capitulo 54 Encuentro Privado 2

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Estaba a unos pasó de Ivett y aquello le aceleraba el corazón...

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Pudo observar que caminaba distraída y comicamente sabía que él estaba en sus pensamientos y que a aquello se debía que perdiera su postura de dama para actuar como un chiquillo que no sabe cómo ocultar su gran travesura, eso le hizo sonreír. La dejo continuar su camino, mientras se acercaba sigiloso...

Le dió alcance y entonces la llamo por su nombre, la inquietud y su reacción le encantaban a su vanidoso corazón, era una mujer delicada, cuando dijo que la extrañaba lo miró con escepticismo pero la acorraló, con sutileza, no es que quisiera someterla en contra de su voluntad, sino más bien en su vulnerabilidad misma, esa debilidad que tenía por él.

— Sr. Travis por favor, no se acerque más, por favor no debe, no me haga esto.

Se sintió apresada suavemente con su cuerpo, replegada al árbol que tenían cerca en un abrir y cerrar de ojos era la sutil seducción de un experto y todo aquello habría sido algo más encantador si fueran dos jóvenes modelos, o peligroso si ella fuera una muchacha virginal, pero esto era... Algo escandaloso, una mujer casada teniendo un amorío con un hombre como él, un picaflor en toda la extensión de lo que implica la palabra... Sucumbió. Ambos están inmersos en un juego donde perder era más probable que ganar, ella su decencia y el su convicción de que amaba más la libertad que a cualquier mujer. Ganar, ganar solo que ambos pudieran amarse más allá de los miedos.

Dejaba que sus besos se derramarán suavemente en sus labios y sus manos acariciaran suavemente donde se habían posicionado, esta vez el hombre más cauteloso se tomó su tiempo y pronto bajo por su cuello mientras Ivett jadeaba involuntariamente hasta que....

— Pare, pare por favor, se le aguaron los ojos, por favor, yo no quiero esto, no se cómo detenerlo, pero mi corazón me grita que me arrepentiré por el resto de mi vida, pare.

—Ivett, no te haré daño, no estoy solo seduciendote, te haré mi mujer y prometo que no habrá otras, no hago promesas que no pienso cumplir, para mí no eres un juego.

Acarició su cuello, más con ternura que con seducción, de su cuello hacia abajo, después la abrazo suavemente estaba excitado pero no era el momento ella dejó que aquellas lágrimas salieran, se calmó y se limpio el rostro. Reginal la había confortado, era hombre con muchas habilidades entre ellas su delicadeza.

— Ivett eres una hermosa mujer.

Ella lo miró apenada, pensativa. Volvió a besarla, con más suavidad, dejando que se sintiera cómoda con él, mientras le dejaba en claro que el era capaz de comportarse como un caballero, al tiempo que le hacía saber que le podía procurar mucho placer.

— Te quiero para mí, tal vez no tengo el dinero suficiente para darte el nivel de vida que estás acostumbrada pero... Puedo proporcionarte una buena vida, te amaré y serás la única para mí.

Beso sus labios, otra vez Ivett estaba temblorosa, le ofrecían amarla, le ofrecían una oportunidad de vida más allá de la espera, la soledad y la miseria pero...

— Yo estoy casada - dijo en medio del sozollo y se odio por no mantenerse ecuánime pero sus sentimientos eran fuertes amaba a Gastón al tiempo que respondía a la pasión de Reginal y temía equivocarse.

— Qué sucederá si yo....

Reginal levantó una ceja, "que sucederá sino está interesada en mi oferta" eso hirió su orgullo, ¿qué deseaba entonces?

— ¿qué es lo que deseas, por qué dudas? ¿Buscas a alguien de tu posición? -Reginal sabía que ella era una Lady y él solo era una hombre con una estabilidad económica que superaba la economía de Moth gracias a una pequeña herencia, tenía su trabajo y era estable pero no a la altura de ella- quieres que solo sea un secreto.

Sin derecho a elegirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora