De algo estaba segura, de que había entendido la mitad de poco y lo suficiente para sentirse aterrada, un hombre tan grande encima de ella claro que provocaría dolor, esos pensamientos no le ayudaban en mucho, ya tenía la boca seca y las manos sudorosas, bien, ahora tendría que ir a ver a vieja ladina por nueva información, pero qué diablos porque se expresaba así de Lady Helen, bueno con alguien debía descargar su enojo y no iba a hacerlo con Madie aparte ofender a una persona en sus pensamientos no era tan malo, además le quería solo que estaba molesta, en realidad en estos días más molesta, síntoma de la impotencia eso era todo.
- Madie iremos con Lady Ladina Warbell.Un grito ahogado por la evidente indignación fue lo que salió de Madie y luego un ceño muy fruncido le indico lo que esperaba de ella.
- Visitaremos a la querida Lady Helen y después hasta la madame para que haga la prueba del vestido y ultimar detalles.
—No puedes poner apodos a las personas y es una terrible ofensa para tu queridísima amiga llamarle Ladina -continuó con el regaño.
— Pero... ¿es que acaso no lo es?
- Basta o no te llevaré con Lady Warbell.
- No hablas en serio -chilló.
- Sí que lo hago, aunque tenga que decirle a tu padre.Torció la boca, era mejor casarse ya o huir de casa y vivir en la intemperie como un mendigo, pero Madie estaba de por medio y no olvidaría que su integridad misma, debía agradecer a ese hombre su conveniente propuesta de matrimonio, su hermano estaría lejos de su padre que empezaba a influenciarlo, ahora que con los preparativos de la boda decía que dejaran al niño a su cargo solo una o dos veces las había acompañado y eso por orden de lord Zacaria pues estaría presente en la boda por que era su hermano, el día que les encontró y regaño hablando severamente como lord Zacaria realmente las había impactado, la vieja Rosalía se encargaba de supervisar a lord Zacaría pero sus malos consejos al hijo no podía evitarlos.
- Lady Warbell -tomó su mano y pego su mejilla a esta, esperaba su consuelo y... Respuestas, todas las respuestas, consuelo si era necesario, no importaba quien fuera, saldría de la casa de su padre y cualquier cosa sería mejor que eso, ahora temía que su padre se enterará de esta visita a Lady Helen que no había autorizado.
- Esperaba por ti y llegas justo a tiempo -señalando los bocadillos.
- Comeré pero hablé lo que sea que sepa por favor. Y ahí estaba la legendaria sonrisa ladina de Lady Helen.
- Es un militar (eso ya lo sabía pero obvio con un gesto), muy severo ( eso lo podía intuir, otro nuevo gesto de: me lo esperaba), con apetitos sexuales (¡ah! Me he tapado la boca, directo al grano, otra vez su sonrisa ladina), no sé si sanos o no muy sanos pero sino lo fueran yo tendría más información claro está, amante fiel de la disciplina y la corrección (una mueca de fastidio), inteligente, de opiniones firmes, contundentes y respetables, es un tipo temerario, bastante burdo, algo así, pero según sé defendió la vida de mujeres y niños en la batalla, bueno algunas mujeres (un jadeo de terror se vislumbró), ese será tu esposo y déjame decirlo, descuida, no creo que sea tan malo, en honor a la verdad algo dictatorial pero en el caso de que no salgan bien las cosas no te abandonara, y tendrás una vida digna no se vanagloriarara de otras mujeres.
- Bien - dijo más para tranquilizarse que para aceptar la enhorabuena de Lady Warbell. Tendría que descubrir muchas más cosas de él cuando estuviera casada.Un suspiro acompaño esos pensamientos no se sentía precisamente apática, tal vez poco optimista, que más se puede sentir a causa de la incertidumbre...
Antes que Lady Helen le demostrara algo de compasión debía marcharse para la prueba del vestido y para el ajuar de novia entre otras cosas el sentimiento de repentina libertad se esfumaba a medida de que recordaba que todos esos instantes de sentirse importante querida y libre la conducían a una nueva celda con diferente verdugo.
Por ahora solo quedaba disfrutar lo que pudiera, amaba el olor de las telas, el color y brillo de las piedras, la charla de las mujeres, la sensación de las telas amoldando su cuerpo y el resultado final de todo eso. Esta vez Madie de aseguro de buscar los zapatos correctos y que todo lo que ella necesitará fuera perfecto, Lady Cinthia y Lady Ladina estaban al tanto de cada detalle tras bambalinas cosa que Ivett ignoraba, pero con un resultado maravilloso ahora estaba ahí con un vestido precioso de mangas con pequeños volantes de encaje fino engarces de hilo dorados un corsé de cordones cruzados al frente que le daban una apariencia estética que acentuaba su cintura parecía mas regia y elegante y a la vez sencilla y aplicaciones en el faldón en la parte baja y una cola preciosa con pedrería fina en formas de gota en la punta. Parecía un mujer que se casaba con un hombre importante no solo con un militar, el estilo del velo a juego con la cola era realmente precioso y su ensueño terminaría cuando en el altar alzarán ese velo para darle su primer beso.
Sí, se veía preciosa cómo jamás se había visto, ese tono hueso le parecía perfecto, tenía que dejar la tristeza, al menos ya le conocía y bueno no eran las cosas más terribles las que se decían de él ¿verdad? Pero que podrían decir de él sino le conocían...Basta tendría que conocerle y punto, nada era peor que quedarse al lado de su padre. Sólo de pensar que su padre tenía pensamientos tan oscuros; sí, debía estar agradecida fuera como fuera su esposo era su mejor opción aunque no fuera su propia elección ella no era una belleza así que nada de quejas, nada de lágrimas.
La resignación le alcanzo al menos hasta la mañana siguiente.
-Llegó una invitación para ti a una estúpida fiesta de Banhaus.
Lord Wolfoll no estaba muy contento puesto que él no estaba invitado, sólo Ivett pero en su último encuentro el teniente Garbers le informo que no estaba dispuesto a levantar habladurías antes de la boda.
- Oh, debemos asistir estoy agotada.
-Debes estúpida, para que otra cosa sirven las mujeres sino es para exhibirlas, aunque no sé por qué quiere ridiculizarse. Claramente no estás así altura.Lady Ivett resistió esas palabras pero no tenía nada que agregar solo pensar que debía amarrar su lengua y no soltar tan estúpidos comentarios.
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¿Qué sucederá en esa fiesta?
¿seguidora temiendo de su futuro esposo?
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Sin derecho a elegir
Ficción históricaIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...