Capítulo 2.

1.3K 115 6
                                    

—Sí, lo sabes —replicó Christian, miró a su amigo a la cara.

Dylan se movió incómodamente y asintió.

—Ella es una cosita hermosa. Y la quiero.

—No puedes usarla así —dijo Dylan.

—¡No lo haré! —espetó Christian—. No es eso. No quiero usarla. Me siento atraído por ella. Me siento atraído por su sonrisa y su risa y su cabello y la forma en que camina…

—Detente —ordenó Dylan—. Me estás haciendo sentir enfermo.

Christian se rio.

—Me gusta de verdad. Y sé que es imprudente, ¿de acuerdo? Lo sé. Pero no lo entiendes. Ella está ahí, todo el tiempo, brillando.

—¿Brillando? Dios, eres un chiflado —dijo Dylan.

Sus palabras estaban enlazadas con ligero menosprecio

—. Estudiantes de inglés…

Christian se rio por lo bajo y tragó más.

—Está bien, ¿y qué planeas hacer con la chica que brilla? —preguntó Dylan.

Observó la sonrisa extenderse por el rostro de su amigo.

—Amarla.

—Sí, y luego la chica que brilla te pone detrás de unas barras de metal
brillantes. Christian, eres un tipo inteligente. Usa tu cabeza. Y me refiero a ésta —dijo, señalando su sien.

Christian se rio entre dientes.

—No la has conocido.

—Estoy seguro de que es como todas las otras adolescentes —replicó Dylan—. Y no estoy diciendo que yo no llegaría a eso, pero la sociedad tiene un pequeño problema con eso, en caso de que no lo sepas. ¿Quieres lucir como un asaltacunas?

Christian hizo una mueca.

—Exactamente. No me importa lo mucho que brille. Hay algunas cosas que no puedes tocar.

—No es una niña.

—¿Cuántos años tiene?

—Dieciocho.

—¿Cómo lo sabes?

—Bueno, no lo sé. Creo que tiene dieciocho.

—Hombre. ALÉJATE del objeto brillante.

Christian se rio.

—No lo creo, Dylan. No creo que pueda.

Dylan negó con la cabeza.

—Sabes que puedes contar conmigo. Sin importar cómo vaya esto.

—Crees que soy un desastre, ¿no? —preguntó Christian.

—No. Creo que te cautivó. Creo que estás solo y saturado y buscas cualquier cosa ahí fuera que sea lo opuesto a toda la mierda por la que has pasado…

—Dylan…

—No, hombre. Tenemos que ser capaces de hablar de eso. Han pasado dos años, Christian. No eres el único que está todavía dolido por lo que le pasó a Elena.

El sonido de la campanilla de la puerta rompió la intensidad del momento.

Christian escuchó, indiferente, mientras un grupo de adolescentes curioseando en la tienda, charlando.

Dylan se levantó de su silla, inmediatamente en guardia.

—Jodidos niños —murmuró.

Christian sonrió.

—No han hecho nada. Cálmate.

Los hombres miraron mientras los adolescentes entraban y salían de los
pasillos, riéndose y golpeándose en los brazos.

Christian oyó a una de ellos decir
«bonito culo» e instantáneamente pensó en Anastasia.

—Oh, Dios —susurró, pasándose las manos por su cara de forma brusca.

—¿Qué te pasa? —preguntó Dylan, mirando a un chico que estaba revolviendo entre un montón de álbumes de rock clásico.

—Nada.

—¡Hola! ¿Qué puedo ayudarles a encontrar, chicos? —gritó Dylan.

Se giraron en su dirección, viendo el paquete de seis sobre el mostrador.
Uno exclamó:

—¡Hombre! ¿Bebes en el trabajo?

—Mi tienda. Mis reglas —replicó Dylan.

Todos ellos asintieron, impresionados.

—Eso es genial, hombre —replicó otro chico—. ¿Necesitas a alguien para
trabajar a media jornada?

—No —dijo Dylan—. ¿Necesitan que alguien les ayude para encontrar una grabación?

—No —respondió alguien más.

Los chicos se rieron por lo bajo.

Dylan esbozó una sonrisa.

—Entonces por qué no se largan de mi tienda.

Los adolescentes se congelaron antes de marcharse, espetándole tímidos
insultos a Dylan mientras pasaban.

—Eres un jodido estúpido —dijo Christian.

—No, no lo soy. Esas mierdas me robaron antes. Me tomó unos minutos recordarlo. Pero lo recuerdo. Ese rubio de mierda…

—¿Por qué no los denuncias? —preguntó Christian—.¿Y por qué no arreglas tus cámaras?

—No es importante —dijo Dylan—. No estamos hablando de vinilos robados. Estamos hablando de Elena.

Christian respiró profundo.

—Ella también era mi amiga, Christian—dijo Dylan en voz baja.

Silencio.

Christian abrió otra cerveza.

—Sé que lo era....

_______

Y aqui el segundo .... espero que se hagan una idea de lo que le paso a christian en el pasado...

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora