—Encantada de verte, Christian —dijo Millie.
Se detuvo de escribir en el gran libro
mayor que estaba en el mostrador.—Hola, Millie —dijo Christian—. ¿Te importa si paso a ver a Anastasia por un momento?
—No es ningún problema, mientras siga trabajando.
—Me aseguraré de eso —dijo él.
—Está atrás.
Christian caminó a través de la puerta, la abrumadora esencia floral golpeándolo en el rostro.
No estaba preparado para eso, pero no le molestó.
Encontró el aire perfumado instantáneamente terapéutico, y se dio cuenta de que este era el mejor
ambiente de trabajo para su novia.No que ella fuera un desastre emocional, pero pensaba que la terapia floral podría calmar un poco la dolorosa experiencia de hace
unos días atrás en la iglesia.Anastasia lo miró desde el mostrador de atrás.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó ella.
Su sorpresa era evidente, tono
ligeramente más agudo, sonrojo instantáneo en sus mejillas, sonrisa tonta.La hizo inesperadamente feliz.
—Quería ver de qué se trataba tu trabajo —dijo. Se aproximó y le dio un beso en la mejilla.
—¿De veras? —Tenía ahora una sonrisa completa.
—Sí, de veras —dijo. Se incorporó en el mostrador y se sentó, sus piernas
colgando, observando el recorte del final de una flor que él no podía nombrar.—¿Solo vas a estar conmigo? —preguntó.
—Sip.
—¿Pero no tienes trabajo que hacer?
—Puede esperar.
—¿Y Millie dijo que estaba bien? —preguntó ella.—Sip. Mientras no te distraiga, lo cual creo que ya estoy haciendo. Regresa a trabajar —ordenó él.
Ella sonrió y siguió recortando.
—¿Qué son esos? —preguntó.
Ella se rio fuerte.
—¿En serio, Christian? ¿Nunca habías visto un tulipán?
Él se encogió de hombros.
—¿Cómo podía saberlo? —Tomó uno y con cuidado cuando tocó sus pétalos.
Anastasia lo observaba por la esquina de su ojo.
Quería decirle que dejara la flor
donde estaba.El instinto le decía que accidentalmente podía arrancar uno de sus frágiles pétalos.
Pero la experiencia le decía que él podía ser gentil con la flor como
él lo había sido cuando habían hecho el amor anoche.—Las estoy incluyendo en el ramo de tu mamá —dijo ella.
Christian la estaba engañando.
Las flores que él había ordenado no eran para su madre.
Eran para Anastasia.
Él las había ordenado con la intención de observar como las arreglaba.
Él pensó que sería un pequeño bonito experimento para aprender más acerca de ella, cómo se ve ella así misma en las flores que ella escoja.
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Grey El Profesor 2.
FanficSu relación ha sido expuesta, y ahora sus vidas han cambiado para siempre. Para Anastasia Steel, la adultez prueba ser frustrante e intimidante. Ella es una pequeña niña perdida, abandonada por su familia e inciertamente por su futuro. No cree que...