Grey El Profesor 2.

Capítulo 43. Avery y Dylan.

—Hecho —dijo—. ¿Quién quiere otra cerveza?

Avery lo observó con un respeto recién descubierto.

—Yo —dijo—. Me gustaría otra.

—¿Anastasia? —preguntó.

—No he tenido ninguna —respondió.

Dylan la miró confundido.

—Sí, te estoy preguntando si quieres una.

—Bueno, tú preguntaste quién quería otra.

Christian sonrió.

Dylan pensó por un momento.

—Mira. ¿Quieres una cerveza o no?

Anastasia miró automáticamente a Christian.

Avery lo vio y no lo dejó pasar.

—¿Qué? ¿Necesitas el permiso del Sr. Grey para beber?

—No —Anastasia se enojó.

No creía que le estuviera pidiendo permiso.

Ella pensaba que tenía más que ver con kate y su vago recuerdo de la fiesta de fraternidad.

Kate dijo que fue su elección, pero Anastasia no le creyó.

Todo acerca de esa noche estuvo mal, y no quería volver a sentirse así de vulnerable de nuevo cuando bebía.

Se dio cuenta en ese momento de que no era una cuestión de pedir permiso para beber.

Le preguntó a Christian—: ¿Vas a cuidar de mí? —Si se
embriagaba

Christian entendió e hizo caso omiso de Avery.

—Yo me ocuparé de ti —susurró.

Anastasia se volvió hacia Dylan y asintió.

Avery se sentó sonriendo.

—Es un buen hombre, Sr. Grey.

—Gracias, Avery.

Aunque trató de impedirlo, las chicas se achisparon.

Bueno, Anastasia se achispó.

Avery se emborrachó.

Afortunadamente no hubo vómito, pero podría haber prescindido de las risitas tontas.

No es que le importaran sus risas.

Realmente tenía que ver con el hecho de que no lo escucharon cuando trató de meterlas a la cama.

En su lugar se rieron.

Terminó gritándole a Avery porque trató de desnudarse delante de él.

Ella no podía entender por qué eso era un gran problema.

Solo se iba a poner su pijama.

—Ya ha visto un sujetador, Sr. Grey —resopló Avery.

—No el tuyo —respondió. Agarró su bolso de viaje y lo arrojó en el baño—. Ve allí.

Avery se puso de pie con las manos en las caderas y le sonrió de oreja a oreja.

—Usted es una persona aburrida.

Él se echó a reír a pesar de su irritación.

—¿Dónde has aprendido eso? ¡Qué retro!

—Es por eso que se lo he dicho. Usted es todo un hípster, un vintage y cosas así. —Señaló la camiseta de Pink Floyd que llevaba Anastasia. Y entonces agarró su sombrero de fieltro de la cómoda y se lo puso.