Capítulo 6. Entrevista poco agradable.

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—¿Conoces al Oficial Tyson? —dijo la Sra. Jackson.

Sí. Anastasia sí que lo conocía.

Él era el oficial asignado al Crestview High.

Él era un imbécil, y, justo en ese momento, en su mente, la reunión se había terminado.

El Oficial Tyson tomó asiento junto a ella, frente la directora.

—Es solo una formalidad, Anastasia.

Siempre que necesita hacerles preguntas a los estudiantes, él tiene que estar presente.

Y una mierda, pensó Anastasia.

Miró al oficial que no la miraba.

¡Eres un maldito imbécil!, le gritó en silencio.

—Sé que este año no ha sido fácil para ti —dijo la Sra. Jackson.

Se detuvo, esperando alguna clase de comentario de Anastasia para demostrar que estaba de acuerdo, pero no hizo ninguno

—. Sé que lo has pasado mal al salir del reformatorio.

Anastasia apretó la mandíbula.

Ella sabía qué se traía entre manos la Sra. Jackson: intentar pintar el cuadro de un objetivo miserable, solitario y rechazado para un depredador.

Y quería que Anastasia estuviera de acuerdo con ella.

Anastasia no lo haría.

Permaneció en silencio, mirando fijamente a la cara de la directora.

—No puedo imaginar cómo es: ser abusada y sentirse sola en la escuela —dijo la Sra. Jackson.

Anastasia levantó el mentón en una demostración de desafío.

—¿Fui abusada? No me di cuenta.

La Sra. Jackson se tensó y reasumió su discurso.

—Y cuando somos abusados y nos sentimos solos, eso nos hace vulnerables. Sé que te sentiste vulnerable. Imagino que si alguien te dijera algo agradable en la
escuela, estarías lista para ser la mejor amiga de él.

De él, pensó Anastasia.

Maldición, esta mujer es buena.

La Sra. Jackson volvió a detenerse, esperando una respuesta verbal.

Todo lo que consiguió fue un parpadeo.

Se reacomodó en su asiento, obviamente molesta.

—Es muy fácil para los adultos aprovecharse de los niños, Anastasia. Y muchos de los niños no lo ven. No se dan cuenta. Mal interpretan los motivos, piensan que a esos adultos les importan sus mejores intereses cuando realmente están ahí para
hacer daño emocional y psicológico.

¿Fue esto ensayado?

La Sra. Jackson esperó.

Miró fijo a Anastasia, instándola a hablar.

Anastasia no lo haría, y ahí fue cuando la conversación dejó de ser tan amistosa.

—¿Cuándo te solicitó el Sr. Grey para el sexo, y cuántos años tenías? —preguntó abruptamente.

Los ojos de Anastasia se abrieron de par en par.

—¿Me está preguntando cuándo el Sr. Grey se me acercó en la escuela y
me preguntó si quería tener sexo con él? Nunca.

—¿Cuándo entraste en una relación física con el Sr. Grey?

—Nunca.

—Anastasia, tenemos pruebas de que el Sr. Grey y tú están juntos.

Un pensamiento absurdo pasó por la mente de Anastasia. Imaginó a la Sra. Jackson allanando el apartamento de Christian y robando la sábana que tenía la mancha de su sangre.

—Ha terminado con las preguntas —espetó Anastasia.

—Anastasia, no estás en problemas —dijo la Sra. Jackson—. Nada de esto es tu culpa. Fuiste seducida y se aprovecharon de ti.

—No, no se aprovecharon.

—El Sr. Grey dimitió hoy. Ya sabe que lo sabemos. No tienes que intentar
protegerlo. Va a ir la cárcel, cariño.

—¡NO!

Anastasia se levantó de un salto y se fue corriendo de la oficina.

Oyó a la directora llamarla, y no le importó.

—Tengo dieciocho, tengo dieciocho, tengo dieciocho —susurraba, agarrando su mochila de la taquilla y yendo a la salida.

Se chocó con Jacob en su camino
hacia la puerta.

—Oye, ¿estás bien? —preguntó él, notando la mirada de miedo en su cara.

—Bien. Tengo que irme —murmuró, acelerando el paso.

Él la siguió.

—¿Qué pasa?

—No puedo hablar de ello —dijo Anastasia.

—¿Por qué no? Y, ¿dónde has estado? —Le agarró el brazo y la hizo
detenerse—. ¿Qué demonios le pasó a tu ojo?

—Jacob, por favor, suéltame. No puedo contarte nada. Necesito irme. Es una emergencia.

—Bien. Iré contigo —dijo.

—¡Y una mierda! —replicó, corriendo a su auto.

Él corrio tras ella.

Ella abrió la puerta de un destartalado Volkswagen negro.

—Éste no es tu auto —dijo Jacob—. Éste se parece al del Sr. Gre… —Su voz se fue apagando.

Ella lo fulminó con la mirada.

—¿Por qué estás entrando en el auto del Sr. Grey?

—Adiós, Jacob —dijo Anastasia, dando un portazo.

Él abrió la puerta del pasajero.

¿Cómo es que estaba abierta? Pensó que solo había destrabado la del
conductor.

—¡Sal! —gritó.—¿Por qué demonios tienes el ojo morado, y por qué estás en el auto del Sr. Grey? ¿Y dónde estuviste el viernes? —preguntó, cerrando la puerta.

—¿Me estás jodiendo? ¿Planeas ser un detective cuando te gradúes? ¡Sal del
auto!

—No.

Anastasia gritó tan alto como pudo.

Llenó el pequeño espacio del vehículo, y estuvo convencida de que rompería todas las ventanillas.

Y pincharía las ruedas.

Jacob esperó hasta que haya pasado antes de continuar.

—¿Él te hizo daño? ¿El Sr. Grey te hirió? ¿Le temes y no sabes qué hacer?

Anastasia lo miró con incredulidad.

Eso fue todo lo que pudo soportar.

Dedos acusadores.

Reacciones reflejo.

Debía ser Christian.

Él debía ser el chico malo.

Naturalmente.

Ella sabía que sus ojos se volvieron negros cuando se lanzó sobre
Jacob, rodeando su garganta con sus dedos.

Justo cuando su alter ego apareció de la nada.

Y estaba más enfadada esta vez.

No como con kate.

Esta versión le arrancaría la cabeza del cuerpo a Jacob.

—No —siseó—. Él nunca me haría daño. Ahora sal del maldito auto.

Lo soltó y puso la llave en el arranque.

Jacob salió en desbandada, apenas cerrando la puerta antes de que ella
arrancase para salir del estacionamiento....

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora