Capítulo 45. Ángeles...

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Anastasia esperaba espadas y escudos.

Lo que obtuvo en su lugar fueron
bolsas y sombreros.

¿Esas mujeres iban a ser sus protectoras? Umm, no.

Ellas eran atrevidas, les daba eso, pero no estaba segura que fueran capaces de hacer el trabajo.

Después de todo, había cinco de ellas, pero cientos de todos los demás.

—¿Recuérdenme otra vez porque esto es importante? —preguntó Anastasia.

Se quedó acurrucada fuera de las puertas del santuario, no estaba dispuesta a entrar.

Christian estaba a su lado, su brazo abrazando su cintura.

—Anastasia, cariño, estarás bien. Tú no huyes, ¿recuerdas? —dijo Martha.

—Sí, lo hago —argumentó Anastasia—. Seguro que lo hago. —Rompió el
agarre de Christian y empezó a caminar hacia el estacionamiento.

Christian fue tras ella.

—Oye —dijo, tomando su mano y haciéndola parar—. Está bien. Podemos ir a casa.

—Estás diciendo eso solo porque tampoco quieres estar aquí —dijo Anastasia.

—Anastasia, no me importa estar aquí. Y sé que la iglesia es importante para ti. Yo quiero ir. Y no dejaré que nadie sea malo contigo. No creo que lo sean, pero estás a salvo de todas maneras.

—Esas mujeres no pueden protegerme, Christian —dijo Anastasia—. Tú tampoco
puedes.

—Nos subestimas a todos nosotros —señaló Christian. Hizo un gesto al grupo esperando pacientemente en la puerta.

—Te das cuenta que ellas son madres, ¿no es así?

—¿Huh?

Él sonrió.

—Ellas son madres. Nadie se va a meter contigo.

No lo entendía.

Ella tenía una madre, ¿pero eso qué importaba? Ella fue constantemente maltratada el año pasado.

Sin protección.

Sin simpatía.

¿Qué quería decir? No todas las madres protegían a sus hijos.

—Vamos. —La apresuro, jalando su mano suavemente.

Ella sacudió la cabeza

—A ti ni siquiera te gusta la iglesia —señaló.

—Tiene mérito —replicó él.

Esa declaración la hizo reír.

—Y es importante para ti —agregó—. Y lo que es importante para ti, es
importante para mí.

Ella asintió.

—No quiero regresar para probar que no tengo miedo de nadie. Porque no es verdad. Tengo miedo de todos.

Christian escuchó.

—Quiero regresar porque no puedo hacer todos mis estudios sola.

—Lo entiendo.

—¿Lo haces?

—Necesitas llenarte de la comida espiritual de un experto —respondió él.

Ella sonrió.

—¿Eso está bien?

—No lo que querría de otra forma —dijo.

Anastasia no estaba segura de lo que Christian quería decir con eso.

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora