—La pista de patinaje? —preguntó Anastasia, viendo la señal de
neón brillante a través del parabrisas.Christian sonrió.
—¿Disculpa poco convincente?
—¿Disculpa por qué? ¿Por mantener un gran secreto o sacar toda la mierda de mí a nalgadas cuando estuve enojada contigo por eso? —preguntó Anastasia.
Christian suspiró gratamente.
—Oh Anastasia. Cuánto te amo.
Ella se rio.
—No puedo patinar. Quiero decir, nunca lo he intentado. Nunca he estado en la pista. Pasaron de moda cuando yo estaba creciendo.
—Entonces te lo perdiste, mi amiga —dijo Christian—. Patinar es la bomba.
Anastasia se echó a reír.
—Eso es tan de los 90’s.
—Será mejor que lo creas. —Christian parpadeó hacia ella antes de salir.
Anastasia esperó a que caminara alrededor del auto y abriera su puerta.
Le tomó un poco acostumbrarse cuando empezaron a salir por primera vez.
Ella no podía entender la gran cosa de abrir ella misma la puerta.
—¿Tan solo me dejarías ser un caballero? —Christian había dicho y desde ahí, ella esperaba.
—¡Estoy nerviosa! —señaló cuando entraron.
Era exactamente como Christian recordaba, congelando el tiempo.
La alfombra confeti y el olor de algo viejo, usado y muy querido.
La música sonaba de las bocinas desordenadas que revestían las paredes en las cuatro esquinas del edificio.
Dios, él esperaba que pudieran conseguir jugar a las Cuatro Esquinas. Ganó una vez cuando estaba en la escuela secundaria, días de libre patinaje y alquiler.Oh, sí y una Coca-Cola.
Pagó por sus boletos y luego tomó la mano de Anastasia llevándola al
mostrador de alquiler de patines.Un estereotipado adolescente con piel estropeada de acné y mala actitud los miró, esperando.
—¿Qué tal hombre? —preguntó Christian.
—¿Qué talla? —respondió el chico.
—Necesito talla 12 en patines de velocidad. Mi chica necesita talla 5.5 en patines regulares —respondió Christian—. ¿Has estado un tiempo hoy?—No lo sé —balbuceó el chico. Se giró alrededor y escaneó su inventario—.
Amigo, no tengo 5.5. Solo tengo talla 6.—Oh, bien —dijo Anastasia. El alivio era evidente en su voz—. Solo miraré.
—De ninguna manera —respondió Christian—. Puedes usar la talla 6.
—Serán muy grandes —argumentó Anastasia.
—Solo inténtalo. Estás usando calcetines gruesos ¿cierto?
—No.
—Bien, inténtalo. Realmente quiero que vayas conmigo.
—¿Por qué?
El chico suspiró pesadamente.
—Porque quiero que patines conmigo —dijo Christian.
—Pero estoy aterrorizada —respondió Anastasia.
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Grey El Profesor 2.
Fiksi PenggemarSu relación ha sido expuesta, y ahora sus vidas han cambiado para siempre. Para Anastasia Steel, la adultez prueba ser frustrante e intimidante. Ella es una pequeña niña perdida, abandonada por su familia e inciertamente por su futuro. No cree que...