Capítulo 64.Estoy bien

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—¿Dónde has estado? —gritó Christian tan pronto Anastasia entró por la puerta.

—¿Qué demonios? —respondió ella.

—¡Tú hermano está en el hospital! He estado tratando de ponerme en contacto contigo! —La tomó del brazo y la arrastró hacia la puerta.

La acompañó hasta su coche y la lanzó en el asiento.

—Oh dios mío —susurró Anastasia. El pánico fue inmediato—. ¿Qué ha
pasado?

Christian cerró la puerta y encendió el motor

—Accidente de coche.

—Dios mío.

—Uno de sus amigos ha muerto —continuó Christian.

—¡¿Qué?!

—Charlie. Creo que su nombre es Charlie. Él iba conduciendo. Iban
borrachos. —Christian salió del estacionamiento y se dirigió hacia el Hospital Nortside.

—¡¿QUÉ?!

—Hablé con tu madre por teléfono. Está histérica. Ha intentado llamarte. —Le dio una mirada de enojo—. ¿Dónde diablos has estado?

—Estaba con Carrie —dijo con aire ausente.

No podía procesar nada de lo que acababa de decirle. No podía invocar lo que debería ser una adecuada respuesta a la información. Debería gritar histéricamente, pero sus ojos eran huesos secos.

—¿Emborrachándote? —escupió.

No le hizo caso.

—¿Qué más sabes?

—Nada. Te he dicho lo que sé.

Christian arrojó una bolsa en su regazo. No había notado que llevara nada.

—Ponte presentable —gritó mientras giraban hacia Roswell Road.

Su tono tenía un punto de disgusto.

Le temblaron las manos mientras bajaba la visera y abría el espejo.

No quería mirarse.

Sabía que lucía terrible por la resaca.

No quería verse tan despeinada
cuando viera a Ollie por primera vez.

Era vergonzoso e insultante, por lo que abrió la bolsa para ver con lo que Christian la había llenado para dejarla con un aspecto respetable.

Se limpió los ojos primero, deslizando el pañitoo de desmaquillante sobre la negra mancha de delineador y rímel. Seguidamente, utilizó el enjuague bucal, pero no tenía donde escupir, por lo que en su lugar, se lo tragó.

Le quemó la garganta, igual que el vodka que bebió la noche anterior.

Se peinó los nudos de su cabello y lo
colocó en una coleta.

Notó una camiseta limpia en la bolsa, y se quitó la suya impregnada a humo, haciendo caso omiso de los pasajeros en los coches que
pasaban mirándola.

Cerró la bolsa y se recostó en su asiento.

—¿Va a ponerse bien? —No lo había preguntado antes porque tenía mucho miedo de la respuesta.

—Sí —respondió Christian.

Suspiró con alivió, agarrando el pomo de la puerta porque su cuerpo estaba temblando, y no sabía cómo detenerlo.

Siguió a Christian por el pasillo del hospital hacia la habitación de Oliver. El Sr. Steek abrió la puerta.

Asintió con la cabeza y se movió a un lado, dejando pasar a Anastasia primero.

Corrió hacia la cama de su hermano, y él sonrió cuando la vio.

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora