capítulo 56. Chica resplandeciente

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—Todavía no entiendo por qué quieres pasar el rato con nosotros —dijo Oliver. Miró por la ventana del coche mientras Anastasia los llevaba
a él y a sus tres amigos hacia la pista de patinaje—. Pero gracias por el paseo.

—Necesito salir de casa —respondió ella—. Y gracias por dejarme
acompañarlos.

Oliver hizo una mueca con un pensamiento.

—¿De nada? ¿Y, no vas a hacernos pagar la gasolina o algo así, verdad?

Anastasia rio.

—No.

—Entonces puedes salir con nosotros en cualquier momento, Any —dijo
Wesley desde el asiento de atrás—. Nos encanta presumir para las chicas.

Anastasia se rio.

—Tienes que prometer estar impresionada y aplaudirnos —soltó Charlie.

—Haz algo impresionante, y lo haré —respondió Anastasia.

—Deja de coquetear con mi hermana
—gruñó Oliver—. Es asqueroso.

—Oh, déjalo —respondió Anastasia alegremente.

Le hizo un guiño a Charlie en
el espejo retrovisor.

Él se agarró el pecho y fingió un ataque al corazón.

—Definitivamente te pediría salir si no estuvieras pillada —dijo Charlie.

—¡Amigo! —espetó Oliver.

Charlie, Wesley y Pete se rieron con fuerza.

—Cálmate, Ollie —dijo Pete—. Nadie está ligando con tu hermana.

—Bien, porque te golpearé hasta sacarte la mierda —respondió Oliver.

Anastasia rodó los ojos y giró en el estacionamiento vacío.

—Um, ¿chicos? El parque está cerrado —dijo ella, yendo hacia una plaza de
aparcamiento.

Los chicos se rieron..

—Dulce, dulce Anastasia —dijo Wesley—. Estamos a punto de mostrarte un poco de diversión alucinante.

Se desabrocharon el cinturón y saltaron fuera del coche.

Oliver abrió el maletero y repartió las patinetas.

—Esperen —dijo Anastasia —¿Vamos a colarnos?

—Uh, sí. Si por colarnos nos referimos a entrar por el agujero de la valla —
explicó Pete.

—¿En serio? —dijo Anastasia—. No sé…

—Oh, relájate. Si quieres esperar en el coche, está bien —dijo Oliver.

—¡No, no quiero quedarme esperando en el coche! —respondió ella—. Eso es totalmente penoso.

—Totalmente —repitió Charlie. Él la miró de arriba abajo—. Vamos, pequeña hermana mayor de Oliver. No tengas miedo. Vamos a cuidar bien de ti. —Le tendió la mano, y ella no se lo pensó dos veces.

La tomó y se dejó llevar hasta el
agujero en la valla.

Los cinco se colaron justo cuando la sombra y las luces de seguridad se
encendieron.

—¿No hay cámaras? —susurró a Charlie.

—No —susurró de vuelta.

Le apretó la mano, enviando escalofríos por su brazo.

Ella se alarmó ante lo feliz que la hacía sentir.

Charlie era el más lindo de todos los amigos de Oliver.

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora