Capítulo 17.

873 104 6
                                    

—Empiezas la universidad en tres semanas —dijo Christian mientras observaba a Anastasia entrar por la puerta.
 
Echó su bolso en el sillón y se dirigió a la cocina.

—¿Se aprobó mi solicitud de préstamo? —preguntó ella, agarrando un vaso de la estantería.

Lo llenó con hielo y agua, y luego regresó a la sala de estar.

—No lo sé —respondió Christian.

Anastasia hizo una mueca en sus pensamientos.

—No lo entiendo. Si mi solicitud de préstamo no ha sido aprobada, entonces no voy a empezar la escuela en tres semanas.

Christian sonrió.

—Sí. Iras.

Anastasia se dejó caer en el sofá y se llevó el vaso a los labios.

Se tomó la mayoría del agua antes de responder.

—No puedo ir a la escuela, Christian, si no tengo dinero —dijo ella con una paciencia nerviosa.

Christian se sentó en la mesa de café frente a ella.

—No necesitas hacer un préstamo, Anastasia. No vas a endeudarte para pagar la universidad.

Anastasia negó con la cabeza.

—No entiendo.

—Quiero hacer esto para ti —dijo él en voz baja.

Sus ojos se abrieron como platos.

—¿Hacer qué?

—Pagar por ello.

Anastasia se congeló.

Observó su rostro cuidadosamente.

Primero confusión.

Entonces claridad.

Luego ira.

Y luego impotencia.

—Es tu dinero de la universidad, Christian. No —dijo ella.

—Es tu dinero de la universidad. Puedo trabajar e ir a la universidad. Planeé esto de todos modos. ¿Así que si no puedo tomar tantas clases por semestre como esperaba? No me importa. Quiero hacer esto por ti. Vas a ir a la universidad, Anastasia, y no vas a salir con veinticinco mil dólares cuando todo está dicho y hecho.

—¡Ya me compraste un auto! —exclamó Anastasia.

—Bueno.

—¡Y tú pagas por casi todo!

—No es gran cosa.

—¡Lo es para mí! Quiero contribuir. Quiero pagar mis propias cosas —dijo Anastasia.

—Tú contribuyes —contrarrestó Christian—. Quiero decir, podrías recoger la ropa más seguido, pero como sea.

Eso funcionó para aliviar la creciente tensión en la sala.

Observó la comisura de la boca de ella elevarse.

—Por favor déjame hacer esto —dijo él.

—Simplemente sientes lastima por mí. Estas tomando una decisión precipitada porque sientes lástima por mí.

—No, no lo estoy. He estado pensando en esto durante días, Anastasia. Hable con…

—¡Guardaste ese dinero para ti! —interrumpió Anastasia.

Christian hizo una pausa antes de responder.

—No. Lo he guardado para ti. No lo sabía entonces.

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora