Capítulo 13. Reconciliación 2.

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Se rieron hasta llorar, se rieron hasta que sus estómagos dolían.

Se rieron hasta que la tensión se desvaneció.

—No te soporto —se quejó Avery, mirando a Oliver. Se hundió en el sillón—. Creo que eres una pequeña perra dolor en el culo.

Anastasia chilló de la risa.

—Y creo que eres una puta perezosa —respondió Oliver. Él se dejó caer en el sofá junto a su hermana y suavemente la golpeó de nuevo—. Respira, Any.

— ¡Yo… lo estoy intentando! —se atragantó.

—Dios, no sé cómo compartiste casa con él —gimió Avery.

—No sé cómo ella pasó la mayor parte del último año saliendo contigo —
disparó Oliver de nuevo.

—No sé cómo…

—¡BASTA! —lloró Anastasia por la voz de Avery.

Se secó las lágrimas de los ojos y respiro hondo

—.No sé cómo puedo soportaros a los dos.

Avery contuvo el aliento, esperando.

Anastasia la miró, luego se volvió a Oliver.

—Sí, sí. Ya lo sé —dijo él.

Se puso de pie y saco las llaves del auto de su bolsillo.

—¿Disfrutando mi auto? —preguntó Anastasia.

—Inmensamente —respondió el.

—Eres un idiota, y te amo —dijo ella.

Ella se propuso a decirle a su hermano que lo amaba cada vez que lo viera.

Se arrepintió de no decir esas palabras la noche que Oliver la ayudo a escapar, y ella no quería sentir de nuevo ese arrepentimiento.

Por no decir que siempre sintió como si tuviera que expresar su amor por él.

Todavía era un imbécil, pero ella sabía que él la amaba ferozmente, haría cualquier cosa por ella, y que justificaba sus palabras.

Cada una y en todo momento.

Oliver mostró a Avery su dedo del medio antes de salir.

—¿Desde cuándo tu hermano es tan grosero? —preguntó Avery una vez que la puerta se cerró.

Anastasia se encogió de hombros.

—Está en una fase rara en estos momentos. Está enojado con mis padres por lo ocurrido… —Apuntó a su ojo—. Y está frustrado porque aún tiene que vivir bajo su techo.

Avery asintió.

—También está muy enojado con Dios —añadió Anastasia—. Me dijo hace
unas semanas que no estaba seguro de que todavía creía en él. Me enojo cada día con indiferencia.

Avery puso los ojos en blanco.

—¿Crisis existencial a los dieciséis años? Dame un respiro. Él es un perdedor.

—Y lo amo —dijo Anastasia en voz baja.

Avery se movió en su asiento

—Él en realidad no es un perdedor. Estuvo allí para ti cuando yo no estaba.

Silencio.

—Has visto mi ojo, Avery —susurró Anastasia—. No estoy tratando de hacer que todo sea sobre mí, pero tú eres mi mejor amiga. Viste mi ojo. —Miró a Avery —.Y te alejaste.

Los ojos de Avery se llenaron de lágrimas.

Ella alzó la vista al techo en un
intento de forzar las lágrimas, pero corrieron por sus sienes de todos modos.

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora