Estaba a punto de entrar al comedor cuando escuché a Natán exasperado. Es un chiquillo enérgico, así que puse atención a lo que le tenía ofuscado, mientras Ivett trataba de calmarlo, en realidad me sorprendió verlo ahí. Ivett estaba agachada para prestar mejor atención. Así que cuando escuché que hablaba sobre mí decidí que era mejor interrumpir la conversación.
Me sorprendió la fuerza en la mirada de Natán decidida e imperativa, su tono evidenciaba su grado de posesividad sobre Ivett, su poco respeto o temor hacia mi, y su disgusto se debía simplemente a que le quitaban todos sus derechos sobre Ivett, ella no estaba feliz, yo era un intruso, era obvio que ese chico listo sabía muy bien que yo era algo más que un intruso, su agudeza era admirable era mi casa y Vevet estaba conmigo pero él se consideraba algo así como su dueño, Natán es perspicaz, analítico, seguro de sí, recio, maduro e inocente a la vez.
Pero... ¿quién le había quitado sus derechos? "yo" un tirano. Ivett me teme, cierto no me da la gana comportarme como un idiota enamorado, simplemente porque"no estoy enamorado". Y no voy a darle a mi mujer la idea de un hombre blando a su lado, los mimos son en privado.
Ese bribón que cree tener más derecho, reclama hasta mi cama, no lo intimido y eso está bien en el futuro será un gran soldado pero no por eso voy a permitir que irrumpa en nuestra habitación; y.... porque Ivett cree que le prohibiré que estén en contacto a fin de cuentas es su hermano.
— hazte a un lado Ivett.
— No.
Esos ojos es la primera vez que me mira así, ¡que digo!, no creí que pudiera mirar así.
— Se te olvidó la plática que tuvimos sobre la obediencia.
- Hasta aquí llega mi obediencia no le permitiré tocar a mi hermano.
- Cuida tus palabras Ivett.
- Lo hago y las sostengo.
Algo impacto en mi pecho pero no entendí que. Esa mirada fuerte, valiente, dispuesta a lo que fuera por él -estuve apunto de acariciar su cara.
- te harás a un lado, tengo algo que arreglar aquí y ten cuidado con lo que digas o hagas cuando te refieres a mi.
- Lo hago pero no me voy a quitar de aquí, yo me encargo de mi hermano y usted se puede encargar de mi.
- Me estás retando.(Ivett) Que podía decir no podía mostrarme débil (le estaba rogando) que no era obvio que no quería que corrigiera a mi hermano. Natán es tan pequeño e ingenio, yo debí hablar con él, prepararlo para el cambio, Madie intento arreglarlo pero todo fue tan rápido, como podemos olvidar que los niños necesitan información sobre los cambios.
- No Ga-Gaston, -maldición como puedo estar tartamudeando.
- Bien.Me estoy asustando, por que me toma de los brazos así, no puedo decirle a Natán que corra, él es muy valiente, no quiero asustarlo, no lo estoy mirando pero se que está igual impasible con los brazos cruzados totalmente determinado.
- Gastón.
Mi voz temblorosa no me está ayudando pero si tengo que patear y arañar o matar lo haré, no puede tocar a mi hermano.
- si no te quieres hacer a un lado, yo te haré a un lado.Y entonces me alzó y me hizo aún lado, entonces vi a Natán en su postura digna de un cuadro. Al mismo tiempo que Gaston. Pero qué diablos me ha inmovilizado como puedo estar petrificada, como puede dominarme con su mirada.
(Gaston) La deje aún lado la miré en señal clara que no intentará luchar, es más que ni siquiera se atreviera a respirar, así lo hizo, no sabía cuánto se mantendría así pero por el momento lo hizo, sé que no esperaba que la levantara de esa forma pero no iba a empujarla. Así que de inmediato fui al chico pero... yo no me iba a agachar así que decidí ponerlo a mi altura con la ayuda de una silla. En cuanto puse mis manos sobre Natán sentí las manos de Ivett jalando mi brazo con furia, con fuerza, pero no me movió de mi objetivo ni un poquito.
En cuanto tuve al chico en el lugar adecuado me voltee a mirarla y tome su brazo.
- No interrumpas Ivett.
- Sí que lo haré. -Natán no tenía ningún problema, seguía en su misma postura, probablemente acostumbrado a que lo alzaran y ella... Estaba retándome.
- No me retes Ivett.
-No me gusta como le hablas a mi Vevet. -Replicó con autoridad Natán de acuerdo a su personalidad.
- A mi no me gusta como me hablas tú y como me habla Ivett.
El pequeño estaba dispuesto a rebatir pero se lo pensó mejor y se quedo con la palabra en la boca y jalo aire, en ese sentido sé que sabe que es culpable.
- Esh que tengo hambre. -se apresuró a decir, con un gesto muy cómico.
- Entonces come.
- Quiero a mi Vevet.
- Quien te ha dicho que no puedes desayunar al lado de Ivett(estuve a punto de decir "de tu Vevet", pero no iba a darle poder) el chico listo señaló a Ivett.
- ¿Por qué Ivett? -entonces la miré.- Porque debo pedir su permiso. -susurró.
- ¿y lo pediste?
- yo....
- sólo contesta si o no.
-No
- yo le dije que iba a preguntarte -me voltee a mirar a Ivett con reprobación, está bien soy rudo pero no darle la opción de una consesión a su hermano ¿quién diablos cree que soy?.
- Natán puedes acompañarnos a desayunar.
Natán hizo un gesto de asentimiento. Rápidamente se bajo de la silla y se acomodó correctamente. Ivett se quedó boquiabierta.
- Está es mi casa Natán y eres bienvenido en ella.
Natán volvió a asentir y luego sonreír.
- puedes jugar y correr.
- No necheshito tu per-rmiso para jugar-r y correr-r.
Si que me hizo toser. Antes que notase que estuve a punto de reír, me reí para mis adentros.
- Y respecto a Ivett... -fui drásticamente interrumpido.
- Esh mi Vevet.
- Creo que debemos aclarar esto de una vez.
- Debemosh -dijo con solemnidad. Rayos era un chiquillo tan lindo.
- Ivett es "mi" esposa. reafirme el mi.
- Vevet esh mía de "mi" sangre -contestó sin inmutarse, también reafirmo el mi.
Este chico si que era bueno para pelearse.
- No dormirás con Ivett de ahora en adelante.
- ¿Por-r qué eshtá en tu casa?.
- Por que Ivett es mía ahora. -De donde rayos saqué a ese animal de posesividad.
Natán súbitamente jalo aire a sus pulmones y viendo la determinación de mis ojos saltó a llorarle.
-Tu eresh mía, ver-rdad Vevet, no puede quitar-rme a mi Vevet,- se había abrazado a ella y se separó para mirarle- ver-rdad Vevet.
-Nadie te quita a tu Vevet, yo soy tu Vevet, yo soy tu Vevet.
Natán logró consolarse.
Así que tenía que poner solución a esto, porque Ivett realmente parecía desafiarme, y me miraba con ira por haber hecho llorar a Natán("ira" que diablos me pasaba algo golpeaba en mi pecho cuando reaccionaba así).
- Natán
-No quiero hablar-rte - dijo severo.
-Necesito hablarte.
El aguardo para que continuase.
- Podemos compartir a Vevet.
- ya no quiero preshtártela. -Entonces yo si que jale aire me dejo patidifuso.
- Natán, Vevet quiere estar aquí. Creo que estabas de acuerdo. (era mejor hablar de Ivett en sus términos para suavizar la situación no quería hacerlo llorar otra vez).
- Vevet esh cier-rto. - como buena esposa dijo lo que quería escucharle y me sentí inesperadamente medio sonreír.
- Es cierto.
Natán ya no se bajó de sus piernas. Termino la discusión(o eso pensé yo) y en cuanto terminó bajo en silencio. Ante de retirarse preguntó:- ¿Dor-rmiré contigo Vevet?
-Dormiré contigo Natán.Me levanté si que me levanté, pero qué diablos, que no podía irme de buena gana a un burdel, teniendo a más de una a mis pies.
Pero ella era para mi y yo quería sentir su piel. Natán no prestó atención y se retiró.
- ¿Y qué se supone? -pregunté al aire irónicamente- ¿ que yo dormiré a tus pies?.
-He dicho que dormiré con él no que dormirá conmigo. Dormiré en su habitación.Levante una ceja.
-No, tú dormirás en tu habitación.
-Lo haré señor. -no sé que rayos sucedía, me enfureció que me llamase señor.
-No me digas señor, Ivett.
-Después de dormir a Natán en su habitación regresaré a la mía. Sino es mucha molestia Gastón.
-Lo es.
-Pues lo siento de verdad pero así lo haré.
-Tú me vas a obedecer Ivett.
-Lo haré señor. Pero no en esta ocasión.
-Ivett...- Es un niño le tomara tiempo entender. -Ahora sí que me enfade por la actitud de Ivett.
-No será así Ivett, yo lo haré entender.
-No lo intente.Y justo cuando pensé que la discusión iba a terminar....
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Sin derecho a elegir
Historical FictionIvett es hija del Vizconde Zacaria Nefilt un verdadero tirano, simplemente debe presentarse y decir si acepto, su única opción "aceptar", pero el solo hecho de querer entender la razón por la que su padre decide casarla, la hace acreedora de una te...