos atrás había tomado el sombrero en sus manos necesitaba tener la cabeza despejada, llevaba un libro en la mano izquierda que no pensaba leer pero era buena excusa por si alguien preguntaba, agradecía profundamente que Nathan tuviera mayor apegó por Moth y decidiera acompañarlo pues el día anterior solo se había dedicado a ignorarlo cosa que no consideraba justo.

Seguía pensando en las manos de aquel hombre tocándole, sus labios, las reacciones, la confusión. Todos los temores se agolparon, el dolor, los reproches, ahí estaban otra vez, sabía que la paz jamás volvería a sus días y temía al mismo tiempo que deseaba volver a ver a aquel hombre, estás contradicciones eran lo peor que le pudiera suceder.

Respiró profundamente, daba pasos distraídos y desperdiciados nada dignos de una dama y si muy parecidos a los de algún muchacho rezongon, poco a poco se alejaba queriendo respuestas que no hallaba. "Christine", dónde estaba Christine cuando más la necesitaba ¿por qué en esta ocasión no la llevo consigo?, se reprendió un poco más fuerte de lo que habitualmente lo hacía en su mente, claro está, gritarse a sí misma en medio de la nada constituiría la perfecta excusa para mandarla al manicomio pero... Aún le queda a algo de coherencia o más bien algo de discreción.

¿Dónde había quedado su tranquilidad? No lo sabía y solo Dios sabía si alguna vez podría recuperarla, volvió a regresar su atención a la ausente Christine estaba a punto de imaginar una conversación si es que así se le podía llamar a las constantes discusiones sobre la vida y la moral que ahora se irían al traste. ¿Quién sino ella había sucumbido a la tentación? Más miserable no se podía ser. Había dejado intencionalmente a Christine en Worfoll con la firme idea de que sus consejos y cavilaciones así como sus nada neutrales pensamientos expresados en voz alta al respecto de sus actos podían desencadenar una catástrofe, con sus constantes insinuaciones y su fuerte sentido de persuasión, pero ahora la deseaba consigo para poder culpar a alguien del pecado cometido al mismo tiempo que pensaba que aquello era una incoherencia y una cobardía más que agregar a su deplorable comportamiento, para suerte de Christine que no estuviera ahí, solo Ivett y nadie más que Ivett era la dueña de sus actos y responsable de los mismos el día en sucumbió ante Reginal Travis.

Respiró profundo no había una sola ocasión sin que al pensar en aquello el estómago se le revolviera dolorosamente, pensando en que debía renunciar definitivamente a la idea que su corazón guardaba de volver algún día aunque fuera lejano con Gastón, tenía ganas incluso de maldecirlo aunque lo amaba ¿Qué le daba el derecho de manejar su vida? No la quería con él, pero tampoco quería vivir con ella, ¿por qué no había firmado el maldito divorcio? Esa era la razón de aquella esperanza y la misma razón por la que sufriera cada vez más aquellos dolorosos episodios de ansiedad que agolpaban en sus entrañas, lo quería, lo amaba no renunciaba a la idea de que por algo no había firmado el divorcio pero... De que valía ahora aquel papel sin firma, probablemente guardado en un cajón o apelmasado junto a un montón de basura o hecho cenizas, no valía nada. Gastón jamás le perdonaría aquella falta, si es que podía perdonar el hecho de que un hombre la tocará sin su consentimiento, aquel hombre ya había muerto tenía testigos de cuánto había luchado, no sentía que aquello se le pudiera reprochar pero esto, todavía podía sentir el contacto de sus labios con los de Reginal Travis.

¡Maldito fuera el sr. Travis, mil veces! Y otras mil veces ella, ella que lo había dejado tocarla y besarla y darle la oportunidad de jugar a más, esa rodilla en su entrepierna había roto el encanto pero también había hecho verle lo débil que era su cuerpo ante aquel asalto, sintió que las lágrimas caerían por enésima vez y no podía continuar así, debía esperar el nacimiento del hijo de Madie para poder regresar a Worfoll y alegar mucho trabajo y volver cuando superará aquella debilidad por el sr. Reginal y tal vez con el tiempo pudiera perdonarse, no podía vivir el resto de su vida acumulando culpas estaba demasiado cansada, suspiró otra vez, deseando que al llegar a casa encontrará a una Madie cansada pero feliz con un pequeño en brazos para oportunamente comentar el terrible inconveniente que justificara su partida aunque no logrará imaginar cual podía ser.

Camino unos cuantos pasos más dispuesta a perderse no solo en sus pensamientos. Esperaba caminar cuánto fuera necesario para que al volver a casa pudiera medianamente comportarse por la tranquilidad de Madie que no era tonta y se daba cuenta que algo ocurría y aunque no imaginara exactamente el qué, no estaría tranquila y definitivamente no está dispuesta a revelar su falta a Madie y turbar la paz en su vida, ni mucho menos admitir que era todo menos una dama y que Madie pudiera culparse por ello. Lo que no sabía es que el rumbo de sus cavilaciones y de sus pasos se verían interrumpidos...

******

(Ivett)
- Ivett
Voltee inmediatamente, sorprendida, asustada y nerviosa por el efecto de aquella voz masculina, la sangre corría por mis venas con mayor velocidad, mi corazón estaba acelerado. No tuve tiempo de contactar o no pude, en esos días todo me rebasaba y todo era más rápido de lo que yo podía procesar en cada situación y está no era la excepción, con el dueño de aquella voz.

Sentí su mano en mi mejilla perturbandome y haciéndome retroceder, está confusión y este miedo no eran nuevos pero eran tan intensos, solo que no sé bien por qué el miedo, sí era por el hombre que tenía en frente o miedo de mi misma.



Aquella mañana en particular se apreciaba un clima bastante fresco pero agradable, nublado pero sin una amenaza real de que pudiera llover en aquel paisaje de árboles, era especialmente silencioso al tiempo que alegre, tal vez por ello Ivett no se sentía particularmente deprimida sino solo desesperada, no lograba ver el final de aquella situación, mi camino entre los árboles y arbustos había logrado agotarme tanto como lo hacían mis pensamientos pero pensé que lograría el objetivo de calmarme justo cuando pensaba que sería buena idea regresar a casa de igual manera pensando refunfuñando y caminando como niño rezongon dando pequeñas patadas al pasto o al aire, solo por qué sí, solo porque las cosas no son o no salen como las desea cuando su voz me había paralizado y me había hecho voltear torpemente al tiempo que deseaba sostenerme del árbol que estaba a unos pasos, al tiempo que deseaba correr y huir, no sé si de él o de mi vergüenza pero... Me había quedado quieta después de voltear como respuesta a su llamado pero sin poder mirarlo a la cara, me sentía nerviosa y podría asegurar que pálida  y temerosa cuando su mano acarició mi rostro, mi estómago se contrajo ante el temor que experimentó mi cerebro al mismo tiempo que la inquietud Qué en su alma se presentaba, este día se marcaría para siempre en mi vida, para siempre...

— Mírame Ivett, mírame...

El tono de voz que utilizaba era una súplica o una orden, no lo sabía o no lo entendía o no quería entender u obedecer pero lo hice. Levanté el rostro y mire su rostro, sus ojos y me perdí en ellos.



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Será melón o será sandía...
Me querrán ahorcar probablemente pero díganme... Quién creen que es... Quien les gustaría que fuera y que sucediera....
Besitos espero comentarios y votos..
Háganme feliz...

Sin derecho a elegirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora